10 de diciembre de 2009

LA RISA Y EL LLANTO.

LLORAR DE RISA.

Es cierto que, en el reino animal, hasta donde se sabe, nada más los humanos reímos y lloramos. El llanto y la risa son saludables, afirma la ciencia, porque las lágrimas lubrican, desinfectan y nutren el organismo, y la risa oxigena la sangre y sirve como gimnasia a todo el cuerpo. A propósito, es divertido pensar que es imposible provocarse cosquillas a uno mismo, a diferencia de los otros animales, en que es común ver a un gato, un perro o un chimpancé super entretenidos jugando consigo mismos, felices. El soberbio escritor Friedrich Nietzsche (1844-1900) afirmaba que la risa la inventó la especie humana y conserva su exclusividad porque solo nosotros sufrimos en esta tierra tormentos de los más exquisitos. El niño llora cuando nace, sonríe a los seis días y ríe a las doce semanas, cuando empieza a comprender el mundo al que se incorporó. El monopolio de la risa coincide con nuestra posesión exclusiva del lenguaje, privilegios que en la evolución biológica aparecieron simultáneamente, explicándose la carcajada como una expresión verbal de euforia, quizás la primera voz secreta que rompió la barrera del sonido y nos inició en el manejo de la palabra y de los símbolos. Algo que revistió mucho valor en la selección natural de la especie por ser lo más común a la raza humana. Nada une más que la risa porque nos permite entender con el prójimo en un instante, abriendo la relación con los otros en la sociedad que prefiere y destaca a los individuos optimistas que la anima y tonifica, individualmente impregnando al organismo de una sensación de bienestar, hace tolerables las cargas pesadas iluminando cualquier expectativa. La risa compromete el organismo entero, por la acción que conmueve al diafragma y los músculos del tronco que juegan a manera de fuelle, acelerando la entrada y salida de aire, oxigenando la sangre, haciendo más eficiente la circulación, refrescándola, en forma similar al efecto de un ejercicio voluntario de gimnasia; al derramar la excitación nerviosa desencadena los reflejos musculares, glandulares y de otro orden, llegando a hacer saltar las lágrimas y, en el colmo de la convulsión, los flujos nasales. Sonoramente, la risa nos llama la atención en relación sólo comparable con el llanto.
Se dice que muy pocas personas pueden seguir realizando sus tareas habituales con la risa o el llanto como sonido de fondo. Los otros mamíferos, bajo el imperio de la emoción, pueden lamentarse y gritar doloridos, pero ninguno emite un sonido semejante a la risa o al llanto ni producen lágrimas. Algunos afirman que la hiena se ríe, pero como afirma el chiste, “con la vida que lleva” no tiene de qué reírse: el suyo es sólo un gruñido sin parentesco con la risa, un sello distintivo de lo humano, tal cual las lágrimas que producimos desde que nacemos y a las cinco o seis semanas de vida, naturalmente, más abundantes y de gotas más grandes en la mujer, cuya producción llega en ambos sexos a su máximo entre los seis y nueve años, atenuándose más adelante. Mientras más intensa es la crisis de llanto, con mayor fuerza se aprietan los párpados, enfrentando de esta forma la presión de los vasos sanguíneos más profundos del ojo: si no fuera así podrían romperse, tal cual en los accesos de tos, en el estornudo y aún en el bostezo. A través de las lágrimas que escurren hacia abajo por los conductos lacrimales, impedimos que se sequen las mucosas que recubren las fosas nasales y el árbol respiratorio, mucosas directamente expuestas al medio ambiente, al viento, al frío o el calor, gérmenes, partículas y gases, de los cuales nos defiende por medio de sus glándulas que forman una sábana de secreciones protectoras, que se secarían de no mediar el auxilio de las lágrimas, tan fundamentales como un chorro de aire. Además de facilitar los movimientos del ojo por lubricación y aportar a su nutrición proteínas, sales y azúcares disueltos, las lágrimas como las mucosas tienen propiedades bactericidas que detienen la multiplicación y destruyen los microbios, virtud que proviene de un elemento llamado lisozima, que en nosotros se encuentra en mayor abundancia que en cualquier otro mamífero superior; el sabio Alexander Fleming estudiaba esta substancia cuando descubrió y preparó la penicilina. Es evidente que la risa como el llanto, especialmente en los niños, mejoran nuestra probabilidad de subsistir.
En todo caso, en forma diferente a las lágrimas que pueden ser producto de un dolor perfectamente identificable, no existe una clave ni se sabe el origen de la risa: el filósofo latino Marco Tulio Cicerón se maravillaba de su poder y se preguntaba antes de Jesucristo: “¿Qué es la risa, de qué manera se suscita, dónde está, cómo existe y de qué manera estalla que deseándola cohibir no podamos, y cómo al mismo tiempo se apodera de los pulmones, de la boca, de las venas, del rostro...?” El británico G.K. Chesterton (1874-1936), que admiraba el maestro Borges, sostenía que sentir que se ríe de nosotros alguien al mismo tiempo inferior y más fuerte que uno, es espantoso. El político Winston Churchill (1874-1965) afirmaba que la imaginación consuela a los hombres de lo que no pueden ser; la risa los consuela de lo que son. El humanista holandés Erasmo de Rotterdam (1466-1536), uno de los escritores más agudos y lógicos de su tiempo, autor de “Elogio de la locura”, sostenía que reírse de todo es propio de tontos, pero no reírse de nada lo es de estúpidos. Para el ingenioso Oscar Wilde (1854-1900), como pensaba su contemporáneo Nietzsche, el mundo se ha reído siempre de sus propias tragedias, como único medio de soportarlas. El escritor italiano Pitigrilli (1893-1975), afirmaba que hacer reír no es un arte: es una ciencia. Los humoristas escriben sus mejores cosas cuando ya no son jóvenes, cuando la ponderación sustituye al ímpetu. Hay muchas clases de humor, como el cáustico del escritor francés Voltaire (1694-1778): “Bajo el título genérico de clérigo se designa a todo cristiano que se consagra al servicio de Dios y que se siente llamado a vivir sin trabajar a costa de los infelices que trabajan para vivir”. Existe el humor escéptico del crítico André Maurois (1885-1967): “La risa es una máscara para la tragedia. Todos los grandes humoristas son sus propios héroes y sus propias víctimas. El juez más severo de un buen humorista es él mismo: sabe que no encuentra lo que busca y sufre. Tener sentido del humor es ser espiritual contra uno mismo, es una máscara para esconder el dolor y, sobre todo, para esconder el cinismo profundo que la vida comunica a todos los hombres”. Existe el humor burlón del español Jacinto Benavente (1866-1954): cuando alguien le preguntó por qué calificaba de “extraordinaria” a cierta señora bastante mal educada, respondió: “Por la misma razón que usted llama a su reloj ‘extra-plano’”. Existe el humor crítico que ejerció el gran norteamericano Mark Twain (1835-1910), quien afirmaba: “La buena crianza consiste en ocultar lo mucho que nos preocupamos de nosotros mismos y lo poco que nos preocupamos de los demás”, y el humor cínico del citado Oscar Wilde: “Hoy es muy peligroso para un marido tener atenciones para su esposa en público: esto hace siempre pensar a la gente que le pega cuando están solos”. Para el sabio chino de ilustre memoria Lyn Yutang (1895-1976), la función química del humor es ésta: cambiar el carácter de nuestros pensamientos. Pero lo cierto es que nadie ha explicado lógicamente por qué ríe el hombre. El escritor español Jardiel Poncela (1901-1952) afirmaba que intentar definir la risa producto del humor es como pretender pinchar una mariposa con un palo de telégrafo. Hay filósofos que han concluido definiciones para la risa como la del neozelandés David Hector Monro, en su estudio “Theories of Humor" publicado a finales de la década de 1970: “Divertido es aquello de que nos reímos. Nos reímos porque hemos visto o escuchado algo divertido. Eso parece que es todo lo que se puede decir”. Y elabora una lista de diez circunstancias que resultan divertidas para el ser humano: cualquiera alteración o rompimiento de lo habitual de las cosas (tomar sopa con un tenedor); los actos o acciones prohibidas por las reglas de educación aceptadas (eructar en público); cualquier acto indecente (en Chile hacer un “Pato Yáñez”, gesto de ofrecer con las dos manos los genitales al respetable público, jeje); adecuar a una situación lo que corresponde a otra (innumerables ejemplos en el cine de grandes bufos como Buster Keaton); cualquier disfraz o comportamiento como lo que no se es (los hombres cubiertos con una lona semejando un caballo que nunca falla en un circo); los juegos de palabras (no es lo mismo un metro de encaje negro que...); los absurdos o necedades (el cómico afirmado en la muralla de un edificio, alguien para burlarse le pregunta: ¿estás sosteniendo el edificio?, el hombre deja de afirmarse, se retira algunos pasos y el edificio se viene al suelo); cualquiera desgracia menor (la persona que resbala en la cáscara de plátano); cualquier falta de conocimiento o habilidad (ver a alguien golpearse el dedo con un martillo), y los insultos irónicos o las agresiones ingeniosas. También estipula principios que pueden aplicarse a todas las formas de humor, como la frescura o sorpresa (chiste repetido sale podrido) y lo disparatado de una situación que introduce en un contexto lo que pertenece a otro.
La ausencia de risa revela preocupación, cansancio, aflicción, quebranto físico o sentimental; su presencia restablece cierto equilibrio del hombre en su transcurrir por la tensa cuerda de la vida, condenado a ser un producto de la cultura, pero no totalmente cultural; a ser un producto de la naturaleza, pero no totalmente natural. Es difícil definir la risa con palabras obvias, repetidas porque las tenemos entre labios en cualquier instante, sin temor a decir cabezas de pescado; cuando se habla aquí de expresiones humanas que tienen que ver con lo que traemos de siempre, lo sin vuelta que darle, y con la habilidad de burlar todos los esfuerzos con su aire de impertinente desafío filosófico que también despertó la curiosidad del gran Aristóteles, quien sólo pudo concluir que lo ridículo constituye un elemento de lo cómico. El doctor Sigmund Freud (1856-1939) sostenía que la risa es un alivio contra la estrictez de la censura ambiente; el padre del sicoanálisis transportó la contradicción básica de la vida a las profundidades de la psiquis humana, sosteniendo que allí el conflicto entre las fuertes exigencias animales de la naturaleza y las instrucciones civilizadoras del ego y del super ego, antes de Freud los llamados consciente y subconsciente, estos conflictos afloran disfrazados con humor prohibido como los chistes sobre el sexo y la hostilidad; así, para él la vida constituye una lucha entre la represión impuesta por el medio y los deseos naturales del inconsciente: nos reímos al conseguir eludir al censor y por el mero alivio que produce la liberación de la enorme energía reprimida en nuestro interior. Para el filósofo alemán Arthur Schopenhauer (1788-1860), la risa es el aliado intrépido del hombre en la batalla contra esa gobernante estricta, incansable, perturbadora, que es la “razón”; en un fragmento de su “Teoría de la risa” escribe: "La causa de lo risible está siempre en la subsunción o inclusión paradójica, y por tanto inesperada, de una cosa en un concepto que no le corresponde, y la risa indica que de repente se advierte la incongruencia entre dicho concepto y la cosa pensada, es decir, entre la abstracción y la intuición. Cuanto mayor sea esa incompatibilidad y más inesperada en la concepción del que ríe, tanto más violenta será la risa. Por consiguiente, para producir la risa se necesita siempre un concepto y una cosa particular, un objeto o acto que puede ser incluido en él y representado por él, pero que bajo otro aspecto más importante no entra en él y difiere de modo sorprendente de todo lo que ordinariamente se incluye en tal concepto."
Se reconocen varias reglas para llegar a la risa, pero la principal es una: sonreír, aún en medio de la tempestad insinuar una sonrisa, que es un poderoso medio para irradiar lo magnífico de Dios en el hombre. La mirada, la expresión de la cara no son otra cosa que corrientes de nuestra energía dinámica que de inmediato alcanza a los que nos rodean, porque nuestro rostro expresa el alma individual. La sonrisa es una energía anímica puesta en acción. Por eso una sonrisa es instrumento infalible en su poder de entrar en los corazones de los individuos. La sonrisa es la frontera entre la amistad o el rechazo, y una expresión que se cree que perciben en general todos los animales inferiores al hombre, porque produce naturalmente una energía que desconocemos brotada de un gesto de nuestro cuerpo, y que algunos relacionan con la energía del corazón (que alimenta nuestros pensamientos) sea de la calidad que sea, con el poder de entrar en contacto con las energías anímicas de los corazones de las otras personas. Al fin que es a través de la actitud del corazón como expresamos a los demás la calidad de nuestro pensamiento y estado anímico. A través del corazón es como recibimos y sentimos lo que otros nos transmiten; en una reunión los corazones se ponen en contacto a través de la mirada, la expresión de la cara y los gestos corporales, entre los cuales la risa es el más universal: el resto viene después. La risa es verdadera, no existe la risa falsa, porque levanta de inmediato una barrera perceptible a los espíritus humanos, especialmente en la infancia y al final de la vida. El hombre-niño y el hombre-anciano nunca son intimidades por una sonrisa falsa. Mágicamente, se dice que una persona que ríe por el deseo del corazón, puede curar a cualquiera de cualquier mal por el sólo acto de presencia. Porque la risa despliega la fuerza del amor (tal es su secreto).
© Waldemar Verdugo Fuentes.
(Fragmento de "Nuestra Humanidad", escritos sueltos)

26 de octubre de 2009

PERSPECTIVA DE LA NO-VIOLENCIA.

PERSPECTIVA DE LA NO-VIOLENCIA.

Por Waldemar Verdugo.

La no-violencia es una fuerza cargada de energía positiva. Una fuerza revaluada en el siglo XX de la mano de personas como Mohandas Karamchand Gandhi y Martin Luther King, expresada en una forma concreta de actuar saliendo al camino cruzando posiciones que parecían infranqueables, iniciando una vía común para enfrentar el problema agudo de la violencia francamente instalada en nuestra sociedad. Hemos heredado un mundo de violencia. La condición natural pareciera justificar esta herencia, ya que nada es posible alcanzar en ningún plano de la vida sin tensión y lucha. Nuestro instinto de conservación nos inclina generalmente a la paz, pero la historia es una cadena de violencia que contradice ese espíritu vital, que ha estado enhebrado por procesos económicos, sociales y políticos marcados por la violencia. Para una mentalidad cristiana, la incongruencia es evidente. Sin embargo, las tesis violentistas son seductoras, especialmente para la juventud, que luego advierte que los logros más valiosos han sido productos de negociaciones en tiempos de paz, porque las armas están en poder de los más poderosos, que no son, precisamente, los trabajadores y el hombre nuestro de cada día. Transformar los métodos de lucha violentos por no-violentos es transformar al hombre adentro, porque significa destruir el modelo primitivo de conducta basado en responder violencia con violencia, lo que es un modelo instintivo que debe transformarse en un modelo lógico con sus raíces en la historia evolutiva del hombre, desde donde brotan cada vez más. La lucha no-violenta exige una base metafísica, porque exige una disposición de completa convicción de que los resultados serán mejores si no respondemos mal con mal, posición orientada como manifestación personal de la creencia en una verdad trascendente.
Las raíces de la no-violencia están instaladas muy atrás en la historia. Desde la sociedad ateniense hasta la sociedad medieval estructurada de acuerdo a los principios cristianos, se puede reconocer una trayectoria cantando a la no-violencia, siendo la ley del amor universal la base racional del mundo clásico en todo el planeta, de acuerdo a los libros sagrados que conocemos de las diversas religiones, en que, por ejemplo, el hinduismo basa toda su fuerza de búsqueda de la verdad a través de la no-violencia, reivindicada cada vez más ahora cuando iniciamos un nuevo milenio y podemos observar con madurez que nos estremece los desastres causados en el pasado inmediato, por ejemplo, considerando los resultados de dos conflictos bélicos mundiales cuyos ecos aún arrastramos. Ahora cuando estamos asistiendo a una transformación de la mano del gran mestizaje que trae la red que tejemos virtualmente por Internet comunicado todo el mundo, en que la muchedumbre humana si bien fue precipitada muchas veces por caminos de violencia repugnante, de por sí innecesaria y, por eso, ilegítima, parece encaminarse con naturalidad hacia sus propias fuentes espirituales de rescatar lo vivo sobre todas las cosas, que es más atrayente de acuerdo a lo que vemos tras la ventana abierta que tenemos en la pantalla virtual.
Hasta ahora, las sociedades humanas eran cerradas, luchando cada una por su subsistencia y por extender su dominio sobre otras. Ahora, el derribamiento cada vez más extendido de fronteras y los tratados pioneros de libre comercio entre las regiones, nos acercan cada vez más a buscar soluciones comunes que se harán un día universales. En este sentido, por ejemplo, la violencia de las guerras dejarán de ser “naturales” por las necesidades de proteger territorio o apropiarse de bienes ajenos. El gran mestizaje humano nos hará cada vez más civilizados, hasta crear las condiciones necesarias para acabar con la violencia de nuestra sociedad. Para muchos estudiosos la guerra ha sido un fenómeno normal en las relaciones entre los pueblos, pero lo cierto es que fueron el resultado del afán de los gobernantes (reyes, dictadores, gobiernos democráticos o de izquierda o de derecha) de aumentar su poder político y riquezas, inspirados por la llamada tentación del poder, mal que suelen sufrir los políticos, y que en la práctica ha ocasionado catástrofes y muertes de pueblos enteros. Violencia precipitada que no sólo ha sido utilizada entre los pueblos, porque los mismos malos gobernantes, a veces ilegítimos, emplearon sus armas contra su mismo pueblo, por el mismo afán de poder o porque correspondía a las costumbres, que la comunicación actual suaviza cada vez más, cuando podemos saber exactamente en qué punto del planeta se produce una matanza pudiendo intervenir cada vez la sociedad humana conectada de hoy. Lo que parecía natural en ciertas partes del planeta a comienzos del siglo XX ahora nos parecen una barbaridad, en cien años las cosas cambiaron radicalmente. Es el caso de la pena de muerte, por ejemplo, para los considerados criminales, que era considerado un castigo natural y necesario, y que hoy es repudiada como algo indigno de una sociedad civilizada. Por supuesto que las conquistas de la civilización cambian, evolucionan, y que la lucha contra la violencia es algo de siempre y de cada época. Que los regímenes totalitarios modernos han instaurado nuevos métodos de crueldad más refinados que los del pasado y por lo menos tan inhumanos, como el enriquecimiento ilícito en desmedro de cubrir las necesidades de las gentes, males que subsistirán hasta que no hayamos crecido de tal forma, que seamos capaces de lograr una transformación más radical, la que anuncia la red virtual.
Hasta ahora “dominación” ha significado explotación y violencia, resultando crueldad del más fuerte contra el más débil, en una escalada que va de la esclavitud al régimen feudal y a la burguesía tradicional y económica, quizás regímenes inevitables en la historia de la evolución social, en que también hubo amos, reyes y patrones que trataron a sus súbditos humanamente, por eso podemos citarlo ahora. Pero, resabios de violencia institucionalizada están aún vivos. Hay que reconocer que existen aún Estados o estructuras sociales que no corresponden a la evolución de las necesidades de las fuerzas sociales y actúan solo perpetuando privilegios de minorías oligárquicas, que explotan a los grupos dominados, lo que, visto desde ciertos puntos de vista, es aún la tónica mundial dominante, en que es impensable la expresión política independiente de la religión, porque si un político se retrata como un ateo está apelando al aspecto religioso de la sociedad. Todos los grandes pensadores religiosos han tenido también una clara idea política. Si pensamos en figuras tan enormes de la humanidad como Jesucristo, parece indisoluble la política de la religión. Su ideario político era: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”, sublime inspiración: ¿para qué decir más ahora? Cercano a nuestra época, otro gran revolucionario como fue Mohandas Karamchand Gandhi (al que en India nombraban Mahatma, que significa Alma Grande, como quedó en la historia universal) originó su vida en la religión hindú y expresó políticamente la no-violencia como destino de su obra, en magnífica fusión. El Mahatma Gandhi (1869-1948) en su libro “Historia de mis experiencias con la verdad” expresa que es también el amor ("ahimsa") su arma política, y se nos aparece totalmente dominado por aquel sentimiento de bondad y de afectuosa dulzura que es la nota dominante de su pensamiento. El padre de Gandhi era funcionario estatal de grado elevado y su madre conservaba una fe religiosa apasionada y operante que se remontaba a las antiguas y sagradas tradiciones brahmánicas e hindúes. Después de haber seguido en su patria un curso regular de estudios y cuando tenía cerca de veinte años, se traslada a Londres por tres años donde perfecciona estudios jurídicos. Trasladado en 1893 al África meridional, se dedicó a realizar la obra de redención y de elevación moral y social de muchos millares de indios allí residentes. Numerosas y variadas fueron sus obras; instituyó colonias agrícolas y hospitales, y, sobre todo desde entonces, trató de eliminar las castas y religiones que dividían a su pueblo. En sus relaciones y en sus inevitables choques con las autoridades gubernativas de Sudáfrica inauguró un método de lucha, o mejor de resistencia que mantenía el respeto a la persona humana y evitaba la revuelta armada; y ya en África, en 1906, puso en práctica el "satyagraha" ("obstinación por la verdad"), conocido con el nombre de "resistencia pasiva" y parte del ideario político de los actuales movimientos no violentos de la actualidad. Regresó a finales de 1914 a la India, y a partir de este año, Gandhi fue prácticamente el jefe del movimiento nacionalista, enarbolando al principio la simple "autonomía", que toma su base de la "autonomía económica" a la que se llega mediante la "no colaboración" y después con la "desobediencia civil", que pasa a ser en fin el símbolo de la "independencia nacional" ("svaraj"). Actuó políticamente siguiendo medios que estaban en neto contraste con la práctica dominante, consideró despreciable el principio según el cual el fin justifica los medios, principio que desde muchos siglos antes se exaltaba y ponía en práctica común. En un intento de conseguir la paz religiosa de toda India, la vida de Gandhi en su país muestra una ininterrumpida serie de episodios durante los cuales continuó su actividad política, con pausas más o menos largas pasadas en duras prisiones. Sus repetidos y dolorosos ayunos (realizó dieciséis, el último de ellos pocos días antes de su fin ) eran la prueba de una completa entrega a su causa y consiguieron la devoción de los trabajadores; su palabra apasionada los entusiasmaba, sus plegarias y sus invocaciones recitadas en público, conmovían y arrebataban al auditorio.
El Mahatma Gandhi era cercano religiosamente al cristianismo, porque consideraba que era natural el orden sobrenatural, y lo considera base de creencia necesaria fundamental incluso para el hombre que actúa formalmente correcto. Como lo plantea el doctor Jesús Ginés Ortega: “Poseer a Dios es la gran preocupación de Gandhi, que entiende dicha “posesión” como algo individual pero también social. Si Gandhi ora, no lo hace sólo pensando en una intimidad contemplativa que lo limita en el goce personal. Por el contrario, su oración es una comunicación con el mundo a través de Dios. Es, como él mismo lo reconoce, su propia respiración. No concibe que haya alguien verdaderamente sensato y equilibrado que pretenda vivir por su cuenta y riesgo sin tener en cuenta a Dios. Ese tal es como un barco a la deriva, sin timón, es un hombre que vive sin principios. Cuando Gandhi se refiere a la religión, en términos genéricos, no se refiere a una religión en concreto. Para él la religión trasciende cualesquiera diferencia específica. Pues religión no quiere decir sectarismo, sino creencia en un orden moral que gobierna al Universo, que trasciende al hinduismo, al islamismo, al cristianismo, que no tiene sustituto posible. Ella los armoniza y les da auténtica vida, concluyendo que una religión que está en conflicto con las leyes fundamentales de la economía, es mala. Una religión que no tiene para nada en cuenta las cuestiones de índole práctica y no ayuda a resolverlas, no es una religión”. Este sentido fundamental del Mahatma Gandhi lo lleva a construir una de las bases de su convivencia ciudadana entre todos aquellos hombres de buena voluntad, sin obligarlos a participar del mismo credo religioso. Principio de tolerancia que le nace a Gandhi de la misma religión: “Si obedeces a la ley del amor, no odiaremos ni al hermano irreligioso... Si me pidieran definir el dogma del hinduismo, diría simplemente que es buscar la verdad por medios no violentos, una fe abierta a todas las posibilidades metafísicas y éticas del hombre”. Percibiendo en este principio las palabras de Jesucristo a la samaritana, cuando le dice que llega el tiempo en que a Dios no se le adora en un templo, sino en “espíritu y verdad”. Digamos que fue enorme la admiración de Gandhi por Jesucristo, a quien llega a considerar como modelo supremo, el príncipe de los políticos, el más grande economista de su tiempo, un no colaboracionista, el más activo de los resistentes no violentos de la humanidad.
“¿Qué es la verdad?”, se pregunta Gandhi, para responderse a sí mismo: “Es una pregunta difícil. La he resuelto diciendo que es lo que nos dicta la voz interior”. Para él cada hombre es él y su interioridad, donde se le revela un aspecto del misterio global de la verdad. Así, nadie puede ser intérprete total del ser, porque todos somos partícipes, protagonistas y antagonistas al mismo tiempo. Por eso anuncia como regla de oro la “mutua tolerancia”, porque la verdad suprema es compartida por todos, pues en todas las religiones hay una sincera búsqueda así como una conciencia de revelación verdadera, que sólo en la unión convergente brota el ser total, la sustancia verdadera humana; que no es un pensamiento abstracto, desarraigado de la realidad, por el contrario, es la reencarnación del hombre concreto donde adquiere su relieve y valor formado de comportamiento y acción, de carne y espíritu. El pilar fundamental de Gandhi, por supuesto, viene del antiguo hinduismo, uno de cuyos grandes principios es el llamado “Ahimsa”, lo que está privado de hacer el mal; no dañar vida alguna; no usar la violencia, principio también afirmado particularmente por Buda. Para Gandhi: “La no-violencia es mi primer artículo de fe; es también el último artículo de mi credo. En que la libertad del mundo, forma ciertamente, parte de la búsqueda de la verdad”. En que la fe es una roca firme donde se arraigan la totalidad de los pensamientos y acciones del hombre no-violento. Porque lo que es imposible o enormemente difícil para el hombre, la fe en Dios lo hace posible, y para mantener una estrecha relación con Dios, es necesaria la oración, que no es una simple petición: “Es una aspiración del alma”, por eso se trata de practicar esta fe de corazón, aunque sea sin palabras. Porque el silencio no es un vacío sino pura plenitud estratégica revolucionaria que insinúa hablar sólo cuando las palabras sean tan dulces como el silencio, instando a sus interlocutores a buscar por sí mismo la respuesta adecuada en su propia reflexión. La obra de transformación social, política y económica la presenta así Gandhi también como una obra de relación espiritual con Dios a través de una relación respetuosa con el semejante.
Hace muchos años, en Buenos Aires acompañé al maestro Jorge Luis Borges a cobrar unos derechos de autor que le debían en una editorial. Le pagaron con un cheque que fuimos a cambiar al banco y luego volvimos a su departamento en la calle Maipú; él tenía la costumbre de dejar dinero entre las páginas de sus libros ubicados escrupulosamente en la biblioteca, que no era una habitación en especial de su casa, sino anaqueles en las paredes, donde una mesa sencilla diaria en un rincón de la sala le servía de comedor, porque él vivía muy sobriamente. Entonces estaba viva aún su madre, doña Leonor Acevedo de Borges, a quien conocí dos años antes de que se devolviera a la distancia y era una anciana muy dulce: ambos eran atendidos por la señora Epifanía Uveda de Robledo, a quien los Borges llamaban “Fanny” de cariño, luego de haberlos servido más de treinta años; era también quien atendía los almuerzos familiares, cuando le visitaban Norah Borges, hermana del escritor, y su familia; y era quien atendía a quienes, como quien esto escribe, llegaban a verlo. Debo decir que muchas veces tomé desayuno o almorcé con el maestro Borges atendido con la excelente disposición que la señora Fanny siempre tenía: vaya en su agradecimiento este recuerdo. El maestro Borges me hizo mejor, yo tenía veinte años y era un estudiante extranjero con quien él fue esencialmente protector: me regaló un par de zapatos y una máquina de afeitar eléctrica que era lo más lujoso que tenía, también, cuando se daba cuenta que yo andaba sin dinero, me mandaba a abrir un libro específico de su biblioteca y me decía que tomara algo que me había dejado allí, y que lo tomara como un intercambio de valor por valor, por la lectura que le hacía de cosas que necesitaba leer o por tomarle algún apunte que me dictaba. Algunas veces me regaló paquetes con libros que a él le enviaban y que no le habían gustado, que eran envueltos con mucho cuidado por doña Fanny, diciéndome él que los vendiera en la librería de usados y que me dejara lo que dieran: así lo hacía y nunca guardé uno de esos libros. Cuando salíamos, a veces estábamos mañanas enteras conversando en el café Florida o en el de la Galería del Este frente a su departamento, o en el café El Cisne de la calle Charcas: siempre él estaba preocupado de que junto a mi café comiera un sandwich, aunque él mismo rara vez comía fuera de su casa. En su hogar el maestro Borges, era de lo más austero, no tenía televisión, ni tocadiscos ni radio, sólo libros muy precisos, vivían con lo justo él y su madre y no necesitaban más. Alguna vez le oí decir que era una canallada vivir con el lujo que algunos lo hacen, existiendo gentes sin tener qué comer.
A mi entender, Jorge Luis Borges era un asceta, y una lectura de su obra desde este punto de vista entregará insospechados conceptos. A la manera que caracteriza la obra, justamente del Mahatma Gandhi, que exalta la idea y práctica de la no-posesión. Para los no-violentistas tener más de lo necesario es un atentado a la humanidad, es contrario a la verdadera revolución en que la posesión mayor que la necesaria para todos distrae de la actividad esencial que es de orden espiritual. En todos los grandes hombres y mujeres que han abogado por la no-violencia vemos un ejemplo de austeridad. Cuando Gandhi escribe a sus discípulos desde la cárcel, anota enfáticamente: “Es un robo tomar algo que pertenece al prójimo, incluso con el permiso del dueño, cuando no se necesita realmente. No siempre conocemos nuestras necesidades reales, y gran parte de nosotros multiplicamos nuestras necesidades sin justificación; de esta manera nos convertimos inconscientemente en ladrones... El rico posee montones de cosas superfluas que no necesita y, por tanto, descuida y derrocha, mientras que millones de personas mueren de hambre por falta de alimentos. Si cada uno guarda lo que necesita, a nadie le faltará nada, contentándose cada uno con lo suyo. Si queremos ser auténticos adeptos de la no-violencia, no hemos de desear nada de esta tierra que no pueda tener el más mísero de los seres humanos”. Para Gandhi, si bien la propiedad más allá de lo necesario constituye un robo, la ausencia de trabajo también lo es, porque el trabajo justifica la responsabilidad del hombre en la sociedad. Al respecto, el mismo Gandhi se reconoce deudor de fuentes cristianas, reconociendo que en su lectura de Leon Tolstoi descubrió la validez universal del trabajo, como medio de comunicación con Dios y los hombres. Ganarse el pan con el sudor de la frente lo entendió como una revelación y como un principio elemental de conciencia humana. En que no está ajeno el dejar de trabajar si es necesario, porque el “satyagraha” da como un derecho reconocido desde tiempo inmemorial, el que todo individuo puede negar su colaboración al amo que gobierna mal. Porque nadie está obligado a envilecerse. La no-cooperación a la manera planteada por Gandhi es más que un movimiento político; es una conducta de purificación que pertenece al orden de las realidades religiosas, es un arma espiritual, es borrarse a sí mismo en el orden de relación con Dios a través del trabajo, a manera de expresar la pasión por la verdad y la confianza en que el hombre debe entender porque está preparado para ser mejor.
(Fragmento)
(c)Waldemar Verdugo Fuentes, 2009.

EL PASTOR NEGRO.

EL PASTOR NEGRO.

El Mahatma Gandhi inspiró felizmente a líderes mundiales como el pastor negro cristiano Martin Luther King (1929-1968), el líder negro que revalidó en América el mismo espíritu que hizo posible la independencia de la India. La elección de Barack Obama en 2008 como presidente de Estados Unidos, en gran medida, ha sido posible gracias a la lucha que en su momento sostuvo el pastor Luther King con su movimiento de igualdad de razas, quien en su libro “Fuerza del amor” afirma: “Todo el concepto de Gandhi sobre el satyagraha, tenía para mi un significado profundo. Al irme adentrando cada vez en la filosofía gandhiana, mi escepticismo sobre el poder del amor disminuía progresivamente; llegué a comprender por primera vez que la doctrina cristiana del amor puesta en práctica por el método de Gandhi de la no-violencia, es una de las armas más potentes de que puede disponer un pueblo oprimido en su lucha por la libertad. La Biblia y las enseñanzas de Jesús me han dado el significado de la resistencia pasiva; las técnicas de su puesta en práctica las he tomado de Gandhi”. El objetivo de su vida fue la liberación de los negros en la sociedad norteamericana a través de la no-violencia, en que mucho influyó la política de Gandhi, a quien el pastor negro vuelve a citar en su obra “Por qué no podemos esperar” cuando afirma que “la tradición religiosa del negro nos preparó para la resistencia no-violenta similar a la de los cristianos primitivos que constituyó una ofensiva moral de una potencia tan arrolladora que conmovió al imperio romano. En su propio siglo la ética no-violenta del Mahatma Gandhi y de sus seguidores amordazó los cañones del Imperio Británico y liberado del colonialismo a más de trescientos cincuenta millones de personas, cuando la no-violencia en forma de boicot y de protesta quebrantó la monarquía británica y preparó así la plataforma para la ulterior liberación de las colonias de una dominación injusta”. La revolución no-violenta del pastor Luther King transcurrió en Estados Unidos de dulce y amargo. Fue un camino duro pero fructífero. Uno de los sucesos más sombríos para el líder negro fue el que vivió en 1936, cuando en Viernes Santo fue a parar a la cárcel de Birmingham, enfrentado a justificar una de sus acciones no-violentas ante el soberbio concejal Bull Connor, represor de los hombres de color, y también ante sus amigos negros y compañeros sacerdotes cristianos y demás pastores, que lo hubieran preferido más discreto, según narra la situación en una memorable carta que escribe desde la prisión, el 16 de abril de ese año (fragmentos): “Mientras me hallo recluido aquí, me llegó la calificación vuestra a mis acciones de poco hábiles e inoportunas. Son pocas las veces en que me detengo a responder críticas formuladas contra mi trabajo e ideas. Si tratase de contestar a todas las críticas, a mi no me quedaría ni un instante para realizar una tarea constructiva. Pero, como os creo hombres de intenciones fundamentalmente buenas y que vuestras críticas son sinceras, intentaré responder a vuestra declaración con unas pocas palabras... Estoy en la cárcel de Birmingham porque también está aquí la injusticia. Así como los profetas del siglo VIII antes de Cristo abandonaban sus pueblos y difundían su mensaje divino muy lejos de los límites de sus ciudades originarias; así como el apóstol Pablo dejó su pueblo y difundía su mensaje divino muy lejos de su pueblo más remoto, así me veo yo también obligado a difundir el Evangelio de la Libertad, allende los muros de mi ciudad de origen; soy consciente de la interrelación existente entre todas las comunidades y los Estados. No puedo permanecer con los brazos cruzados en Atlanta sin sentirme afectado por lo que en Birmingham acontece. La injusticia en cualquier parte que se cometa, constituye una amenaza para la Justicia en todas partes. Nos encontramos cogidos dentro de las ineludibles redes de la reciprocidad, unidos al mismo carro del Destino. Cualquier cosa que afecte a uno de nosotros directamente, nos afecta a todos indirectamente. Quienquiera que viva dentro de las fronteras de los Estados Unidos tiene derecho a que no se vuelva a considerar nunca más forastero en el territorio de la nación. Deploráis las manifestaciones que tienen lugar aquí, pero todavía es más lamentable que la estructura del poder blanco de la ciudad no dejase a la comunidad negra otra salida que ésta. Toda campaña no-violenta tiene cuatro fases básicas: primero, la reunión de los datos necesarios para determinar si existen las injusticias; luego, la negociación; después, la auto purificación; y, por último, la acción directa. Hemos pasado en Birmingham por todas estas fases. Hasta los seminarios para aleccionar sobre la no-violencia, donde nos preguntamos reiteradas veces: “¿Sabrás aceptar los golpes sin devolverlos?... La acción directa no-violenta trata de crear una crisis tal, y de originar tal tensión, que una comunidad que se ha negado constantemente a negociar se ve obligada a hacer frente a este problema, que ya no puede desconocer bajo ningún concepto. Podrá parecer raro que yo cite la creación de un estado de tensión como parte del trabajo que incumbe al resistente no-violento. Pero no me asusta la palabra “tensión”. No me dejaré de oponer siempre a la tensión violenta, pero existe una clases de tensión no-violenta necesaria para el crecimiento. Así como Sócrates creía que era necesario crear una tensión en la mente para que los individuos superasen su dependencia respecto de los mitos y de las semi verdades hasta ingresar en el recinto libre del análisis creador y de la evaluación objetiva, así también hemos de comprender la necesidad de la tensión social no-violenta creadora que sirve de acicate para que los hombres superen las oscuras profundidades del prejuicio y del racismo, elevándose hasta las alturas de la comprensión y de la fraternidad. La meta de nuestro programa de acción directa radica en crear una situación crítica que desemboque necesariamente en una salida negociadora. Sabemos por una dolorosa experiencia que la libertad nunca la concede voluntariamente el opresor. Tiene que ser exigida por el oprimido. Hace años que estoy oyendo esa palabra “Espera”. Suena en el oído de cada negro con penetrante familiaridad. Este “espera” ha significado casi siempre “nunca”. Tenemos que convenir con uno de nuestros juristas más eminentes en que “una justicia demorada durante demasiado tiempo equivale a una justicia denegada”. Estoy de acuerdo con San Agustín en que “una ley injusta no es tal ley”...
El pastor Luther King se pregunta: ¿Cómo se sabe si una ley es justa o no lo es? Y afirma, desde la cárcel de Birmingham, que “una ley justa es un mandato formulado por el hombre, que cuadra con la ley moral o la ley de Dios. Una ley injusta es una norma en conflicto con la ley moral. Para decirlo con palabras de Santo Tomás de Aquino: “Una ley injusta es una ley humana que no tiene su origen en la ley eterna y en el derecho natural. Toda norma que enaltece la personalidad humana es justa; toda norma que degrada la personalidad humana es injusta”. Los mandatos legales segregacionistas son injustos, porque la segregación deforma el alma y perjudica a la personalidad; da al que segrega una falsa sensación de superioridad, y al segregado una sensación de inferioridad asimismo falsa. La segregación acaba relegando las personas a la condición de cosas. Por eso, la segregación es, además de inadecuada política, económica y sociológicamente, moralmente equivocada... Algunas veces una ley es justa por su texto e injusta en su aplicación. Por ejemplo, se me arrestó por manifestarme sin permiso. Ahora bien: nada hay de malo en que exista una ordenanza que exija un permiso para manifestarse. Pero esta norma se vuelve injusta cuando es puesta al servicio de la segregación, porque simplemente no dejan manifestarse a los negros, denegando a todos los ciudadanos el derecho de reunión y protestas pacíficas... Bajo ningún concepto preconizo la desobediencia ni el desafío a la ley, que nos llevaría a la anarquía. El que quebranta una ley injusta tiene que hacerlo abiertamente, con amor, y dispuesto a aceptar la consiguiente sanción. Opino que un individuo que quebranta una ley injusta para su conciencia, y que acepta de buen grado la pena de prisión con tal de despertar la conciencia de la injusticia en la comunidad que la padece, está de hecho manifestando el más eminente respeto por el Derecho. Naturalmente no hay ninguna novedad en esta clase de desobediencia civil... la practicaron de modo soberbio los cristianos primitivos, que estaban dispuestos a enfrentarse con leones hambrientos, con el dolor insoportable de la tortura antes que someterse a ciertas leyes injustas del Imperio romano... Tengo que confesarles honradamente dos cosas, hermanos míos cristianos y judíos; tengo que confesar, primero, que en los últimos años he quedado profundamente desencantado del blanco moderado. Casi he llegado a la triste condición de que la rueda de molino que lleva amarrada el negro y que obstaculiza su tránsito hacia la libertad, no proviene del miembro del Consejo de Ciudadanos Blancos, o del Ku Klux Klan, sino del blanco moderado que antepone el “orden” a la justicia; que prefiere una paz negativa, que supone ausencia de tensión, a una paz positiva que entraña presencia de la justicia; quien dice siempre: “Estoy de acuerdo con el objetivo que usted se propone, pero no puedo aprobar sus métodos de acción directa”, que cree que puede fijar un plazo a la libertad del prójimo... Resulta mucho más desconcertante la aceptación tibia que el rechazo sin límites... Por lo demás, los que seguimos la senda de la acción no-violenta no somos quienes creamos la tensión. Nos limitamos a traer a la superficie la tensión oculta que se hallaba en estado latente desde mucho antes. La sacamos a la luz, porque así se la puede ver y actuar en consecuencia”. Las luchas inspiradas por el pastor negro comenzaron con insignificantes boicots a los almacenes del pueblo que trataban de mal modo a los vecinos negros que llegaban a comprar, pero el primer esfuerzo del pastor negro era llevar a sus militantes a “examinar y bruñir las armas fundamentales: su corazón, su conciencia, su valor y su sentido de la justicia. Podemos hacernos libres a nosotros mismos”. El primer día del mes de diciembre del año 1955, la empleada negra Rosa Parks se niega a ceder el asiento a un blanco en un bus en la ciudad de Montgomery. Es arrestada. Los negros se rebelan con furia, pero Luther King los convence de iniciar una resistencia pasiva frente a la injusticia: el boicot a los buses. Los negros comienzan a ir a su trabajo a pie o en los automóviles de otros negros, que los transportan gratuitamente. Las autoridades creen que el hecho es una protesta aislada, pero a los cincuenta días de resistencia, los buses recorren vacíos las calles y la compañía sufre pérdidas millonarias. Así, las autoridades deciden actuar contra Luther King y, acusado de conducir su vehículo a 50 k/h en una calle en que la velocidad máxima permitida era de 40 k/h, es arrestado y conducido a la cárcel, donde escribe: “Nunca había tenido problemas con la policía, no sabía que querían de mí. Cuando me detuvieron y el furgón policial partió velozmente, comencé a orar: sabía que podían llevarme fuera de la ciudad y dejarme medio muerto al borde de una carretera. Recuperé el ánimo cuando vi el letrero luminoso de la Prisión de la ciudad. Menos mal. La prisión no me asusta”. La noticia de su arresto despertó a los negros que se ubicaron en las afueras de la prisión, cubriendo las calles circundantes, silenciosos pero en actitud amenazante, lo que obligó al alcaide a ponerlo en libertad. Las autoridades de Montgomery, entonces, se valen de un juez complaciente, quien declara que el transporte en vehículos particulares realizado por los negros en esta campaña, es ilegal. Se cita a Luther King, quien apela de esta decisión a la Corte Suprema, que declara inconstitucional la segregación racial en los buses, y en diciembre de 1956 la decisión final entra en vigencia: en el primer bus integrado sube el pastor negro Luther King, un pastor blanco, y Rosa Parks, marcando una acción no-violenta insigne entre las que marcan el inicio del fin de la segregación racial en Estados Unidos. En 1962, en Alabama, el pastor negro incita a no comprar en los establecimientos que ostentan emblemas segregacionistas, y algunos negocios disminuyeron sus ventas en un cuarenta por ciento.
El año 1963 conmovió al mundo negro libre. En Estados Unidos continuaba la segregación a pesar de ser ese año el centenario de la cancelación de la esclavitud en el país, firmada por el legendario presidente Abraham Lincoln. Pero la realidad era que la segregación había llegado a un punto insostenible, la renta de los negros era la mitad de los blancos en un mismo empleo, el negro americano veía que en otros continentes había Estados negros que alcanzaban su independencia política, y en las Naciones Unidas hombres de Estado de color daban su voto en asuntos que tenían influencia en todo el mundo, mientras ellos aún no tenían derecho a voto en muchas ciudades de su país, seguían excluidos de muchos restaurantes, lineas de transporte, centros de diversión, universidades; ellos seguían segregados y humillados y es cuando Martin Luther King se levanta como uno de los más fuertes líderes mundiales simbolizando la pura indignación de su raza, que ha entendido que “el enemigo con el que se enfrentaba el negro dejó de ser el individuo que le había estado sujetando a la opresión, para convertirse en el sistema defectuoso que permitía esta actitud por parte del individuo”. Sofocando otros líderes de color que preconizaban la violencia porque estaba aferrado a la idea fija de que la violencia no puede ser frenada con violencia. Por eso propone sin dudas la acción, pero no una acción que sea copia de la acción del materialismo dominante, sino una acción inspirada en la no-violencia del amor, la única posible de romper la espiral de violencia humana. Decía él: “La no-violencia es un arma poderosa y justa; es un arma sin comparación en la historia, que corta sin herir y ennoblece a quien la esgrime. Es la espada que sana. Respuesta moral a la vez que práctica a la petición negra de justicia; la acción directa no-violencia demostró poder ganar victorias sin perder guerras”.
El 22 de noviembre de 1963, el mundo libre y en especial Estados Unidos reciben con tristeza la noticia del asesinato del Presidente J.F. Kennedy en Dallas. El pastor negro de él había recibido el mayor apoyo en su lucha por acabar con la segregación racial, cuya influencia seguiría más allá: a comienzos de 1964 el Congreso norteamericano aprueba la “ley de derechos civiles” como un homenaje a la memoria de Kennedy. También ese año Martin Luther King recibe el Premio Nobel de la Paz, “por haber sostenido con firmeza y continuamente el principio de no-violencia”, y recibe el apoyo decidido a su causa del Papa Paulo VI, quien compromete desde entonces como posición el apoyo de todos los católicos a su causa de acabar con la segregación racial en el mundo, hecho que aún está lejos de acabarse, y hace de estas figuras pioneras una fuente de inspiración vigente. En una época en que se ve tanta segregación racial que uno llega a pensar que sólo seremos una sola raza cuando encontremos (o nos encuentren) seres extraterrestres y entonces pasemos a ser “nosotros y ellos”. .
Lo cierto es que la aplicación estructurada de violencia en la historia de la humanidad ha suscitado, inevitablemente, reacciones violentas. Usando términos políticos, la violencia reaccionaria ha generado violencia revolucionaria. Las revueltas de esclavos contra los amos es anterior a Cristo, que cuando vino al mundo capturó con su mensaje a muchos de los contrarios al violento régimen romano; en la Edad Media, revueltas de campesinos o siervos contra los señores, son a lo que representan en la historia contemporánea las revoluciones sociales contra clases dominantes o regímenes opresores, que surgen como reacción a algún tipo de violencia. La historia nos ha enseñado que la violencia genera mas violencia que cuesta miles de vidas humanas hasta ahora, muchas veces amparados por una mala interpretación de ideologías, como sucedió con el marxismo comunista, o en ideologías que hacen de la violencia el medio principal de su acción, como el anarquismo.
“La historia de todas las sociedades que han existido hasta nuestros días es la historia de la lucha de clases”, es una de las primeras frases del “Manifiesto Comunista” (publicado por Marx y Engels en 1848) y contiene la tesis principal marxista respecto a la diferencia de clases, uno de los aspectos esenciales de esta filosofía social, que, si bien presenta formulaciones obsoletas hoy día (como la de que las sociedades humanas se dividieron siempre en dos clases: los opresores, o clase dominante, y la de los oprimidos, o clase dominada, que se considera simplista y superada por la evolución social y tecnológica), también rescata formulaciones perfecta (que algunos hermanan con el cristianismo, no por nada al comunismo se le llamó en sus comienzos “el nuevo cristianismo”) como la que enuncia que el hombre oprimido, el proletariado, tiene una misión en cierto sentido mesiánica: la de lograr, a través de su propia emancipación, la libertad definitiva de la sociedad entera de todo antagonismo de clase. Desafortunadamente se ha puesto en práctica esta intención utilizando la violencia para llevar a cabo lo que podría ser una revolución final, de destruir la clase dominante, de instaurar un nuevo Estado y de preparar de esta manera el advenimiento de la sociedad sin clases. Es decir, quienes han utilizado el marxismo, a la manera inmemorial política, han utilizado al pueblo como carne de cañón, en varios aspectos, como ser directamente en la guerra o sin preparar al oprimido y exigiéndole con resultados inmediatos enfrentar una acción para la cual no tiene el conocimiento que a otros tomó años lograr.
Al respecto es un caso señero lo que vivimos en Chile a partir de 1970, cuando asumió el gobierno el doctor Salvador Allende y muchas industrias nacionalizadas que quedaron en poder de los obreros terminaron quebradas porque el trabajador no estaba preparado para tomar a su cargo la producción, no tenía preparación cultural para asumir la responsabilidad de ser dueño del producto de su trabajo. Lo que se unió al abandono de sus puestos de trabajo, de uno y otro bando, para asistir a las diarias manifestaciones públicas, que desencadenó un caos de suministro básico absoluto, lo que despertó el mercado negro, el favoritismo, el sabotaje, y culminó en 1973 cuando toma el poder el general Augusto Pinochet y una junta militar de gobierno, utilizando la violencia como pocas veces se vio en el siglo XX. Los que vivimos ese 11 de septiembre no podíamos creer que nadie podía salir de sus casas mientras era bombardeado el Palacio de La Moneda. Por supuesto que en el fracaso del marxismo en Chile intervinieron poderes oscuros que involucraron, como después hemos ido sabiendo, gobiernos e intereses extranjeros, los propios intereses de los privados en el país, otras ideologías y extremistas, pero es cierto que si los trabajadores hubiesen estado preparados para asumir el momento histórico que significaba al ascensión al poder en forma señera de un presidente marxista elegido por votación popular, si hubiésemos estado preparados, quizás hoy esa época no sería recordada como la más dolorosa de nuestra historia.
Tampoco en Rusia ni en China (considerando los ejemplos más importantes) existía un proletariado como Marx tenía previsto. Simplemente porque, aún hoy, no existe el desarrollo necesario e inevitable de poseer de la fuerza revolucionaria que podría llevar a cabo el acto revolucionario comunista. Entonces ocurrió lo que hemos visto: Lenin, primero, y luego Mao Tse Tung cambiaron la teoría original comunista; Lenin confiriendo al Partido y dentro del Partido a los dirigentes, que debían reemplazar en cierto modo a “las fuerzas de producción unidas y conscientes” necesarias que no existían en la Rusia zarista, y Mao Tse Tung, en un país donde el proletariado industrial era casi inexistente, y el campesino pasivo y totalmente disperso, entonces, reemplazó, sin más, el proletariado marxista (resultado de un proceso económico) por la fuerza militar del ejército popular chino, formado y dirigido por comisarios políticos, que desempeñan el papel de agentes revolucionarios. Así ha ocurrido en todas las naciones comunistas, donde no ha sido o es el proletariado el que dirigió o dirige la revolución o el Estado marxista, sino los dirigentes del Partido, quienes se arrogan (más o menos a la fuerza) la representación de todos los trabajadores. Debemos distinguir la filosofía de Marx y Engels de la práctica que se le ha dado, llámese marxismo-leninismo, militarismo de Mao predicando que “el marxismo salvará a China”, o el comunismo castrista contemporáneo.
(Fragmento de “Perspectiva de la No-Violencia”)
(c)Waldemar Verdugo Fuentes, 2009.

LA ALFABETIZACION COMO PRINCIPIO.

LA ALFABETIZACIÓN COMO PRINCIPIO.

La herramienta esencial de la no-violencia es la educación, y de esta la alfabetización. En nuestros países de América el único que ha adelantado al respecto en estos últimos cincuenta años es Cuba, que tiene el menor número de analfabetos (una tasa de menos de un cuatro por ciento conformado por personas mayores de sesenta años). De Fidel Castro se ha escrito más que de ningún otro político latinoamericano, se le ha abordado de casi todas las formas comunes y se utilizarán otras más allá de nosotros. Hace unos pocos años, el agente de proyectos de uno de los estudios de cine para quienes suelo escribir en Norteamérica me habló indicándome que se comunicarían conmigo ciertas personas, que deseaban contratarme para escribir un guión basado en la vida de Alina Fernández, la hija rebelde de Fidel Castro, quien vive en Miami, y cuya historia tenían proyectada para una cinta internacional. Así fue como me hablaron y, antes de decidir, solicité que me enviaran el material de información que tenían: me hicieron llegar la versión publicada de las memorias de Alina, editadas por Plaza & Janes (1997, 258 páginas), y una copia de la versión original que había entregado la autora, que eran unas mil páginas en total. Leí el material y les propuse un cuestionario para que hicieran llegar a Alina, especificando algunas cosas que estaban relacionadas más que nada con reafirmar fechas históricas y hechos en que fue protagonista. A los pocos días, me hicieron llegar unas ocho horas de grabación respondiendo mis preguntas, en que se notaba la total predisposición de ella para responder de la más completa forma posible cuanta referencias necesitáramos para escribir el guión.
Entonces visité Cuba para andar las calles que retrata Alina. Solicité unos días allí a mi libre albedrío, para intentar detener cualquier poder ajeno que pudiera alejarme de mi solo deseo de visitar La Habana más que nada por caminarla, dejarme estar en ella más allá de un par de obligaciones de abrir mis ojos para retratar lo más fielmente posible una esquina, un local, una plaza o el Malecón. Tuve el alto honor de conocer a Natalia Revuelta, una de las reinas madres de la Revolución cubana: hablé con ella en una ocasión, un par de horas, más que suficientes para entender porqué esta mujer ha sido el amor más permanente en la vida de Fidel Castro. La madre de Alina Fernández, “Naty” como le dicen en Cuba, es excepcional y por supuesto nunca lo suficientemente reconocida: al final sus contactos por ser de familia educada con ancestros aristocráticos, y sus joyas, dieron forma a los primeros actos revolucionarios. No por nada, de profesión abogada y políglota ella fue quien enviaba siempre comida y libros a Fidel cuantas veces este debió escapar a la Sierra o estuvo en la cárcel. Con una mirada penetrante de sus ojos verdes muy claros, perfectamente arreglada con sus labios de rojo carmesí, “parece una fuerza de la naturaleza” como la define Alina en sus Memorias, vestida de blanco impecable, Natalia Revuelta dijo: “A mi edad, he cumplido ochenta años, puedo decir que siempre he sido algo más que la amante de Fidel y la madre de su hija Alina. Para Fidel su proyecto revolucionario siempre estuvo sobre su vida personal. Y en cierta medida, para mi también ha sido así: me lo saqué del corazón y lo puse en mi cabeza; ahora lo veo como un ser de gran dimensión al que sigo respetando. Soy cubana, por eso soy una mujer resistente, porque los cubanos hemos resistido todo. He trabajado cuanto he podido por la revolución de mi país; si naciera de nuevo, lo haría igual. Y, en lo que a mi respecta, si hemos esperado más de cincuenta años para que nos levanten el bloqueo internacional, perfectamente podemos esperar otros cincuenta, en que se nos ha impedido vender el fruto de nuestra tierra y nuestro trabajo, negándonos suministros, para disminuir los salarios reales y monetarios, “a fin de causar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno”, que son palabras oficiales que te recito de un documento oficial de 1960".
Natalia Revuelta se refiere a un memorándum del gobierno norteamericano
desclasificado en 1991, y que describe el objetivo último del embargo o bloqueo contra la isla. En el documento, del 6 de abril de 1960, un año antes de la invasión organizada por los Estados Unidos contra Cuba, el entonces Subsecretario de Estado Adjunto para los Asuntos Interamericanos, Lester Dewitt Mallory, escribió las siguientes palabras discutidas en una reunión encabezada por el entonces presidente Dwight D. Eisenhower: “No existe una oposición política efectiva en Cuba; por tanto, el único medio previsible que tenemos hoy para enajenar el apoyo interno a la Revolución, es a través del desencanto y el desaliento, basados en la insatisfacción y las dificultades económicas. Debe utilizarse prontamente cualquier medio concebible para debilitar la vida económica de Cuba. Negarle dinero y suministros a Cuba, para disminuir los salarios reales y monetarios, a fin de causar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno”. Fue la misma táctica para destrozar las funciones del gobierno de Salvador Allende utilizadas contra Chile, donde, por ejemplo, el desabastecimiento y el mercado negro surgieron de inmediato. Y es bajo esta política de bloqueo a una isla que nacieron y han vivido las dos terceras partes de la población cubana, quienes han tenido que padecer, sobrevivir y desarrollarse en las particularmente difíciles condiciones que imponen las superpotencias buscando el aniquilamiento de la resistencia, y que ha de quedar como ejemplo de fortaleza, dignidad y soberanía de la nación cubana; en noviembre de 2008, la resolución condenatoria del bloqueo que desde 1992 presenta Cuba a la Asamblea General de Naciones Unidas obtuvo una votación inédita: 185 votos a favor, con los votos en contra de Estados Unidos, Israel y Palau. Pero las Naciones Unidas son un referente, no una obligación.
Para Natalia Revuelta, “en Cuba se ha desarrollado la maquinaria ideológica mas violenta de la historia contemporánea, más de medio siglo sistemático de sufrimientos y muertes de niños y personas inocentes, por la privación de medicamentos, de materias primas , de tecnología y en general de las condiciones propicias para el terrorismo internacional que han desplegado en territorio cubano las otras naciones. Sin embargo los cubanos somos los únicos latinoamericanos que no tienen niños muriendo de hambre, ni viviendo en la calle, ni comiendo de la basura. Tenemos alrededor de un noventa y cinco por ciento de la población alfabetizada, con prácticamente el 100 por ciento de la población infantil escolarizada, lo que es un logro cubano ante el mundo, aunque mis relaciones con el régimen no son de los mejores, con la Revolución educacional permanecen intactos. Yo les he dicho que existe ineptitud para resolver problemas, que acepten que hemos cometido errores. Hay cosas que se deben mejorar. Educación gratuita, medicina gratuita, vivienda gratuita, pero, ¿cuánto gana un cubano en moneda nacional? Casi nada. Por ejemplo, una persona con carrera universitaria, un doctor, especialista muy bien preparado en tratar... niños, gana menos de veinte dólares americanos al mes. Es verdad que las condiciones en que estamos impide aspirar a una vida mejor. Cualquier persona trabajando podría aspirar a una vida mejor, con dedicación y sacrificio, pero en la esperanza de una mejor condición de vida. En cincuenta años de gobierno revolucionario el pueblo cubano tiene acceso a todo gratis, a cambio de su trabajo que es remunerado con un salario irrisorio. No tenemos salida mientras no podamos comercializar y movernos libremente con el mundo. Yo le dije a Fidel que era una época de cambio, que levantara las fronteras y pudiera salir o entrar quien quisiera hacerlo, que mucho se ha hecho y eso deberá reconocerlo el mundo, pero que estaría bien ampliar las libertades para el desarrollo privado, les dije que explotaran el turismo de nuestra maravillosa isla, pero me dijeron que debían seguir fieles a su posición y nunca se doblegarían ante el capitalismo. Y se enemistaron conmigo. Me dio risa, jamás miedo. En 1994 sucedió algo que me molestó. Como combatiente del Moncada siempre fui a los actos del 26 de julio como tal, pero ese año una persona me dijo que esperase en la presidencia mientras los otros combatientes aparecían bajando la escalinata. Pregunté por qué. "Son las instrucciones, compañera", me respondió. Pero yo había ido allí para estar con mis compañeros y no precisamente para sentarme en la presidencia, así que rompí la invitación ante su mirada y no fui más. Casi no salgo, pero escucho radio y veo televisión. Igual, en el fondo de mi corazón siento que hemos luchado solos, somos un pueblo que vive inmolado creyendo que lo más valioso es la dignidad del hombre por sobre todas las cosas. Pero también siento que de nuestras cenizas ha de brotar una idea posible para una civilización nueva, justa y acogedora para todos.”
Anduve libremente las calles de La Habana. Me acompañaron los últimos cuatro días dos amigos que viajaron desde México para cuidar mis espaldas, según me advirtieron cuando les conté del proyecto que consideraron no precisamente un proyecto fácil de enfrentar, y temiendo, luego me confesarían cuando llegaron a La Habana, que me expusiera a algún peligro estando solo. Debo decir que tener amigos es un tesoro invaluable, y a quienes me refiero son para mí un regalo de Dios en la Tierra. Con ellos me pude dar el gusto de placeres tan saludables como el de abrir de par en par las ventanas del Hotel Ambos Mundos, para dejarse invadir de pronto por la brisa de la bahía, mientras trepa desde la bruma la silueta de la Catedral de La Habana; en el cuarto 511 de ese hotel de la calle Obispo -en pleno centro histórico- que el propio Ernest Hemingway había calificado como “un buen lugar para escribir”, y luego salir caminando unos pasos hasta El Floridita, para probar los daiquiris Papá, y seguir un agradable paseo por las calles adoquinadas hasta los mojitos de La Bodeguita de Enmedio, y felices del mundo salir por las calles olorosas de café y tabaco, cantando a viva voz. Nadie nos molestó jamás. Ni un policía ni un vecino se acercó si no era requerido para responder nuestras preguntas por una dirección o indicar un sitio. Debo aquí anotar que mi disposición afectuosa a la isla venía desde antes: otros dos amigos muy queridos me habían enseñado a querer a Cuba como tierra propia: el primer actor Frank Moro, que hizo una importante carrera en México y Estados Unidos, quien ya no está con nosotros, y cuya amistad me honró, así como Ninón Sevilla, que es, según creo, la más alta estrella que aporta Cuba al cine mundial, y mantiene una carrera vigente en telenovelas. Con Ninón somos amigos hace muchos años: cuando llegué a vivir a México contratado por revista Vogue, ella me encontró el departamento que sería mi hogar por muchos años, en las esquinas de Londres y Dinamarca en el Distrito Federal; desde un comienzo Ninón fue una de mis hadas protectoras, y lo sigue siendo hasta ahora. Entonces, cuando visité Cuba lo hice sabiendo que pisaba la tierra en que habían nacido personas cuya cercanía ha sido una bendición en mi vida.
Confesé a mis amigos que me complicaba el escribir este guión, a pesar de que tenía dos razones poderosas para aceptarlo: Alina Fernández nunca se refiere mal de Fidel Castro, quien en lo que a mi respectaba en el contexto histórico era el personaje principal del guión, y, segundo, por ella misma, pues me parece que Alina es una personalidad más allá de ser la hija de Fidel, y rescatando los hechos de su vida en Cuba donde estuvo casi toda su vida, a su manera hizo cuanto pudo por su pueblo, donde era bloqueada por partida doble: por las condiciones que embargaban la isla y por la policía secreta que su padre le impuso siempre siguiendo sus pasos. Pero, sabía que debía enfrentarme a mi propia conciencia al retratar para el mundo una época histórica fundamental de nuestra civilización. Siguiendo los deseos de mi corazón decidí entregar la decisión a Dios y me puse en Sus manos. Fue entonces cuando ese agente de los estudios en Hollywood me llamó bastante descorazonado para informarme que Alina Fernández había cedido finalmente los derechos de sus memorias a Artist Relations Group, una empresa nueva de películas que se inicia haciendo audiciones y relaciones públicas para la industria de cine, agradeciendo mi disposición para ver el material y viajar a la isla, lo que para ellos significó una pérdida de inversión y tiempo, y para mi fue una experiencia única.
El caso es que debo decir aquí que en ningún país he podido conversar en las aulas académicas con más comunistas que en Estados Unidos. He llegado a creer que si alguna vez en el futuro renace el comunismo como sistema de gobierno, perfeccionado, sin olvidar sus raíces cristianas, ese país es Norteamérica, donde hoy por hoy existen al menos los más importantes teóricos al respecto. Por supuesto que son más quienes catalogan de utopía una posible sociedad sin clases. Pero hay quienes en verdad creen posible un estado de cosas y un medio para vivir donde no existe dominación ni explotación ni ningún tipo de violencia, una sociedad en que todos son libres de buscar y elegir el desarrollo pleno de la persona inspirada en el respeto mutuo. Por supuesto que afirmar que “la violencia es el motor de la historia humana” es una idea marxista obsoleta y no se podría llegar al estado final de no-violencia anhelado por Marx, según su tesis de la lucha de clases. Es evidente que los actuales regímenes que se apoyan en Marx no corresponden ni cercanamente a los anhelos suyos. Porque el objetivo final de Marx y Engels era la no-violencia concebida como única solución para alcanzar el pleno desarrollo, objetivo que excusaba la violencia para llegar a un estado de no-violencia que corresponde a la idea última del hombre como final de la historia, lo que siempre ha sido una idea vaga para quienes han seguido lo que inspiraron libros como “El Manifiesto Comunista” y “El Capital”, y hoy luchan en una dimensión nueva en el plano internacional, por la oposición de países “en desarrollo”, que se consideran explotados por la burguesía capitalista internacional de los países “desarrollados”.
En el futuro más cercano que lejano, gracias a la conexión mundial que ha posibilitado la red de internet, sin dudas que deberá florecer con mayor fuerza el ideal de una sociedad sin clases, en el sentido que, según los términos de Engels, hay que desarrollar las fuerzas productivas “en todo su esplendor” para que sea posible hacer participar a todos los miembros de la sociedad humana en los beneficios de la producción, de la civilización y de la cultura, con las mismas oportunidades para todos y una participación adecuada y justa a todos en los productos sociales y en la dirección (en lo económico y en lo político), en que no es noble quien hereda un título sino aquel que se comporta como tal. Dirigidos por lo que Marx explica como una entidad estatal en una sociedad sin clases, totalmente subordinada a toda la sociedad humana y al servicio de ella y de su bien común. Algo que, por supuesto, ahora más que nunca, al menos técnicamente, estamos preparados para entender cuando estamos comunicados por la red virtual.
Si el error de Marx y Engels fue apoyar si es necesario la violencia para llegar a la no-violencia, lo que en vez de acercarlos a sus deseos los alejaba, porque está dicho por Jesucristo que “el que usa la espada, perece por la espada”, otros hacen francamente de la violencia como medio de acción, citando, por ejemplo el anarquismo, que es un grupo con una organización interna estricta que no se auto proclama como anarquista, y que considera a los demás grupos revolucionarios de izquierda o de derecha como “aburguesados”. Es así, por no carecer de una identidad pública, que se han colgado de ser anarquistas casi todos los grupos revolucionarios, de izquierda o de derecha, que utilizan la violencia como medio para conseguir sus objetivos.. Con pensadores y activistas previos como William Godwin o Gustavo de Molinari,
el anarquismo se desarrolla en el siglo XIX primero con la obra de Pierre-Joseph Proudon, para luego expandirse y fortalecerse llegando las primeras discusiones en la Primera Internacional Comunista, especialmente con la militancia y el pensamiento de Mijail Bakunin (1814-1876) y Piotr Kropotkin (1842-1921). Este último era un teórico, que defendía una organización social de tipo comunista, pero sin organización estatal. El considerado verdadero inspirador del anarquismo es Bakunin, que luego fue excluido de la Internacional Comunista por el mismo Marx, contrario al radicalismo de acción violenta anarquista, que se ha difundido un poco en todas partes.
En el continente americano el anarquismo tiene precursores nativos como Henry David Thoreau (1817-1852) y otros,
que formarán una tradición individualista de mercado que luego hará contacto con las ideas europeas; posteriormente y relacionada con la migración europea anarco socialista se da en Norteamérica el evento pionero del 1 de mayo de 1886, que hasta ahora se celebra como Día del Trabajador. Henry David Thoreau plantea en 1848 en su obra “Desobediencia Civil” una tesis que lo llevará a la cárcel por incitar a la desobediencia civil en un apasionado alegato en defensa de los derechos individuales frente al poder del Estado; afirma que “aquellos que desaprueban el carácter y los procedimientos de un Gobierno y sin embargo le prestan su adhesión y apoyo, son sin dudas su más concienzudo sostén y por lo mismo el obstáculo más serio para cualquier reforma”. Sostiene cierto sentido incluso en llegar a ser encarcelado por oponerse a la injusticia: “allí deben ir a parar el esclavo fugitivo, el prisionero mexicano en libertad condicional, y el indio que viene a denunciar los abusos que se cometen contra su raza; así confinados estarán en un ambiente más libre y honorable, allí donde el estado pone a los que no están con él; la cárcel es el único recinto en un Estado esclavo donde un hombre libre puede conservar su honra. Si alguien piensa que su influencia se perdería allí y que su voz no alcanzaría a llegar a oídos del Estado, o que no llegaría a ser considerado enemigo dentro de sus murallas, será porque no habrá llegado a comprobar hasta qué punto la verdad es más fuerte que el error, ni cuánto más capaz de combatir la injusticia será aquél que la haya sufrido en su propia persona. Es preciso no conformarse con poder depositar un voto en la urna: hay que reforzar lo que queremos con toda nuestra convicción. Una minoría importa cuando está conformada al parecer de la mayoría (en que no es siquiera una minoría), pero es irresistible cuando carga todo su peso en la balanza. Si se pone al Estado en el dilema de encarcelar a todos los hombres íntegros, o renunciar a la guerra y la esclavitud, el Estado no vacilará en lo que debe preferir”.
Los anarquistas tienen una fuerte influencia de Juan Jacobo Rousseau (1713-1788), cuando afirma que el individuo es bueno por naturaleza y es la sociedad (o el Estado y sus instituciones) quien destruye su felicidad. Afirma que al aparecer la sociedad, el hombre comienza a perder la libertad y las desigualdades comienzan a ganar terreno cuando se establece el derecho de propiedad y la autoridad para salvaguardarlo. En que la sociedad es un engaño, los hombres se unen supuestamente para defender a los débiles pero en realidad lo que hacen, es defender los intereses de los más ricos. Afirma que el primer paso es la transformación del individuo mediante la educación. Predica una nueva modalidad de Contrato Social que devuelva al hombre su estado 'natural' sin que por ello deba dejar de pertenecer a una comunidad; contrato social basado en el establecimiento de “una forma de asociación (...) mediante la cual cada uno, al unirse a todos, no obedezca, sin embargo, más que a sí mismo y quede tan libre como antes”. Es un pacto de la comunidad con el individuo y del individuo con la comunidad. Cada uno de los asociados se une a todos y a ninguno en particular. Este pacto, crea la “voluntad general” que ni es arbitraria ni se confunde con la suma de las voluntades egoístas de las voluntades individuales de los particulares. Entonces aparece el concepto de soberanía, que encarna la voluntad general, la cual es inalienable, nunca se delega, así el gobierno no es sino un ejecutor de la ley que emana de la voluntad general, y puede ser siempre substituido. Rousseau entiende establecer de este modo simultáneamente, la soberanía popular y la libertad individual. Porque, al hacer contrato con la comunidad, cada individuo está realizando también un contrato consigo mismo, en tanto que al obedecer a la "voluntad general", está siguiendo su propia voluntad. Rousseau fue el ilustrado que más influyó en los ideales que inflamaron la Revolución Francesa de 1789, y a los comunistas del siglo XIX, así como a los anarquistas quienes de él rescatan su creencia de que el mayor logro de la humanidad es la libertad del individuo para poder expresarse y actuar sin que se lo impida ninguna forma de poder, sea terrena o sobrenatural, por lo que instan abatir todo tipo de gobierno, luchar contra toda religión o secta organizada, en cuanto que éstas representan el desprecio por la autonomía de los hombres y la esclavitud económica. Así, afirman que combatir al Estado como entidad que reprime la auténtica libertad económica y personal de todos los ciudadanos se convierte en una necesidad inmediata y la desaparición de cualquier gobierno se considera un objetivo revolucionario a corto plazo. La doctrina anarquista original impone para su acción una sola limitación olvidada por los grupos auto proclamados anarquistas: la prohibición de causar perjuicio a otros seres humanos, y de esta limitación nace otro presupuesto ideológico básico que se olvida en los grupos que utilizan al nombre de anarquistas: si cualquier humano intenta hacer daño a otros, todos los individuos bien intencionados tienen derecho a organizarse contra él.
En Sudamérica se difundió el anarquismo a través de inmigrantes europeos llegados a Buenos Aires, entre quienes destacaron Ericco Malatesta y Pietro Gori. En 1890, el inmigrante español Manuel Chinchilla creó las primeras organizaciones anarquistas entre los obreros tipógrafos de Valparaíso y Santiago de Chile. En un comienzo la organización no fue concebida como mera herramienta de lucha contra la patronal, sino también como auténtica universidad popular, en las cuales estudiaban, se practicaba la solidaridad y donde prefiguraban el mundo en el que querían vivir. En Chile, tuvo en Santiago un prendimiento inmediato, uniéndose los anarquistas a los profesores de oratoria hablando a viva voz con los vecinos en la Plaza de Armas, ubicados en sentido contrario al que ocupan los jugadores de ajedrez, costumbres que hasta ahora se mantienen extendidas a la primera calle de Ahumada hasta la esquina con Huérfanos. En este contexto de organización y de agitación, nacen los primeros núcleos de actividad anarquista, que incentivan universidades populares como el Centro de Estudios "Rebelión", editores del primer periódico chileno declaradamente anarquista, "El Rebelde", en 1898, que inicia la publicación de prensa anarquista pionera, como El Ácrata, La Campaña, Agitación, La Antorcha, El Alba... En 1908, en Antofagasta, se agrupa el Centro de Estudios Sociales "Luz y Vida", que edita su informativo del mismo nombre hasta 1917. En 1911 aparece otro medio de influencia anarquista en Valparaíso, llamado "La Batalla". Más tarde aparecerá "La Verba Roja" (1918), y un sinnúmero de periódicos de gremios de influencia anarquista, que algunos explican por ser el gremio de impresores pioneros anarquistas en Chile, desde la influencia misma de fray Camilo Henríquez, editor de “La Aurora de Chile”, cuyos escritos hasta ahora son lecturas históricas anarquistas.
(Fragmento de “Perspectiva de la No-Violencia”)
(c)Waldemar Verdugo Fuentes, 2009

24 de octubre de 2009

FRAY CAMILO HENRIQUEZ, EL ADELANTADO

FRAY CAMILO HENRIQUEZ, EL ADELANTADO.

En "Ensayo sobre la vida y escritos de Camilo Henríquez" cuyo autor es Luis Montt, se relata que desde muy niño mostró fray Camilo inclinación al estudio, y un carácter meditabundo y melancólico, que sus padres tomaron por signo de vocación religiosa , es por ello que a los 9 años es internado para que estudie en el colegio Carolino de Santiago. En 1784 cuando tenía quince años, un tío materno religioso de la orden de San Camilo, llamada de la Buena Muerte, logró que fuera enviado a Lim
a: en el convento es instruido por fray Ignacio Pinuer, teólogo chileno, de quien aprende gramática latina, sicología y lógica. Completó sus estudios como religioso el 28 de enero de 1790. En un documento firmado por otro de sus maestros, fray Luis Martínez de Morentin, este afirma que Camilo Henríquez “tenía una distinguida capacidad y no cedía a persona alguna en su contracción al estudio. Hizo extraordinarios progresos y adquirió crédito y estimación por su saber, habiendo dado preferencia a las investigaciones políticas, al examen de autores modernos y al cultivo de las ideas liberales”. Visión que se ve reforzada con la reconstrucción histórica de Luis Montt, que señala: "La instrucción que entonces se daba en los conventos, como en la generalidad de los colegios, era escasa y deficiente para formar un hombre medianamente ilustrado... La geografía, las matemáticas, la historia, las bellas letras, eran completamente desconocidas en las aulas conventuales. Estudios tan incompletos no podían satisfacer a un espíritu aplicado e investigador como el de Camilo, y se dedicó con empeño a la medicina, a las ciencias naturales y a la filosofía social, o mejor dicho, a las ciencias políticas. Hacíalo este último estudio en los libros de Juan Jacobo Rousseau y otros autores franceses que, aunque prohibidos en los dominios españoles eran los que podían darle nociones más exactas y verdaderas”.
La etapa que comienza entre 1796 y 1809, está plasmada por diferencias históricas, las cuales se deben a la cantidad de procesamientos a las que se enfrentó Camilo Henríquez con el Tribunal de la Santa Inquisición, sin embrago todos coinciden que las razones de los procesamientos se debieron por tener libros prohibidos y consagrarse a sus lecturas. El destacado investigador chileno José Toribio Medina, plantea que el fraile fue procesado tres veces; la primera en 1796, la segunda en 1802, la cual documenta en el libro "Historia del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición en Chile", de donde se desprende que fray Camilo fue perseguido por una causa que finalizó en 1803, quedando en claro que el fraile leía el “Contrato Social” de Rousseau. Y la última en 1809, cuando se señaló que cierto día le pidió una persona, que acaso era espía de la Inquisición, una obra de Voltaire para leerla. Fray Camilo se la negó, diciendo que no era incompatible con sus conocimientos. Esta misma persona le delató al tribunal afirmando que seguía siendo lector de libros prohibidos. No demoró mucho el Santo Oficio en mandar a sus alguaciles a la celda del fraile, donde se encontraron en ella efectivamente algunos libros excomulgados. El relato continúa con: “Camilo fue sometido a prisión y como la presteza en el enjuiciamiento no era una de las virtudes de aquel piadoso tribunal, permaneció algún tiempo en los terribles calabozos de Lima. Al fin, accediendo a las repetidas instancias de los padres de la Buena Muerte, el inquisidor general hizo venir de La Paz a fray Bustamante, doctor de alguna fama, para que examinase a Camilo Henríquez. Informó el doctor Bustamante que fray Camilo era un católico cuya ortodoxia no podía ponerse en duda, y que el estudio que hacía de los libros heréticos que se le habían sorprendido era relativos a política”. De acuerdo al trabajo histórico del peruano, Manuel Palma Soriano llamado “Anales de la Inquisición" se señala: “Un inquisidor se constituyó en su celda... Se encontró que los colchones de la cama de Henríquez estaban rellenos de libros, y el ilustrado chileno fue conducido en el acto a las mazmorras del Santo Oficio... es probable que, en 1810, se le ordenó que pasase desterrado a Quito”.
En 1811 regresa a Chile, su reinserción política se ve iniciada el 6 de enero, cuando comienza a circular el manuscrito “Proclama de Quirino Lemáchez”, documento de su autoría, en el cual insta a votar por hombres capaces de luchar por las ideas independistas en las elecciones por la formación de un Congreso Nacional. La proclama fue re-publicada en El Español, de Londres, y en la Gaceta de Buenos Aires, Argentina. El primero de abril de ese mismo año, participa en la sofocación del llamado "Motín de Figueroa". Luego, el 4 de julio, se constituye el primer Congreso Nacional, donde participa como diputado suplente por Puchacay. A instancias de la inauguración del Congreso, fray Camilo pronuncia un sermón que escandalizó al público monárquico y devoto que asistía a un Te Deum en la Catedral de Santiago y que quedó en parte registrado en las actas de las secciones de los cuerpos legislativos. En noviembre en el Congreso, promueve un plan de estudios, cuyo fin era organizar la enseñanza pública, el cual es reconocido como la idea inicial de la creación del Instituto Nacional.
El 16 de enero de 1812 es nombrado por José Miguel Carrera Verdugo y la Primera Junta de Gobierno en Santiago, como redactor de La Aurora de Chile, primer periódico nacional, donde comienza a trabajar. Frente a la edición del primer prospecto, hay versiones divergentes, ya que la mayoría postula que se realizó el 12 de febrero, sin embargo, existen evidencias de distintos tipos de colofón de impresión, que hacen suponer que existieron al menos tres impresiones del prospecto. El primer ejemplar numerado circula el 13 de febrero y el cronista de la época fray Melchor Martínez relata: “No se puede encarecer con palabras el gozo que causó su establecimiento. Corrían los hombres por las calles con una Aurora en la mano; y deteniendo a cuantos encontraban, leían y volvían a leer su contenido, dándose los parabienes de tanta felicidad, y prometiéndose que la ilustración y la cultura transformarían a Chile en un reino de sabios”.
En La Aurora de Chile participaban como colaboradores Antonio José de Irisarri, Bernardo de Vera y Pintado y Manuel de Salas; además bajo los seudónimos de Cayo Horacio, Roque Harismenlic, Canuto Handin y Patricio Curinancu, escribía fray Camilo Henríquez. El éxito inmediato del periódico levanta interés por conocer a sus hacedores y refresca los problemas que había tenido fray Camilo con la Santa Inquisición en Lima y son desmenuzados sus escritos, y el 18 de agosto de 1812, la Junta de gobierno chileno nombra por medio de un decreto, a una comisión encargada de "formular un proyecto de reglamento de imprenta”, lo cual fray Camilo, interpreta como un acto de censura a sus ideas, a lo que responde con dos decisiones, la primera fue no publicar el decreto, pese a que por su naturaleza de "Ministerial y político" debía haberlo publicado; y la segunda medida, fue la publicación en el ejemplar del 3 de octubre de 1812, de un extracto del discurso -que el mismo tradujo- del poeta inglés Milton, acerca de la libertad de prensa. El periódico es censurado y el número siguiente de “La Aurora de Chile”, dos meses después, publica la censura oficial del gobierno y el discurso entero de Milton que en letra destacada se anuncia rescatando la frase: “Ya que estáis diciendo que volvamos a ser esclavos, a lo menos aprovechémonos del corto tiempo que nos resta para despedirnos de la libertad”.
Otra de las obras de importancia en la cual participó como redactor fue el "Reglamento Constitucional Provisorio" de 1812, primera constitución política, trabajo que le fue encargado por José Miguel Carrera, que siempre lo apoyó. En esta etapa da vida a su primera obra dramática, la cual titula "La procesión de los tontos". El jueves 1 de abril de 1813 se deja de imprimir La Aurora de Chile y nace el "Monitor Araucano". Frente al suceso Vicuña Cifuentes escribe: “Dejó de publicarse La Aurora sin aviso previo ni declaración póstuma con referencia a las causas que motivaban su ausencia definitiva; lo que hace hoy aventurada cualquier suposición sobre esta materia. El hecho de que cinco días después apareciera por la misma imprenta, bajo la misma redacción y como órgano oficial también, El Monitor Araucano, aleja toda sospecha de desavenencias entre Henríquez y la Junta y hace pensar que, deseoso tal vez el Gobierno de que el periódico que tuviese en lo sucesivo su representación no fuera el mismo que tantas resistencias había provocado, con sus audaces teorías, en la parte timorata de la población, decidió, de acuerdo con Henríquez, suspender la publicación de aquél y fundar inmediatamente otro de carácter oficial más definido, como en efecto lo tuvo El Monitor, el cual, por sus exiguas proporciones, se prestaba poco, además, para continuar en él la obra de propaganda revolucionaria en la forma amplia y verbosa en que la había planteado Henríquez en la Aurora”.
Mientras el "Monitor Araucano" circulaba, el 23 junio de 1813, se establece la libertad de imprenta en Chile. Al mes siguiente la idea de fray Camilo frente a la formación de un colegio, se plasma el 27 de julio cuando es creado el Instituto Nacional de Chile, el cual entra en funcionamiento el 10 de agosto. Ese mismo año escribe "Catecismo de los Patriotas" y ve concretarse otra de sus aspiraciones: la creación de la Biblioteca Nacional y redacta para José Miguel Carrera un decreto que instaura que los monasterios en territorio chileno tuvieran escuelas para hombres y mujeres. Durante 1812-1814, fray Camilo, también se desempeñó como secretario del Senado. Actividad que lo involucra e incentiva para proponer la supresión de la pena de muerte, proponiendo la reclusión perpetua. También propone implementar algún sistema de protección para los indígenas. Entonces, un gran cambio acontece tanto en la historia nacional, como en la vida personal de fray Camilo, ya que tras el desastre de Rancagua, José Miguel Carrera (así como muchos patriotas) deben emigrar y fray Camilo se auto exilia en Buenos Aires, Argentina. Este periodo que va desde 1814 hasta finales de 1821, según palabras de Amunátegui: "Camilo Henríquez no era en 1814 el mismo hombre que en 1810. El impetuoso fraile, que había hecho de su pluma una espada para derribar el retrato de Fernando VII, había decaído. El individuo a quien he denominado Pedro el Ermitaño de la independencia, conservaba la robustez de sus pulmones; pero había perdido la fe en el triunfo inmediato de su causa". Durante su estadía en Argentina, gracias a su amigo Diego Antonio Barros, pudo colaborar en la redacción de la Gazeta de Buenos Aires, donde publica en 1815 "Observaciones acerca de algunos asuntos útiles" que salió a circulación en 4 ejemplares durante mayo y septiembre. En 1817 el Cabildo de Buenos Aires lo nombra para redactar el periódico "El Censor", cargo en el cual permanece hasta febrero de 1819. En esta etapa traduce el "Bosquejo de la democracia" de Robert Bisset. También escribe su segunda obra dramática "Camila o la patriota de Sud América" donde retrata la violeta represión con la cual actuaron los sectores realistas de Quito en 1809, y que fue impresa por primera vez en 1817. La tercera obra del fraile fue "La inocencia en el asilo de las virtudes", que no alcanza a ver publicada. Para Henríquez el teatro debía ser una "escuela de la política", con esa aspiración es que forma en Argentina, la "Sociedad del buen gusto del teatro". Sus lazos con Chile nunca los cortó, y a través de Manuel de Salas, señala una larga lista de títulos de libros adecuados para la Biblioteca Nacional. Llegan noticias de que su existencia en Argentina se ha vuelto triste, se entera del fusilamiento de José Miguel Carrera, ha dejado el trabajo periodístico por motivos de salud y está solo. El 15 de noviembre de 1821, estando en el gobierno Bernardo O’Higgins como Director Supremo, le escribe una carta a través de la cual lo invita a regresar a su suelo nativo: “Aunque en este último periodo de la libertad de Chile ha guardado usted tanto silencio que ni de nuestro suelo ni de mi se ha acordado en sus apreciables producciones, que siempre se conocen por la inimitable dulzura y juicio que las distinguen, yo quiero ser el primero en renovar una amistad que me fue tan amable y que puede ser útil al país en que ambos nacimos. Muchas veces he deseado escribir a usted invitándole a su regreso; pero no quería ofrecer lo que no fuese equivalente, o mejor, de lo que usted disfrutase, y aún esperaba la terminación de la guerra para que ni esta retrajese a usted en venir. Ahora, pues, que la libertad del Perú ha asegurado la nuestra; ahora que nuestra República debe empezar a engrandecerse, es cuando escribo esta para proponerle el que venga al lado de su amigo, a ayudarle en las penosas tareas del gobierno. Los conocimientos y talentos de usted son necesarios a Chile y a mí; nada debe, pues, retardar su venida cuando la amistad la reclama.[...] Cualquiera que sea la comodidad con que en ésa le brinden, yo le protesto que las que le proporcionaré no le serán desagradables, y sobre todo usted no debe apetecer más gloria que la de contribuir con sus luces a la dirección de esta República que le vio nacer. No le arredren a usted ni la preocupación ni el fanatismo: usted me ha de ayudar a derrocarlo con tino y oportunidad.”
El 8 febrero de 1822 inicia su viaje de regreso a Chile, sin embargo ya en 1821 Bernardo O’Higgins, a través de un decreto señala: "Atendidos los méritos y servicios del clérigo regular ciudadano Camilo Henríquez, vengo en conferirle el empleo de capellán de ejército del Estado Mayor General, con el sueldo asignado por reglamento". A causa de lo anterior, surgió una polémica entre fray Camilo y otros religiosos, ya que por motivo del cargo que ocupó en el ejército, fray Camilo desde su llegada desde Buenos Aires abandonó el traje eclesiástico y comienza a vestir uno intermedio de castrense y de civil, lo que hacía que los otros religiosos y fieles lo miraran como apóstata. El explicaba el abandono de la vestidura talar, con su título de capellán del estado mayor general que se le había conferido
Otro de los votos de confianza que le entrego O’Higgins, antes de su regreso, fue que lo nombrara en la junta que tuvo a su cargo la aplicación del sistema de Lancaster a las escuelas chilenas. A través de un decreto dictado el 27 de abril de 1822, es nombrado bibliotecario de la Biblioteca Nacional. Asimismo se le encarga la redacción de la "Gaceta Ministerial" y la formación de un periódico sobre la estadística del país, que sería publicado cada ocho o quince días, a esta segunda publicación le dio un carácter de revista, donde incluyó estudios originales y traducidos y al cual llamó "Mercurio de Chile", el cual circuló desde mayo de 1822 hasta abril de 1823. Asimismo, en junio de 1822 es convocado para formar parte de una Junta de Sanidad, cuyo objetivo fue estudiar las medidas necesarias para mejorar la salud de la población y evitar el contagio de enfermedades, lo cual impulsó el desarrollo de los hospitales y el restablecimiento de los hospicios para indigentes. En este mismo período, es designado secretario para redactar el Reglamento constitucional, actividad que lo impulsa para fundar el periódico "Diario de la convención de Chile", en el cual se registran las actas de las sesiones e inserta documentos oficiales. Su actividad incluye labores como impulsor de la creación del Cementerio General; en el aspecto legal también gracias a sus iniciativas se suprime las penas corporales de azotes y baqueta en el ejército, visita las cárceles para velar por la correcta administración de la justicia y el cumplimiento de la ley de amnistía por causas políticas. Otra de las publicaciones periódicas que crea en el período es "El nuevo Corresponsal", también escribe el libro "Observaciones eclesiásticas y otros papeles", compuesto de dos secciones, una "el observador eclesiástico" y la otra llamada "Aviso que da al pueblo de Chile un filósofo rancio": compendio de las explicaciones que había dado Henríquez frente al terremoto del 19 de noviembre de 1822. Esta actividad telúrica generó que los habitantes de Santiago antiguo llevaran a cabo diversas manifestaciones de fe, muchas de ellas penitencias sangrientas, por lo cual se inició un prolongado debate a través de la prensa de la época entre fray Camilo, y otros religiosos como el cura dominico Tadeo Silva. Fray Camilo, citando bases científicas, reprobaba las actitudes penitenciarias de algunos creyentes, apelando al origen natural de fenómenos como los terremotos, “ante los cuales consideraba innecesario brindar tan repugnante espectáculo.” En 1823 es elegido diputado suplente por Chiloé y Copiapó, su estado de salud ya era delicado, no obstante, en noviembre de ese mismo año el gobierno le designó como oficial mayor del Departamento de Relaciones Exteriores, cargo que no alcanzó a ejercer debido al deterioro de su salud que se hace irreversible hasta su muerte ocurrida el 16 de marzo de 1825, quedando en la memoria colectiva chilena como una de sus mentes preclaras, y entre los anarquistas como un adelantado, tal cual hoy se le cita.
(Fragmento de “Perspectiva de la No-Violencia”)
(c)Waldemar Verdugo Fuentes, 2009

OTROS GRAFICOS PIONEROS EN CHILE.

OTROS GRAFICOS PIONEROS EN CHILE.

Emulando al adelantado alfabetizador fray Camilo Henríquez, la primera agrupación de carácter revolucionario anarquista en Chile fue la Unión Socialista, que se formó en 1897, pero donde se expresó mejor fue en los gremios especialmente gráficos, donde los grupos autónomos de trabajadores hasta ahora son bastiones de las prácticas libertarias; además de los obreros agremiados estucadores, pintores de brocha, zapateros, panaderos, estibadores, cuya influencia se expande a los principales centros industriales y productivos del país. Estos núcleos anarquistas recibieron un importante estímulo con la visita a Chile del notable anarquista italiano Pietro Gori el año 1900, quien ofreció charlas y conferencias. Desde entonces los anarquistas propician el método de la acción directa, vale decir, la lucha frontal llevada adelante por los mismos trabajadores contra la parte patronal y tienen por principal arma de lucha la huelga, las cuales frecuentemente asumen un carácter violento, dado el hostigamiento del Estado y su aparato represivo y de la patronal y sus poderes en contra de las demandas de los trabajadores. Por lo general, las protestas obreras encontraban por respuesta las balas policiales, militares o burguesas. Algunos ejemplos de esto, son las matanzas emblemáticas acaecidas durante la huelga del puerto de Valparaíso en 1903, en la que pierden la vida una cincuentena de obreros; la Semana Roja de Santiago, en 1905, donde el pueblo se movilizó en protesta por los precios de la carne, cayendo 250 vecinos, y la tristemente célebre masacre de la Escuela Santa María de Iquique, en 1907.
Por entonces, los anarquistas criollos no ven la necesidad de establecer una organización político-revolucionaria anarquista, y pretenden por el contrario, que las organizaciones sindicales asuman posiciones "partidarias" propias de la organización político-revolucionaria. Esta concepción anarco-sindicalista, que mezcla los roles de la organización de masas con los de la organización política (lo que no equivale a decir que a las organizaciones de masas no les corresponda asumir un rol revolucionario o posiciones tales), permanecerá hasta nuestros días, firmemente arraigada en el movimiento anarquista en Chile, donde otra de sus tareas características ha sido la lucha anti-militarista, de hecho una de las primeras actividades masivas convocadas por los anarquistas fue la protesta popular en contra del establecimiento del Servicio Militar Obligatorio el año 1900. Tuvieron un rol importante en la formación en 1905 de la Federación de Trabajadores de Chile, que enfrentó una fuerte resistencia del Estado y los poderes económicos, pero encontraron un decidido apoyo de los grupos cristianos, quienes desde entonces, y en ciertas épocas difíciles del país han actuado decididamente conjuntos apoyando al pueblo cuando ha quedado desvalido. En Chile, la propaganda anarquista pionera tiene como protagonistas a agitadores locales, como Magno Espinosa, Luis Olea, Víctor Soto Román, Esteban Cavieres, Carmen Herrera, entre los que dejaron escritos que hoy se estudian. Sin embargo, se debe citar algunos anarquistas extranjeros como el italiano Lombardozzi, que apoyó las organizaciones de trabajadores, y al enloquecido español Antonio Ramón que apuñaló (en 1914) al general Silva Renard, quien había ordenado la matanza de la escuela Santa María siete años antes, donde fue asesinado su medio hermano Mauricio Vaca, obrero baleado entre los 3600 al interior de la escuela en Iquique. Una de las puñaladas anarquistas, obligó al general a llevar un parche en el ojo hasta su muerte. Ya entrando en la década de 1910, se sostendrá un constante repunte de los anarquistas y de su actividad organizativa. Pero lo más notable, es que en esta época los anarquistas amplían su influencia más allá del sindicalismo revolucionario. En 1914 organizan la "Liga de los Arrendatarios", organización de carácter reivindicativo que llevará adelante las demandas de los arrendatarios de conventillos, respecto a cuestiones como los abusivos pagos de arriendo, las malas condiciones higiénicas, el hacinamiento... Incluso, se realizarán masivas negativas de pago de arriendos en protesta por las pésimas condiciones de vida. Por tanto, podemos considerar a los anarquistas como precursores no sólo de la organización sindical en nuestro país, sino que además, de las organizaciones "poblacionales". También aumentará la influencia de los anarquistas en las agrupaciones estudiantiles y hacia fines de esta década, la presencia anarquista se hará sentir muy fuerte en la FECh (Federación de Estudiantes de Chile, organización que agrupaba a los estudiantes universitarios y secundarios de la época, que posteriormente será sólo organización de los estudiantes de la Universidad de Chile), así como en la organización de una serie de grupos anarquistas estudiantiles, siendo quizás unos de los bastiones más importantes, la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, donde actuará el grupo Lux. A su vez, en esta época verán su aparición una serie de agrupaciones que plantearán de manera orgánica la emancipación de la mujer. Si bien este tema no era ajeno al anarquismo de principios de siglo, es en esta época que se forman una serie de "Uniones Femeninas" que agruparán a las mujeres en la lucha por igualar sus derechos con los hombres.
Cuando en 1909 se funda la Gran Federación, que luego será conocida como la FOCh (Federación Obrera de Chile) muchos gremios de influencia anarquista participan en ella, pero aquí se manifiestan las diferencias entre los trabajadores de influencia socialista de los libertarios. Este hecho, hace que muchos anarquistas tomen distancia de la FOCh y se alejen definitivamente cuando en 1912, con la formación del POS (Partido Obrero Socialista), la FOCh quede como la cara sindical de esta agrupación política. Las profundas diferencias entre las expresiones políticas de la clase trabajadora, repercutirán en sus organizaciones sindicales. Los anarquistas buscarán su camino propio para la unidad de las sociedades en resistencia. Ya en 1911 los trabajadores del área de Magallanes habían formado la FOM (Federación Obrera de Magallanes), donde coexistirán tendencias socialistas y anarquistas, pero en donde la influencia de éstos últimos será progresivamente mayor con el correr de la década, hasta llegar a ser una federación con características definidamente libertarias. En 1913 se forma la FORCh, para agrupar a las sociedades en resistencia de tendencia libertaria. Hacia fines de 1919, se llama a un gran Congreso Obrero en Santiago, donde asisten delegados de múltiples ciudades del país (Talca, Concepción, Valparaíso, Corral, Antofagasta, Iquique, etc....), aparte de los capitalinos, el que dará nacimiento a la sección chilena de los IWW (Trabajadores Industriales del Mundo- Industrial Workers of the World), con sólidos principios clasistas y que prenderá muy fuerte en todo el movimiento popular de la época. Su declaración de principios comenzaba diciendo "Entre la clase trabajadora y la clase patronal no hay nada en común", para terminar declarando que con la organización industrial de los trabajadores se formaba la estructura de la nueva sociedad dentro del cascarón de la vieja. Entre sus fines explícitos, estaba la lucha en contra del Estado, del Capitalismo, del régimen del trabajo asalariado y por combatir los prejuicios religiosos en las masas populares. Sus métodos de lucha eran la acción directa, el sabotaje y la huelga. Planteaban la necesidad de llevar la lucha frontalmente en contra del sistema capitalista. Entre sus órganos de difusión estarán "Acción Directa" (Santiago), "El Proletario" (Talca), "Mar y Tierra" (Valparaíso), entre otros menores o de gremios. Entre sus más destacados dirigentes estarán Armando Triviño, el "milico" , quien será su primer secretario general, Juan Onofre Chamorro, un destacado dirigente y activista portuario del gremio de los estibadores, Juan Demarchi, obrero carpintero de origen italiano que instruirá en la "cuestión social" al aún adolescente doctor Salvador Allende, Augusto Pinto, y los estudiantes Domingo Gómez Rojas y Juan Gandulfo. No se puede pensar en ningún caso, que la creación de este ente sindical, respondió a una copia mecánica a la experiencia de lucha de los obreros en otros lugares del mundo; no, la creación de los IWW en Chile era fruto de la maduración de la experiencia organizativa y de lucha propia de la clase trabajadora chilena desde fines del siglo pasado a través de las sociedades en resistencia. Venía a coronar el proceso de trabajo sindical comenzado por gente como Magno Espinoza y Luis Olea principiando el siglo. Además, esta organización en Chile, representaba la necesaria convergencia de los trabajadores en todo el mundo, sobre bases internacionalistas, para enfrentar a un sistema global, como es el capitalismo. Consecuente con el internacionalismo, esta organización participaba en 1925 en el segundo congreso, en Amsterdam, de la nueva Asociación Internacional de Trabajadores de corte anarco sindicalista, fundada en Berlín en 1922.
Si bien las disputas entre la FOCh y la IWW y los anarquistas, muchas veces con fundamentos y otras por puro sectarismo (con el que históricamente el socialismo atacó al comunismo anarquista), podían entorpecer el avance del movimiento, en realidad en la práctica y en muchas huelgas, las necesidades impuestas por la propia acción facilitaban la coordinación efectiva entre las dos agrupaciones obreras. Del mismo modo, existían espacios sociales en que anarquistas y la FOCh habían podido trabajar, como la Asamblea Obrera de la Alimentación (1918), instancia en donde se planteaban cuestiones urgentes del movimiento popular, como la carestía de la vida. Los anarquistas también pusieron fuertemente en práctica la unidad obrero-estudiantil. Es así como el secretario de notas del Congreso de 1919 que originará la IWW, será el estudiante Domingo Gómez Rojas, y como durante las huelgas estudiantiles por la Reforma Universitaria en 1922, la IWW se pliega al movimiento. Podemos ver también constantemente votos de "simpatía" en las asambleas de la FECh, hacia los IWW y la FOM. En 1926, se produce una escisión en el movimiento libertario con la fundación de la FORCh, por iniciativa de los obreros gráficos y de un pequeño grupo de gremios no representados en la IWW. Ello, por mayor afinidad con el modelo de federación por gremios (modelo seguido por la FORA argentina), así como producto de discusiones sectarias desde un mínimo grupo de anarquistas "principistas" que saturan la discusión y que se mantenían en posturas puras, las cuales con el paso del tiempo, producirán un alejamiento de los anarquistas de su base social de apoyo.
Las huelgas se sucedieron durante este período, sin que los patrones se mostraran mucho más blandos que a comienzos de siglo en su trato a los obreros "sublevados" pioneros: en 1913 se produce en el puerto de Valparaíso la "huelga del mono", en contra de la obligación a los trabajadores ferroviarios de fotografiarse, ya que con esto se perseguía reprimir a los activistas, en 1917 se declara huelga general de los portuarios; en 1919 comienzan una serie de movimientos huelguísticos por las ocho horas de trabajo; el mismo año en Puerto Natales durante la huelga de los trabajadores del frigorífico Bories, se abre fuego a los huelguistas ocasionando muertes ("la comuna de Puerto Natales"); en 1920 los IWW llaman a una Huelga General en Santiago por la jornada de ocho horas y en contra de la carestía de la vida; en 1921 mueren 130 trabajadores de la oficina salitrera "San Gregorio" víctimas de la represión a la huelga; en 1925 se produce la matanza de obreros huelguistas en La Coruña, al sur de Iquique. Pero como fruto de esta actividad huelguística, se consiguen importantes avances en las condiciones de vida de los trabajadores: se logra la jornada de ocho horas, se logra el descanso dominical, se logra la responsabilidad de los patrones por accidentes de trabajo, se reglamenta el trabajo nocturno, entre otros logros, pero por sobre todo se consigue fortalecer la conciencia de los trabajadores, se logra demostrar que la unidad, la organización y la lucha son las claves para el triunfo y se logra poner en cuestión al mismísimo sistema capitalista en el mundo obrero.
Los anarquistas de este período también realizan dos campañas internacionalistas de hondas repercusiones en el campo popular de ese período: la campaña de defensa a la Revolución Rusa, la cual es entusiastamente saludada por los anarquistas chilenos. Incluso, un titular de la "Verba Roja" llega a decir que la dictadura del proletariado está en camino del comunismo anárquico. Lamentablemente el posterior curso de los acontecimientos, no tardará en disipar dudas sobre el carácter burocrático que adoptaba la revolución, y en como el poder de los soviets, de genuina expresión de la clase obrera y del campesinado ruso, pasaba a convertirse en el poder dictatorial del partido bolchevique por sobre las masas populares. La otra campaña, es por la liberación de los anarquistas italianos en EEUU, Sacco y Vanzetti, los cuales, pese a las grandes protestas y a las campañas por su liberación en todo el mundo, mueren en la silla eléctrica en 1927.
A medida que crece la influencia anarquista, comienza también a crecer la represión hacia estos grupos revolucionarios que adquirían una creciente influencia en el mundo popular. Así vemos en 1918 redactada una ley de residencia que sirve como excusa para expulsar del país a múltiples agitadores anarquistas de origen extranjero, pero de larga residencia en el país, como Aquiles Lemire, Casimiro Barrios, etc. El mismo año se encarcela al redactor del periódico anarquista "La Verba Roja", Julio Rebosio, por negarse a hacer el Servicio Militar, el cual es sometido a terribles vejaciones y torturas propias de épocas de la Inquisición. Vemos también múltiples allanamientos a locales obreros y acusaciones infundadas de "dinamiteros" hacia los anarquistas criollos. En 1911 se realiza un montaje policial en que, a fin de excusar la represión a los anarquistas, los policías ponen dinamita en un convento. También entre 1923 y 1924 habrá una ola de "hallazgos" fraudulentos de dinamita en las sedes de los IWW de Iquique y Santiago, principalmente, lo que servirá como excusa para saquear esos locales y reprimir a un movimiento por razones puramente políticas. Del mismo modo, en 1920, se realiza la famosa "Guerra de don Ladislao": Ladislao Errázuriz, entonces Ministro de Guerra, ordena la movilización de tropas al norte y monta un espectáculo de peligro de guerra con Bolivia y con Perú. Así se logra crear un clima de fiebre patriotera que sirve para distraer a las masas de la crítica situación social del país, y se utiliza el montaje para justificar la represión a los anarquistas y a los IWW, acusados de estar financiados con el oro peruano. Se lleva entonces, adelante uno de los procesos más injustos y vergonzosos en la historia del país, en que se saquea y ataca el local de la FECh, de los IWW, se destruye la imprenta anarquista Númen, se encarcela y tortura por centenares a los más destacados anarquistas de la época (muchos tuvieron que pasar entonces a la clandestinidad). Como resultado de este proceso, muere víctima de las torturas el estudiante Domingo Gómez Rojas. También ese mismo año (1920) se produce el incendio del local de la FOM en Punta Arenas (como coletazo de las matanzas de obreros en la Patagonia Argentina) donde morirán 306 obreros. Esta ola represiva acabará con el establecimiento de la dictadura de Carlos Ibáñez del Campo en 1927, momento en que el anarquismo será duramente reprimido, desarticulado, muchos de sus activistas serán encarcelados, relegados, fusilados, torturados y exiliados.
Durante las tres primeras décadas del siglo XX el movimiento anarquista chileno alcanzó su máximo nivel de difusión e influencia sobre el movimiento obrero, convocando a grandes manifestaciones, huelgas generales y sectoriales, meetings y protestas violentas contra el capitalismo y el estado burgués. En 1926 nació la Federación Obrera Regional de Chile (FORCH), afiliada a la internacional anarquista, Industrial Workers of the World. La influencia del movimiento libertario se hizo presente en el sector estudiantil y entre los intelectuales y artistas, en particular en la llamada generación de 1920. En la década de 1930, el movimiento anarquista entró en abierto conflicto con otras corrientes ideológicas, como radicales, socialistas y comunistas, que propiciaban un sindicalismo legal dependiente de los partidos políticos. Los anarquistas, por el contrario, propugnaban un anarco-sindicalismo libre, independiente de las leyes y del Estado. El Código del Trabajo, dictado en 1931, terminó por integrar a los sindicatos al sistema legal al regular los conflictos laborales, y acabó minando la influencia del anarquismo sobre los sindicatos. Terminada la dictadura de Carlos Ibáñez del Campo, los anarquistas se reagruparon en la Confederación General de Trabajadores (CGT) pero, a pesar de los esfuerzos que hicieron por repudiar el nuevo sistema de asociación, no pudieron evitar la consolidación del sindicalismo legal. Aunque en 1953 participaron en la creación de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), pocos años después ya habían perdido su influencia sobre los movimientos laborales de alcance nacional. Con posterioridad a esta fecha, se mantiene en Chile una presencia atenuada y de baja organización pero real de todos modos. Una presencia que parece despertar entre 1970 y 1973, durante el gobierno de Salvador Allende, que es luego sofocada y se acrecienta en los tramos finales de la lucha contra la dictadura de Augusto Pinochet, que al acabarse, en la década de 1990 marcó la posibilidad de que el anarquismo surgiera como una fuerza que, en la izquierda chilena tradicional estaba totalmente olvidada. Hasta esa época ser “anarco” era como sinónimo de ser un tipo medio raro. Pero el anarquismo comenzó a verse de a poco como una corriente política, que, independiente de lo que uno pudiera pensar sobre ella, tiene todo el derecho de existir.
Entre los actuales núcleos anarco-sindicalistas podemos ubicar a Solidaridad Obrera de Concepción, vinculado a la AIT, y al Grupo Anarquista Germinal, de la localidad de Penco. Mayor desarrollo parecen tener los grupos “especificistas”: la Organización Comunista Libertaria, el Colectivo Agitación Libertaria de Arica, el Movimiento Libertario Joaquín Murieta de Temuco, el Frente de Estudiantes Libertarios y la revista Hombre y Sociedad. Pero encontraremos que la categoría más nutrida es la de aquellos grupos de acción contracultural: la distribuidora y sello Desobediencia, las Ediciones DSOBDC, el fanzine Akción Direkta, el Kolectivo Anarco Punk en Lucha de Valparaíso, la banda Malgobierno, los también punks de Terapia Radial, la Orgánica Anarquista La Idea, el Colectivo Libertario Maldita Cruz, Intoxicación, Ruido Libertario de Copiapó, Ñuñoa Rebelde y Libertaria, Anarquía y una rosa, Bomber, Colectivo Proyecto Urbano Anarquista de Antofagasta, el Nuevo Extremo y la web Subversión. Y al menos dos colectivos feministas: Mujeres Creativas y Amazonas al Choke. En el plano de actuación propio de aquellos núcleos cuyo principal centro de interés está constituido por las instituciones específicamente represivas del Estado mencionaremos a los grupos antimilitaristas GOKE y Ni Casco ni Uniforme así como al grupo de prisioneros políticos Kamina Libre. Por su parte, entre los grupos “autónomos”, como el Colectivo Esperanza Libertaria de la Comuna de Puente Alto, Bandera Negra de Santiago, Senda Libertaria de La Serena, Organización Libertaria ¡J@!, la Coordinadora de Jóvenes Libertarios, Kolectivo de Acción Antifascista, Red Anarquista del Sur y Corriente Revolución Anarquista, entre otros.
No debería llamar la atención la constatación inmediata de que el modelo de organización a construir y sus prácticas distintivas es uno de los principales puntos de desencuentro. En cierto modo, puede decirse que dicho desencuentro remite, en los años inmediatamente anteriores, a la experiencia del Congreso de Unificación Anarco Comunista ; un prematuro intento de convergencia de dicha corriente que cerró su ciclo en el año 2003 y del cual sólo sobreviven sus esquirlas. De ese mismo año 2003 data la separación entre la Organización Comunista Libertaria (OCL) y la Corriente Revolución Anarquista (CRA), agregándose en el año 2005 la escisión del Frente Anarquista Organizado (FAO) ; dicho esto de tal modo sólo para mencionar los fragmentos que mantuvieron una presencia colectiva.
Durante el Congreso de Hermenéutica Libertaria celebrado en la Universidad de Santiago de Chile (Usach) los días 6 y 7 de diciembre de 2007, se trató el anarquismo. En el Congreso no hubo hermenéutica en sentido estricto pero su sola realización en los sobrios espacios de la Escuela de Periodismo de la Usach es un elemento empírico más de confirmación de la acogida progresiva que la temática anarquista viene recibiendo en ámbitos académicos de distintos países latinoamericanos. Digamos, sin entrar en detalles de engorrosa enumeración, que las ponencias en sí abarcaron, con las diversidades y originalidades del caso, buena parte de la temática que los anarquistas suelen frecuentar en este tipo de eventos: la situación del movimiento en el mundo, la relectura de los clásicos, la investigación histórica chilena, la formulación de ciertos problemas teóricos, las características y los fundamentos de una economía autogestionaria, el rescate de los aportes femeninos, la reflexión sobre las modalidades comunicativas, la pedagogía libertaria, los enfoques anarquistas en literatura y artes visuales, etcétera. Los anarquistas mantienen un principio individualista de la libertad de asociación y de separación; afirmando que siendo el valor supremo para el hombre su libertad individual, cada hombre está facultado para no obedecer a ningún otro hombre, para actuar únicamente según su propio arbitrio. Lo que contradice su norma de que los contratos deben cumplirse, siendo que el hombre anarquista queda siempre libre de renunciar a cualquier contrato social... afirmaciones tan discrepantes que ha dado lugar hasta ahora para actuaciones diferentes de quienes se proclaman anarquistas, pudiendo afirmarse de ellos quien sea que busque una excusa para imponer a la fuerza y violentamente sus ideas. Es notable, por lo demás, destacar que en la práctica los anarquistas contemporáneos no aplican su tesis de rechazo a cualquier autoridad en su propia organización, férreamente formada con autoridades que exigen una estricta disciplina, lo que normalmente lleva a la formación de nuevos grupos que se separan del tronco común. Asimismo, cuando se ve como estos grupos emplean muchas veces una violencia irracional, matando inocentes que por casualidad se cruzan con un lugar castigado con una bomba, por ejemplo, uno perfectamente deduce que quien no respeta la vida ajena es porque no respeta la suya propia, es decir, está más que alejado de cualquier ideal de una sociedad justa, sólo posible de estar formada por personas que en principio respetan para ser respetados. No se puede esperar cosechar algo diferente de lo que se ha sembrado. El sucesor de Bakunin, Kropotkin, vio estas contradicciones anarquistas y agregó de su cosecha a la doctrina afirmaciones como de que la ley suprema de la evolución humana es llegar “desde un estado menos feliz al estado más feliz posible”, y otras tan imprecisas como las de su inspirador. Contrario a Bakunin, rechaza la propiedad privada en cualquier forma; admite sólo la propiedad social, y nombra a su sistema “comunismo anarquista”, en que la sociedad entera pone los productos comunes a disposición de todos, rescatando de Marx la norma suprema de la producción y de la distribución final de “a cada uno según su capacidad, a cada uno según su necesidad”.
Hay que reconocer en la doctrina anarquista una gran dosis de idealismo. Al igual que el comunismo parte de una rebelión contra la alienación del hombre siendo su ideal el desarrollo humano, sólo posible estando constituida nuestra sociedad por hombres libres, lo que ha llevado a políticos como Lenin a calificar al anarquismo como un “infantilismo revolucionario”. Refiriéndose a la negación sobre cualquier autoridad, Engels, dijo su frase famosa: “¿Cómo se imagina esta gente que podría funcionar un ferrocarril o un barco sin dirección? Esto no lo han explicado nunca”. En todo caso, la violencia empleada por la extrema izquierda como por la extrema derecha han servido sólo para instalar regímenes más opresores que los combatidos. Esto ha llevado a dictar leyes anti-anarquistas en los países europeos desde antes de 1870. En nuestro continente, el primero es del año 1902: durante la “II Conferencia Internacional Americana”, se firmó un Tratado de extradición y protección contra el anarquismo, firmado por 16 Estados, Norteamérica y los países latinoamericanos, excepto Brasil. Se puede afirmar que históricamente el anarquismo no tuvo y no tiene en ninguna parte resultado viable alguno. Justificar un atentado violento con un dudoso sentido de justicia es una irresponsabilidad. ¿Dónde está el título de legitimidad para cualquier juez que promulgue la violencia? No se puede representar a una clase explotada sin una base de respaldo legal, para eso son los contratos, que, por supuesto, deben ser alejados lo más posible del peligro de arbitrariedad, porque llegar a un contrato justo, es decir racional, es el medio principal para lograr los cambios revolucionarios que todos estamos decididos a realizar. Siendo básico entender que la solución a los problemas del mundo está en que cada uno haga bien su trabajo.
Se dice que las ponencias en la Universidad de Santiago en 2007 tuvieron más aroma a la izquierda revolucionaria latinoamericana de los años 60 y 70 que a otra cosa. Se repitieron cosas como el concebirse a sí mismos como un “partido” que ubica entre sus cometidos “la alfabetización política de las bases sociales en torno a la comprensión de la totalidad”, con la misión de “orientar, conducir y educar”, cuyo papel es “irremplazable en el actual orden de cosas” y que “debe apuntar en la etapa a elevar los niveles de desarrollo de conciencia para que la implementación del poder popular sea real”. Para mayores similitudes con la izquierda setentista, el “partido” también levanta “la bandera de la lucha soberana y popular de liberación, contra el imperialismo y sus aliados”.Afirmación esta última retocada algunos días después haciendo referencia en este caso a “la lucha soberana y popular de liberación contra nuestro enemigo común, el imperialismo y el Estado”; aunque nadie aclaró -en el plano específicamente teórico y previo establecimiento de una relación de igualdad- si el Estado chileno es percibido como un “aliado” del “imperialismo” o si también se lo considera una agencia de dominación con estatuto propio. Hubo preguntas sin responder o cuya respuesta no supimos interpretar. Como ¿La teoría o la acción? ¿la formación de ideas o la propaganda por los hechos? Por lo pronto parecería existir al respecto una diferencia latente pero todavía fraternal, por ejemplo entre quienes se muestran más inclinados a la reflexión y a la elaboración teóricas y aquellos que privilegian la agitación y el enfrentamiento inmediatos. Una expresión común la constituye el trabajo entre la librería-biblioteca Emma Goldman y quienes procuran revitalizar el Instituto de Estudios Anarquistas, que han producido trabajos de recreación histórica y una atención solidaria a la problemática del pueblo mapuche, las experiencias en el ámbito de la contra-información y las acciones en el campo contracultural, como aquellos que escriben un grafitti en las paredes del centro de Santiago donde dice: “Lee a Bakunin”. Ni en los escritos históricos ni en las manifestaciones orales o escritas existe una ideología anarquista definida en la forma que piensan dar al “poder” una vez conquistado, porque sus conceptos relativos a la sociedad ideal final son tan vagos que no soportan análisis posible. Desde Bakunin y Kropotkin se arrastran conceptos calificados por analistas políticos de “simplistas”: rechazan cualquier autoridad, por consiguiente predican la necesidad de la destrucción inmediata del Estado vigente, sea cual sea, incluso del posible Estado posterior a la revolución anarquista, hasta llegar a la sociedad sin clases, última fase sin ninguna etapa de transición. Creen que una vez derribada la clase dominante, los trabajadores serán capaces de dirigir ellos mismos sus empresas y toda la economía social, sin la dirección de una autoridad central, lo que fue una de las causas de la oposición radical que les expresaron Marx y Engels. Para Bakunin la ley suprema de la vida social es la del progreso evolutivo de la humanidad, ley tan vaga que como principio es aceptado por todos. Para lograr este “progreso evolutivo” Bakunin propone tanto rechazar al Estado como al Derecho positivo, porque el estado correspondería a una etapa inferior de la evolución humana (y sería, además, un producto de la religión). Así, afirma que el Estado debe desaparecer, para dar paso a una convivencia social, cuya única norma jurídica es la de que “los contratos deben cumplirse”, algo, asimismo, tan lógico que resulta cosa común; así como su filosofía social predicando que sólo en la sociedad (o la “convivencia social”) el hombre puede alcanzar la realización de su esencia humana, en que las normas aceptadas por “la voluntad general” deber ser aplicadas si es necesario por la fuerza (sin afirmar Bakunin ni ningún otro) cuál sería dicha fuerza, en ausencia del poder estatal o de cualquier autoridad. La sociedad anarquista se haría en base a asociaciones y federaciones cada vez más amplias, que van de los gremios a los municipios, las provincias, los países, las regiones hasta la sociedad humana planetaria, algo en lo que Bakunin, sin dudas, se muestra visionario si pensamos en la Red virtual de Internet, que estamos tejiendo todos, sin importar el lugar en que vivimos, que, incluso en el futuro, más allá desde las estrellas seguiremos tejiendo. Lo que puede hacer pensar que en el futuro el papel de la autoridad será menos importante, pero, considerando el mayor desarrollo se requiere una división del trabajo cada vez mayor, que no puede funcionar sin una cierta dirección central, pero pensar en la total autogestión sin autoridad alguna es una perfecta utopía. Es cierto que hoy día, con la tecnología actual y la comunicación instantánea por primera vez en la historia están dadas las condiciones para hacer llegar a todos los beneficios de la civilización y la cultura. Pero son necesarios cambios estructurales, económicos, sociales y políticos, que sólo comenzamos a vislumbrar, pero estoy convencido de que para dichos cambios que necesitamos hacer no es en absoluto necesario utilizar violencia de algún tipo, y cualquier doctrina que afirme lo contrario es un abuso y está obsoleta.
Una Cumbre Anarquista se desarrolló en Santiago entre el lunes 16 y el lunes 23 de noviembre de 2009, autorizada por las autoridades, desarrollándose todo en forma muy civilizada. Como parte de los actos, el miércoles 18, un grupo de no más de cuarenta personas, simbólicamente, acometió en la cárcel concesionada de Santiago con piedras y rayados, afirmando su principio de rechazo a las penitencias con cárcel que destruye la familia, y por la implementación de penas en educación y trabajo por la comunidad, aspirando a que, antes que nada, todas las familias tengan acceso al trabajo que provee cubrir las necesidades básicas de alimentación, habitación y vestuario. Exigiendo de inmediato la libertad de todos los jóvenes que permanecen internados en ese centro penitenciario, a cambio de educación obligatoria en escuelas como gesto político de las autoridades. Los gendarmes que custodian la otrora Penitenciaría apenas advirtieron disparando al aire un par de veces, mientras que un grupo de carabineros que llegó con sus escudos y un carro lanza aguas para dispersar a los manifestantes, no debió sufrir ningún ataque. Fue todo de lo más normal: los anarquistas realizaron su acto simbólico, tiraron piedras, rayaron un par de muros, y lanzaron sus panfletos al aire; los gendarmes viendo todo desde las ventanas y los altos en actitud alerta; los carabineros dispuestos para intervenir también lanzaron un par de chorros de agua al aire, pero en un instante, todo se dispersó y cada cuál cumplió lo que debía hacer, sin detenidos ni herido alguno. El viernes 20, una llamada anónima alertó al Metro subterráneo de una bomba en una estación concurrida, donde se formó un atoramiento, por lo que al final era una caja con dramáticos cables sobresalientes que conteníía un panfleto alusivo a la causa anarquista en letras recortadas donde se leía, más o menos: “Esto pudo ser una bomba verdadera”. El domingo 22, antes de la reunión final de cierre el lunes, básicamente centrada en estudios como toda la Cumbre Anarquista de Santiago en 2009, se realizó una marcha silenciosa por el centro de Santiago, sin presencia de fuerzas públicas. No se produjo incidente alguno y los manifestantes terminaron disueltos exponiendo sus puntos de vista entre los grupos conversadores a viva de la primera cuadra de Ahumada, y otros se unieron a los jugadores de ajedrez junto a la pérgola de cobre de la Plaza de Armas. Entre los estudios, al igual que fue punto de reflexión en el encuentro realizado en la Universidad de Santiago de Chile en 2007, se concluyó que era ultra prioritario buscar una solución al problema que implica que grupos delictuales, utilizando la violencia antigua, se atribuyan ser parte de ellos tirando al final de sus delitos falsos panfletos anarquistas.
En la Cumbre fue especialmente significativo comprobar que las organizaciones Mapuches radicadas en Santiago luchan con el mismo ímpetu que en el sur del país, pero con más ideas, educación y sin golpes. Manuel Calfiu (27), dirigente de la organización autónoma Meli Wixan Mapu, lucha a diario desde Santiago por las mismas razones que el resto de los mapuches: la restitución de las tierras que milenariamente, dicen, les han pertenecido, el respeto a los derechos humanos y colectivos, la autonomía y, como finalidad última, la auto determinación, vale decir, que ellos como pueblo indígena se encarguen de sus conflictos y problemas, sin que ello implique ser apartado del gobierno chileno, sólo que conservando esencialmente su propia raíz nacional que arranca de lo más profundo del país, y que, en vez de ser cortada, se debe preservar a toda costa exaltando su diferencia, que no es algo que les deba impedir migrar a la capital del país, si lo desean, sin que ellos les signifique perder sus tierras allá en el sur, y serles común al igual que gran parte de los chilenos, tomar el metro y conocer La Moneda y vender sus artesanías sin ser tratados como a los migrantes que llegan de Perú, Ecuador, Argentina, Bolivia y los otros países. “Al final que uno es chileno como el que más”, dice Manuel Calfiu, que debió migrar a Santiago no por elección propia: “Mis padres se vinieron del sur no por elección propia. Ellos llegaron producto del despojo del territorio durante la invasión militar en el proceso de pacificación, como le llamaron, excusándose de despojarnos al aducir que nosotros tomamos las armas, cuando no teníamos armas. Para un Mapuche salir de su tierra es como un exilio, ¿entiendes?”. Sin embargo, reconoce que en su caso, lo que para sus mayores ha sido un dolor largo, para él mismo ha sido una oportunidad de estudiar y luchar por su pueblo: “Santiago es una excelente plataforma, porque es un escenario que nos sirve para manifestar nuestras demandas en forma inteligente y organizada, utilizando las leyes chilenas confiando en que estas serán cumplidas si se trata de la verdad. Por supuesto que las organizaciones del Mapuche que llaman a las armas en el sur están hoy lejos de ser acatadas por todos nosotros, aunque sea más lo que nos une que lo que nos separa, hay quienes dejamos de tenerlos como referencia, lo que no nos hace indiferentes: lo que sucede es que ahora estamos luchando con las mismas armas legales que utiliza el chileno, cuando se enfrenta a la política de oídos sordos y gatillo fácil, que cada vez es más obsoleta, y debemos confiar y actuar pensando en que es así.” El grupo Meli Wixan Mapu tiene su propia forma de lucha. Haciendo ciclos de cine mapuche y cursos de mapudungún pretenden acercar su cultura a la gente, ya que creen que el principal motivo de la discriminación que existe contra ellos, es la ignorancia que los ciudadanos chilenos tienen respecto a sus costumbres. Tienen la certeza de que es ahí donde hay que trabajar. Además, convocan a medios de prensa y ciudadanos comunes y corrientes a sus actividades por medio de sus páginas web, tal como lo hicieron el pasado 12 de octubre en Plaza Italia, para manifestar el rechazo al “Día de la raza”, cita a la que llegaron cientos de personas. Afirma Manuel: “Decir que el movimiento mapuche es armado es un error, porque es un movimiento social y de masas, en el que debe estar comprometido todo el pueblo.”
Otro grupo de jóvenes mapuches reconocidos en la Cumbre Anarquista como ejemplo de civilización son el colectivo Wechekeche ñi trawün, quienes desde Santiago, y, por ejemplo, por medio de la música, con sus ritmos y letras contagiosas, buscan ampliar la conciencia de los chilenos para que entiendan la causa mapuche. Dice Gloria Pulkillanka (21), integrante de Wechekeche: “Buscamos informar con música, llamar a la juventud para que se reconozca como mapuche y que se dé cuenta de la realidad que vive nuestro pueblo unido por la digna sangre Mapuche. Antes éramos flojos, después alcohólicos y ahora nos llaman terroristas. Nos estigmatizan para justificar los robos a nuestras tierras y tradiciones”, dice aludiendo al trato que reciben de los medios de prensa nacionales. Por medio de tocatas y venta de Cds que ellos mismos producen, este grupo de música mapuche difunde su mensaje para que la gente conozca qué pasa en el sur de Chile con su pueblo y se entere de aquello que no aparece en ninguna parte publicado. Afirma: “No compartimos la idea de ocupar las armas para hacerse escuchar”, reconociendo que parte fundamental de su lucha está en despertar conciencia del auxilio legal y práctico que necesitan las familias y comunidades que viven en precarias condiciones especialmente en la IX Región, donde la situación es actualmente crítica. Siendo esta forma de llamar la atención en Santiago a través de la música, una forma válida de combatir, porque como dice una de sus canciones, “para un Mapuche la única derrota es no seguir luchando”. Son hombres y mujeres comprometidos con la lucha por un mundo mejor y más justo, que no se manifiestan por medio de enfrentamientos armados sino que por la cultura y su mejor herramienta: la educación.
En esta Cumbre Anarquista, como la realizada en la USACH el 2007, un elemento novedoso estuvo constituido por ponencias orientadas a dejar planteados algunos puntos de convergencia con el pensamiento anarquista desde las visiones humanista y cristiana, en que se afirmó que a pesar de que a lo largo de la Historia muchos cristianos y anarquistas se han combatido mutuamente, si se observa la teoría y práctica anarquista y la de los primeros cristianos se pueden encontrar evidentes vasos comunicantes. Las diferencias entre ambos movimientos a nivel político son claras. En primer lugar, el cristianismo parte de la prédica en la existencia de Dios y el anarquismo lo niega. En segundo lugar, especialmente durante el siglo XIX y XX, miembros de los dos bandos se combatieron furibundamente. Baste como ejemplo trágico el caso de la Guerra Civil Española. Sin embargo, cabe preguntarse si esos enfrentamientos no tienen que ver con posicionamientos institucionales estratégicos más que con diferencias ideológicas esenciales. Más concretamente con el proceso que lleva a las organizaciones religiosas a identificarse con el orden político social imperante de la época (que tiene como paradigma el sistema feudal medieval) y por lo tanto, a oponerse a todo movimiento humano emancipador como sin lugar a dudas lo es el anarquismo. Pero cada vez más la línea divisoria entre los seres humanos no está constituida por la proclamación explícita de la existencia de Dios o su negación sino por la adhesión o el rechazo a ciertos valores humanos fundamentales. O como lo expresaba el escritor inglés católico G.K. Chesterton con fina ironía: “el problema no está en los que no creen en nada sino en los que se lo creen todo.”
(Fragmento de “Perspectiva de la No-Violencia”)
(c)Waldemar Verdugo Fuentes, 2009