24 de octubre de 2009

FRAY CAMILO HENRIQUEZ, EL ADELANTADO

FRAY CAMILO HENRIQUEZ, EL ADELANTADO.

En "Ensayo sobre la vida y escritos de Camilo Henríquez" cuyo autor es Luis Montt, se relata que desde muy niño mostró fray Camilo inclinación al estudio, y un carácter meditabundo y melancólico, que sus padres tomaron por signo de vocación religiosa , es por ello que a los 9 años es internado para que estudie en el colegio Carolino de Santiago. En 1784 cuando tenía quince años, un tío materno religioso de la orden de San Camilo, llamada de la Buena Muerte, logró que fuera enviado a Lim
a: en el convento es instruido por fray Ignacio Pinuer, teólogo chileno, de quien aprende gramática latina, sicología y lógica. Completó sus estudios como religioso el 28 de enero de 1790. En un documento firmado por otro de sus maestros, fray Luis Martínez de Morentin, este afirma que Camilo Henríquez “tenía una distinguida capacidad y no cedía a persona alguna en su contracción al estudio. Hizo extraordinarios progresos y adquirió crédito y estimación por su saber, habiendo dado preferencia a las investigaciones políticas, al examen de autores modernos y al cultivo de las ideas liberales”. Visión que se ve reforzada con la reconstrucción histórica de Luis Montt, que señala: "La instrucción que entonces se daba en los conventos, como en la generalidad de los colegios, era escasa y deficiente para formar un hombre medianamente ilustrado... La geografía, las matemáticas, la historia, las bellas letras, eran completamente desconocidas en las aulas conventuales. Estudios tan incompletos no podían satisfacer a un espíritu aplicado e investigador como el de Camilo, y se dedicó con empeño a la medicina, a las ciencias naturales y a la filosofía social, o mejor dicho, a las ciencias políticas. Hacíalo este último estudio en los libros de Juan Jacobo Rousseau y otros autores franceses que, aunque prohibidos en los dominios españoles eran los que podían darle nociones más exactas y verdaderas”.
La etapa que comienza entre 1796 y 1809, está plasmada por diferencias históricas, las cuales se deben a la cantidad de procesamientos a las que se enfrentó Camilo Henríquez con el Tribunal de la Santa Inquisición, sin embrago todos coinciden que las razones de los procesamientos se debieron por tener libros prohibidos y consagrarse a sus lecturas. El destacado investigador chileno José Toribio Medina, plantea que el fraile fue procesado tres veces; la primera en 1796, la segunda en 1802, la cual documenta en el libro "Historia del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición en Chile", de donde se desprende que fray Camilo fue perseguido por una causa que finalizó en 1803, quedando en claro que el fraile leía el “Contrato Social” de Rousseau. Y la última en 1809, cuando se señaló que cierto día le pidió una persona, que acaso era espía de la Inquisición, una obra de Voltaire para leerla. Fray Camilo se la negó, diciendo que no era incompatible con sus conocimientos. Esta misma persona le delató al tribunal afirmando que seguía siendo lector de libros prohibidos. No demoró mucho el Santo Oficio en mandar a sus alguaciles a la celda del fraile, donde se encontraron en ella efectivamente algunos libros excomulgados. El relato continúa con: “Camilo fue sometido a prisión y como la presteza en el enjuiciamiento no era una de las virtudes de aquel piadoso tribunal, permaneció algún tiempo en los terribles calabozos de Lima. Al fin, accediendo a las repetidas instancias de los padres de la Buena Muerte, el inquisidor general hizo venir de La Paz a fray Bustamante, doctor de alguna fama, para que examinase a Camilo Henríquez. Informó el doctor Bustamante que fray Camilo era un católico cuya ortodoxia no podía ponerse en duda, y que el estudio que hacía de los libros heréticos que se le habían sorprendido era relativos a política”. De acuerdo al trabajo histórico del peruano, Manuel Palma Soriano llamado “Anales de la Inquisición" se señala: “Un inquisidor se constituyó en su celda... Se encontró que los colchones de la cama de Henríquez estaban rellenos de libros, y el ilustrado chileno fue conducido en el acto a las mazmorras del Santo Oficio... es probable que, en 1810, se le ordenó que pasase desterrado a Quito”.
En 1811 regresa a Chile, su reinserción política se ve iniciada el 6 de enero, cuando comienza a circular el manuscrito “Proclama de Quirino Lemáchez”, documento de su autoría, en el cual insta a votar por hombres capaces de luchar por las ideas independistas en las elecciones por la formación de un Congreso Nacional. La proclama fue re-publicada en El Español, de Londres, y en la Gaceta de Buenos Aires, Argentina. El primero de abril de ese mismo año, participa en la sofocación del llamado "Motín de Figueroa". Luego, el 4 de julio, se constituye el primer Congreso Nacional, donde participa como diputado suplente por Puchacay. A instancias de la inauguración del Congreso, fray Camilo pronuncia un sermón que escandalizó al público monárquico y devoto que asistía a un Te Deum en la Catedral de Santiago y que quedó en parte registrado en las actas de las secciones de los cuerpos legislativos. En noviembre en el Congreso, promueve un plan de estudios, cuyo fin era organizar la enseñanza pública, el cual es reconocido como la idea inicial de la creación del Instituto Nacional.
El 16 de enero de 1812 es nombrado por José Miguel Carrera Verdugo y la Primera Junta de Gobierno en Santiago, como redactor de La Aurora de Chile, primer periódico nacional, donde comienza a trabajar. Frente a la edición del primer prospecto, hay versiones divergentes, ya que la mayoría postula que se realizó el 12 de febrero, sin embargo, existen evidencias de distintos tipos de colofón de impresión, que hacen suponer que existieron al menos tres impresiones del prospecto. El primer ejemplar numerado circula el 13 de febrero y el cronista de la época fray Melchor Martínez relata: “No se puede encarecer con palabras el gozo que causó su establecimiento. Corrían los hombres por las calles con una Aurora en la mano; y deteniendo a cuantos encontraban, leían y volvían a leer su contenido, dándose los parabienes de tanta felicidad, y prometiéndose que la ilustración y la cultura transformarían a Chile en un reino de sabios”.
En La Aurora de Chile participaban como colaboradores Antonio José de Irisarri, Bernardo de Vera y Pintado y Manuel de Salas; además bajo los seudónimos de Cayo Horacio, Roque Harismenlic, Canuto Handin y Patricio Curinancu, escribía fray Camilo Henríquez. El éxito inmediato del periódico levanta interés por conocer a sus hacedores y refresca los problemas que había tenido fray Camilo con la Santa Inquisición en Lima y son desmenuzados sus escritos, y el 18 de agosto de 1812, la Junta de gobierno chileno nombra por medio de un decreto, a una comisión encargada de "formular un proyecto de reglamento de imprenta”, lo cual fray Camilo, interpreta como un acto de censura a sus ideas, a lo que responde con dos decisiones, la primera fue no publicar el decreto, pese a que por su naturaleza de "Ministerial y político" debía haberlo publicado; y la segunda medida, fue la publicación en el ejemplar del 3 de octubre de 1812, de un extracto del discurso -que el mismo tradujo- del poeta inglés Milton, acerca de la libertad de prensa. El periódico es censurado y el número siguiente de “La Aurora de Chile”, dos meses después, publica la censura oficial del gobierno y el discurso entero de Milton que en letra destacada se anuncia rescatando la frase: “Ya que estáis diciendo que volvamos a ser esclavos, a lo menos aprovechémonos del corto tiempo que nos resta para despedirnos de la libertad”.
Otra de las obras de importancia en la cual participó como redactor fue el "Reglamento Constitucional Provisorio" de 1812, primera constitución política, trabajo que le fue encargado por José Miguel Carrera, que siempre lo apoyó. En esta etapa da vida a su primera obra dramática, la cual titula "La procesión de los tontos". El jueves 1 de abril de 1813 se deja de imprimir La Aurora de Chile y nace el "Monitor Araucano". Frente al suceso Vicuña Cifuentes escribe: “Dejó de publicarse La Aurora sin aviso previo ni declaración póstuma con referencia a las causas que motivaban su ausencia definitiva; lo que hace hoy aventurada cualquier suposición sobre esta materia. El hecho de que cinco días después apareciera por la misma imprenta, bajo la misma redacción y como órgano oficial también, El Monitor Araucano, aleja toda sospecha de desavenencias entre Henríquez y la Junta y hace pensar que, deseoso tal vez el Gobierno de que el periódico que tuviese en lo sucesivo su representación no fuera el mismo que tantas resistencias había provocado, con sus audaces teorías, en la parte timorata de la población, decidió, de acuerdo con Henríquez, suspender la publicación de aquél y fundar inmediatamente otro de carácter oficial más definido, como en efecto lo tuvo El Monitor, el cual, por sus exiguas proporciones, se prestaba poco, además, para continuar en él la obra de propaganda revolucionaria en la forma amplia y verbosa en que la había planteado Henríquez en la Aurora”.
Mientras el "Monitor Araucano" circulaba, el 23 junio de 1813, se establece la libertad de imprenta en Chile. Al mes siguiente la idea de fray Camilo frente a la formación de un colegio, se plasma el 27 de julio cuando es creado el Instituto Nacional de Chile, el cual entra en funcionamiento el 10 de agosto. Ese mismo año escribe "Catecismo de los Patriotas" y ve concretarse otra de sus aspiraciones: la creación de la Biblioteca Nacional y redacta para José Miguel Carrera un decreto que instaura que los monasterios en territorio chileno tuvieran escuelas para hombres y mujeres. Durante 1812-1814, fray Camilo, también se desempeñó como secretario del Senado. Actividad que lo involucra e incentiva para proponer la supresión de la pena de muerte, proponiendo la reclusión perpetua. También propone implementar algún sistema de protección para los indígenas. Entonces, un gran cambio acontece tanto en la historia nacional, como en la vida personal de fray Camilo, ya que tras el desastre de Rancagua, José Miguel Carrera (así como muchos patriotas) deben emigrar y fray Camilo se auto exilia en Buenos Aires, Argentina. Este periodo que va desde 1814 hasta finales de 1821, según palabras de Amunátegui: "Camilo Henríquez no era en 1814 el mismo hombre que en 1810. El impetuoso fraile, que había hecho de su pluma una espada para derribar el retrato de Fernando VII, había decaído. El individuo a quien he denominado Pedro el Ermitaño de la independencia, conservaba la robustez de sus pulmones; pero había perdido la fe en el triunfo inmediato de su causa". Durante su estadía en Argentina, gracias a su amigo Diego Antonio Barros, pudo colaborar en la redacción de la Gazeta de Buenos Aires, donde publica en 1815 "Observaciones acerca de algunos asuntos útiles" que salió a circulación en 4 ejemplares durante mayo y septiembre. En 1817 el Cabildo de Buenos Aires lo nombra para redactar el periódico "El Censor", cargo en el cual permanece hasta febrero de 1819. En esta etapa traduce el "Bosquejo de la democracia" de Robert Bisset. También escribe su segunda obra dramática "Camila o la patriota de Sud América" donde retrata la violeta represión con la cual actuaron los sectores realistas de Quito en 1809, y que fue impresa por primera vez en 1817. La tercera obra del fraile fue "La inocencia en el asilo de las virtudes", que no alcanza a ver publicada. Para Henríquez el teatro debía ser una "escuela de la política", con esa aspiración es que forma en Argentina, la "Sociedad del buen gusto del teatro". Sus lazos con Chile nunca los cortó, y a través de Manuel de Salas, señala una larga lista de títulos de libros adecuados para la Biblioteca Nacional. Llegan noticias de que su existencia en Argentina se ha vuelto triste, se entera del fusilamiento de José Miguel Carrera, ha dejado el trabajo periodístico por motivos de salud y está solo. El 15 de noviembre de 1821, estando en el gobierno Bernardo O’Higgins como Director Supremo, le escribe una carta a través de la cual lo invita a regresar a su suelo nativo: “Aunque en este último periodo de la libertad de Chile ha guardado usted tanto silencio que ni de nuestro suelo ni de mi se ha acordado en sus apreciables producciones, que siempre se conocen por la inimitable dulzura y juicio que las distinguen, yo quiero ser el primero en renovar una amistad que me fue tan amable y que puede ser útil al país en que ambos nacimos. Muchas veces he deseado escribir a usted invitándole a su regreso; pero no quería ofrecer lo que no fuese equivalente, o mejor, de lo que usted disfrutase, y aún esperaba la terminación de la guerra para que ni esta retrajese a usted en venir. Ahora, pues, que la libertad del Perú ha asegurado la nuestra; ahora que nuestra República debe empezar a engrandecerse, es cuando escribo esta para proponerle el que venga al lado de su amigo, a ayudarle en las penosas tareas del gobierno. Los conocimientos y talentos de usted son necesarios a Chile y a mí; nada debe, pues, retardar su venida cuando la amistad la reclama.[...] Cualquiera que sea la comodidad con que en ésa le brinden, yo le protesto que las que le proporcionaré no le serán desagradables, y sobre todo usted no debe apetecer más gloria que la de contribuir con sus luces a la dirección de esta República que le vio nacer. No le arredren a usted ni la preocupación ni el fanatismo: usted me ha de ayudar a derrocarlo con tino y oportunidad.”
El 8 febrero de 1822 inicia su viaje de regreso a Chile, sin embargo ya en 1821 Bernardo O’Higgins, a través de un decreto señala: "Atendidos los méritos y servicios del clérigo regular ciudadano Camilo Henríquez, vengo en conferirle el empleo de capellán de ejército del Estado Mayor General, con el sueldo asignado por reglamento". A causa de lo anterior, surgió una polémica entre fray Camilo y otros religiosos, ya que por motivo del cargo que ocupó en el ejército, fray Camilo desde su llegada desde Buenos Aires abandonó el traje eclesiástico y comienza a vestir uno intermedio de castrense y de civil, lo que hacía que los otros religiosos y fieles lo miraran como apóstata. El explicaba el abandono de la vestidura talar, con su título de capellán del estado mayor general que se le había conferido
Otro de los votos de confianza que le entrego O’Higgins, antes de su regreso, fue que lo nombrara en la junta que tuvo a su cargo la aplicación del sistema de Lancaster a las escuelas chilenas. A través de un decreto dictado el 27 de abril de 1822, es nombrado bibliotecario de la Biblioteca Nacional. Asimismo se le encarga la redacción de la "Gaceta Ministerial" y la formación de un periódico sobre la estadística del país, que sería publicado cada ocho o quince días, a esta segunda publicación le dio un carácter de revista, donde incluyó estudios originales y traducidos y al cual llamó "Mercurio de Chile", el cual circuló desde mayo de 1822 hasta abril de 1823. Asimismo, en junio de 1822 es convocado para formar parte de una Junta de Sanidad, cuyo objetivo fue estudiar las medidas necesarias para mejorar la salud de la población y evitar el contagio de enfermedades, lo cual impulsó el desarrollo de los hospitales y el restablecimiento de los hospicios para indigentes. En este mismo período, es designado secretario para redactar el Reglamento constitucional, actividad que lo impulsa para fundar el periódico "Diario de la convención de Chile", en el cual se registran las actas de las sesiones e inserta documentos oficiales. Su actividad incluye labores como impulsor de la creación del Cementerio General; en el aspecto legal también gracias a sus iniciativas se suprime las penas corporales de azotes y baqueta en el ejército, visita las cárceles para velar por la correcta administración de la justicia y el cumplimiento de la ley de amnistía por causas políticas. Otra de las publicaciones periódicas que crea en el período es "El nuevo Corresponsal", también escribe el libro "Observaciones eclesiásticas y otros papeles", compuesto de dos secciones, una "el observador eclesiástico" y la otra llamada "Aviso que da al pueblo de Chile un filósofo rancio": compendio de las explicaciones que había dado Henríquez frente al terremoto del 19 de noviembre de 1822. Esta actividad telúrica generó que los habitantes de Santiago antiguo llevaran a cabo diversas manifestaciones de fe, muchas de ellas penitencias sangrientas, por lo cual se inició un prolongado debate a través de la prensa de la época entre fray Camilo, y otros religiosos como el cura dominico Tadeo Silva. Fray Camilo, citando bases científicas, reprobaba las actitudes penitenciarias de algunos creyentes, apelando al origen natural de fenómenos como los terremotos, “ante los cuales consideraba innecesario brindar tan repugnante espectáculo.” En 1823 es elegido diputado suplente por Chiloé y Copiapó, su estado de salud ya era delicado, no obstante, en noviembre de ese mismo año el gobierno le designó como oficial mayor del Departamento de Relaciones Exteriores, cargo que no alcanzó a ejercer debido al deterioro de su salud que se hace irreversible hasta su muerte ocurrida el 16 de marzo de 1825, quedando en la memoria colectiva chilena como una de sus mentes preclaras, y entre los anarquistas como un adelantado, tal cual hoy se le cita.
(Fragmento de “Perspectiva de la No-Violencia”)
(c)Waldemar Verdugo Fuentes, 2009

No hay comentarios.: