7 de marzo de 2010

TATUAJE DE MAR Y TIERRA.

Calculo que pocos segundos después de las 3.32 del amanecer de este día 27 de febrero de 2010, entrada de luna llena, mi perrito Obama en la terraza y la vieja y fuerte perra Lucrecia en la puerta de la calle, llamaron toda mi atención despertándome con sus ladridos continuados a todo pulmón; ladraban en tono muy grave como nunca les oí antes: de inmediato, en instantes me vestí advertido de un peligro inminente. A las 3:34 horas se vino el terremoto que traía el tsunami anunciado en estos mares del sur desde mucho, tanto tiempo que ya nos habíamos acostumbrado a vivir esperándolo como si nunca fuera a ocurrir; y llegó en forma terrible, destruyendo todo lo que tocó a su paso en Chile. Al salir a la terraza el pequeño Obama se escondió entre mis piernas, asustadísimo, llamando mi atención el silencio espectral que envolvía todo, el aire, la tierra. Observaba el mar, la expresión de nuestra fuerza, cuando calló de súbito el mundo; vi cruzar sobre las aguas una bandada de pájaros nocturnos, gaviotas, lechuzas, a buscar refugio sobre las copas de los eucaliptos y araucarias: desde allí vi sus ojos brillantes reflejados por la luz radiante amarilla de la luna llena brillando en gran esplendor, envolviendo toda la naturaleza terrena y el mar con un brillo especial. Entonces la tierra se sacudió en medio de un ruido atroz de acabo de mundo. Mi impacto inicial fue roto por los ladridos de Lucrecia desde abajo en la casa y Obama, junto a mi, con tonos medios en cadenas de tres o cuatro ladridos rápidos, indicándome que debíamos hacer algo, luego del movimiento vertical infernal que trajo ese ruido como de tren cruzando sobre la casa. Que nos ha dejado enfrentados a las verdades elementales de lo incontrolable. Luego, como Job tratamos de hallarle a la experiencia un sentido que no tiene, hasta que pensamos en aquellos que la sacaron mal, y decimos un padrenuestro en nombre de aquellos.
Una hora después que la Tierra vibró como una campana se murió el mar, en perfecto silencio se retiró de la orilla como manto que recogen; descubriendo las rocas no demasiado hondas con sus bases cubiertas de algas, caracolas y seres submarinos como vacíados de sí mismo. Luego fue que retornó fuerte lleno de juventud su ancianidad, encabritado como un animal salvaje, un toro inmenso de cuernos crueles blancos y ojos de esmeralda. Ha sido este tsunami producto de un terremoto de una magnitud 8.8 en la escala de Richter en su mayor intensidad, su epicentro a 115 kilómetros de Concepción, al norte de Valdivia, donde en 1960 se produjo el terremoto más fuerte registrado en la Tierra, de magnitud 9,5 expresado en grados Richter. Se dice que la energía liberada en este megasismo que acabamos de sufrir es semejante a la de 100 mil bombas como la de Hiroshima, en que la energía liberada por la Tierra iguala a la producida por 56 mil millones de kilogramos de explosivos colocados al mismo tiempo (el cataclismo de 1994 en California liberó la energía equivalente a casi dos mil millones de kilos de explosivos): la zona de acoplamiento en Chile se produjo 63 kilómetros al suroeste de Cauquenes y en términos históricos se iguala a la erupción en 1988 del volcán Krakatoa, que separó esa isla en un archipiélago, y es producto del constante roce de las placas de Nazca y Sudamericana, dos de las más activas dentro del llamado “círculo de fuego del Pacífico”, que se han desplazado ocho metros; normalmente se desplazan a razón de 6,5 centímetros por año, y cuya acción desbocada involucra que cuando tiembla en estos mares del sur chileno a través de las fosas marinas puede generar tsunamis en islas polinésicas como Tahiti, Tonga, islas Cook, Samoa, las Fidji, tras el terremoto de Chile de 1960, un maremoto arrasó parte del archipiélago de Hawaii, y ahora de inmediato se ha evacuado a los residentes en las zonas costeras y se clausuraron los vuelos en el aeropuerto de Hilo por encontrarse en la costa; también en Honolulu los residentes hacen filas ante los supermercados para comprar agua embotellada, alimentos enlatados y pilas eléctricas. Se alertaron las islas ubicadas en la Micronesia hacia Filipinas y la Melanesia hacia Nueva Guinea, se alertaron todas las costas occidentales de la cuenca del Pacífico, Australia, Rusia, Japón y Nueva Zelanda, donde se toman precauciones ahora. En Rapanui nuestra Isla de Pascua, afortunadamente sólo hubo una entrada de agua menor. Ahora, el terremoto 8.8 modificó el eje de la Tierra, según especificó Richard Gross, geofísico de laboratorio de la NASA en Pasadena, California, quien en la edición electrónica del Business Week, apoyado en un modelo computacional para calcular los efectos, afirmó que la duración del día se acortó 1,26 microsegundos (millonésimas de segundo) moviendo el eje del planeta 8 centímetros.
No sufrimos daño alguno en mi hogar en la Caleta de San Pedro de Cartagena, a unos 150 kilómetros de Santiago, la capital tierra chilena donde nací y están mis familiares directos a salvo, protegidos por lo Alto y las faldas de la cordillera, que siempre uno echa de menos cuando no está en la ciudad más moderna de América, de donde sólo anoto que mi familia me cuenta que en principio se han enterado que hubo daños menores en barrios como Yungay, Ñuñoa, Macul, Quilicura, Maipú, pero casi todo está intacto, el metro, sus carreteras, los edificios como la nueva torre más alta del continente, afectadas pero sin daños estructurales resultaron edificios como el de la Biblioteca Nacional, el Palacio de Bellas Artes, el Palacio Cousiño, el Club Hípico, así como iglesias patrimoniales: la Basílica del Salvador, la Gratitud Nacional, la iglesia de San Francisco y de Los Sacramentinos. Aquí donde estoy a orillas del mar frente a Santiago, ubicado en el punto donde se encuentra el meridiano 33 con el paralelo 73 sur, donde la intensidad del terremoto fue grado 8: la población José Arellano es el sector urbano más destruido, por el desprendimiento de terreno que colapsó las estructuras viales, aceras y muros de contención, en que los vecinos dieron ejemplo de civismo al país porque no existió ninguna denuncia que no fuera para dar a conocer algún problema urgente de solucionar por la circunstancia. De inmediato se dispuso de albergue para damnificados la Casa de la Cultura Altazor y el Club Deportivo Unión Libertad, principalmente dirigido a turistas incomunicados sin posibilidad de retornar a sus lugares de origen; hasta ayer los supermercados cerrados por falta de electricidad y casi sin locomoción colectiva por falta de combustible. El cuerpo de bomberos unió a su labor distribuir agua afuera de su cuartel, frente a la plaza de Armas; hasta que se normalice la reconstrucción de las zonas básicas de funcionamiento se suspendieron las clases en las escuelas Presidente Aguirre Cerda, Lo Zárate y en el Liceo Poeta Vicente Huidobro. En el vecino Puerto de San Antonio quedaron quince barcos a la gira en el mar: hay daños en parte de la losa y el espigón presenta un leve hundimiento en ciertas áreas, como los sitios 1,2,3 y 5 que registran desniveles en la superficie, cayó una grúa y muchos contenedores quedaron apilados. La Aduana está operativa luego de unas pocas horas hasta el nuevo amanecer de inoperar; asimismo se continuó operando con 5 sitios que estaban atendiendo a naves con diversa carga y descarga, de un total de nueve con que cuenta el terminal más importante de la zona central chilena. Dándose prioridad de atención ahora a los buques contenedores de frutas y de alimentos en general, para apoyar la distribución a los sitios críticos a través del acceso al puerto por la ruta 78 Autopista del Sol, plenamente operativa. La entrada a la explanada de la Caleta Pacheco Altamirano quedó averiada; el Museo de San Antonio resultó con daños en su techumbre, estructuras exteriores, biblioteca científica y en la sala principal tres depósitos en el suelo que dañaron perdidas no cuantificadas aún de material arqueológico y de historia natural; se perdieron totalmente varias vitrinas que contenían peces y cetáceos rescatados provisoriamente para iniciar su reubicación. El puente de Lo Gallardo se ha desalineado. La señalética instalada en distintos puntos de San Antonio, Barrancas, Llolleo y Cartagena fue fundamental ante la emergencia. En lo personal, más que el instante mismo me parecen peores las réplicas que hasta ahora se producen, algunas de ellas cercanas a los 7 grados de fuerza. Sólo ayer pudimos volver y dormir en nuestros hogares, aún sin luz y con poca agua que llegó en la mañana. La luz nos vino hace pocas horas en toda la zona central, pero aún quedan a oscuras y sin agua amplias zonas del sur. Son las once de la noche y acaba de temblar, una réplica con una intensidad que me parece semejante a los temblores que suelen sentirse en California.
Diez minutos se retrayó el mar frente a la Caleta de los pescadores de san Pedro donde vivo, pero en otros lugares se adentró una hora. Luego fue que resucitó por sí mismo con esa fuerza colosal imposible de predecir: quebrando en dos al mismo silencio original se devolvió inundando islas como Robinson Crusoe, frente a esta Caleta de San Pedro, donde una hora después del terremoto el mar inundó más de trescientos metros el poblado de Juan Bautista, devastando 3,5 kilómetros del territorio de la isla, casi destruyendo todas las casas, el colegio, la municipalidad y la plaza pública; tragando villorrios enteros tal cual el de Constitución o parte importante de Pichilemu; entrando olas continuas de varios metros de alto a pueblos como Talcahuano, y ciudades legendarias de los mares del sur como Concepción, que fue arrasada en gran parte. En Coi Coi frente a Temuco el mar entró sobre 200 metros; Dichato fue arrasado desplazando las embarcaciones por los caminos; el Puente Viejo del río Bío Bío destruido. En Tomé y Penco el paso de las aguas borró todos los caminos. El mar se vino explotando con furia en olas de aguas definitivas, como la de más de diez metros que a las cinco de la mañana se acaba de llevar el camping entero Ojos de Mar en mi vecino poblado de Llo-Lleo, que cruzo casi casa día, donde antes de llegar la gran ola comenzó a salir agua de unas grietas que se hicieron en el suelo. Vayan estas líneas en nombre de estos mis muertos, que suman tantas inexplicables almas devueltas a la distancia.
Las noticias cuentan que en la Región costera del Maule el paisaje es desolador, devastando sucesivos tsunamis zonas completas de Chanco, Pelluhue, Iloca, Curanipe y por supuesto Constitución, donde se detectaron olas sucesivas de más de 10 metros; en Maule fueron afectados en especial los cascos históricos de sus ciudades más importantes; Curicó, Talca, Linares y Cauquenes. En Curicó, la iglesia de San Francisco perdió su nave central y quedaron muchos inmuebles inutilizables, como el que albergaba el diario la Prensa. El Talca casi todo el centro histórico está literalmente en el suelo por ser en su mayoría construcciones de adobe centenario; también quedó destruido el Mercado Central, monumento nacional, y devastada la iglesia de los Agustinos; también la centenaria iglesia Corazón de María, orgullo del patrimonio Maulino, tiene serios daños estructurales. El templo de San Antonio de Padua, en Chépica, se derrumbó y sólo su torre quedó en pie. Según lo que sabemos hasta ahora, en especial en zonas de Maule, Bío Bío, La Araucanía y la Región de los Ríos, la destrucción es enorme en materia de infraestructura, con el derrumbe total o parcial de edificios, casas, autopistas, puentes, aeropuertos y otras construcciones incluyendo las dedicadas a la salud y la educación, como hospitales y escuelas. Lo que supone armonizar los esfuerzos de todos los oficios y profesiones, en principio he visto actuar valientes rescatistas, bomberos, paramédicos, carabineros, fuerzas armadas, voluntarios encendidos en cada vecino; avisando de las estructuras en peligro, aislando las zonas de riesgo, ayudando a evacuar a los necesitados; con las fuerzas en lo posible de lo humano manteniendo el orden, manejando el oportuno envío y distribución de la ayuda de todo tipo, restableciendo el suministro de servicios básicos, como electricidad, agua, gas, telecomunicaciones. Se ha decretado oficialmente estado de catástrofe, por los dos millones de damnificados, activando el Plan Nacional de Emergencias Sísmicas sistematizado en 2002 por la Oficina Nacional de Emergencias de Chile, que plantea las directrices que deben seguir los ministerios y los servicios, instituciones y organismos dependientes o relacionados con el Estado: este incluye el llamado Accesísmico, una metodología para elaborar planes de prevención y respuesta por actividad sísmica, que se pondrá a prueba ahora y, seguramente, será perfeccionado para el análisis de riesgo, planificación y reconstrucción que permitirá revisar normas y diseños de construcción; la eventual reubicación de asentamientos poblacionales y todas las necesidades que tendremos que cubrir como país. La vitalidad de los pueblos costeros es sorprendente y así enfrentaremos los hechos.
Mientras escribo estas lineas, la Lucrecia y Obama se comunican entre el primer y segundo piso con ladridos cortos prolongados y sonoros anunciando su presencia, socializando desde las distancias y reafirmando su territorio, alertas, para echarse luego de un suspiro que es sonido sin tristeza, más bien como anunciando que están satisfechos, que se van a echar un ratito, que al final su trabajo es satisfactorio y bien se merecen haber comido caliente y ahora una buena siesta para imaginar que todo ha sido un sueño y nada más, que de no ser así, mañana hay mucho que trabajar. Así pienso. En Chile, cuando no somos nosotros mismos, la naturaleza suele recordarnos que la vida es una cuestión muy frágil, y que lo único que contamos para hacer frente a las catástrofes que producimos o nos sobrevienen somos nosotros mismos; nuestro ánimo de cuerpo; nuestra resiliencia; nuestra fuerza que hace que Chile sea lo que es; ahora cuando deberemos construir casi entero un nuevo país, asentado en la esperanza de que este dolor adquiera algún sentido y desafío de unidad para un país. Una coyuntura que exige a cualquier nación, de sus autoridades y ciudadanos una inédita dosis de organización y generosidad, centrado en lo inmediato en el apoyo a los más afectados y, luego, en la reconstrucción. .
Internet da cuenta de la solidaridad de personas de todas partes del mundo con Chile en estos momentos tristes, que se hacen menos dolorosos cobijados por las redes sociales. Aquí en la Caleta San Pedro de Cartagena los vecinos nos pasamos dos noches alrededor de una gran hoguera cálida de eucaliptus y pinos silvestres, que avivamos con paja y ramas secas de las orillas de los acantilados. Las vecinas prepararon té, café, leche con chocolate y comida, pollo asado y pan amasado, mientras por la radio de un auto nos íbamos enterando, ciertamente protegidos en las alturas de estas rocas y en la calidez de la fraternidad humana. En 1985 me encontré en el terremoto de la Ciudad de México con 8.1 grados de intensidad en la escala Richter, que viví en la mi departamento de la Plaza Washington, casi en el epicentro de la catástrofe, en un edificio de cuatro pisos de piedra que se mantuvo intacto, donde llegaron mis amigos y estuvimos dos días haciendo vigilia, siguiendo el consejo de la sabia Guadalupe Pita Amor, que allí estaba con nosotros, quien nos indicó que cada uno hiciera lo suyo, que trabajáramos en algo, que mientras hubiera alguien trabajando, no había fuerza posible que quisiera acabar con el ser humano, y tomando su cuaderno que traía se puso a escribir su poesía, entre las réplicas que fueron si acaso más intensas que las sentidas ahora: así mismo hice: tomé una pequeña libreta y alrededor de la fogata, alumbrado por el fuego y la luna me puse a escribir, y, lo juro, más luz ni de día yo quería. Ahora trazo estas lineas rápidas transcurridas entre réplicas intranquilas. La radio cuenta que en el vecino Valparaíso, la torre de la iglesia San Francisco, construcción que le da el sobrenombre de “Pancho” al principal puerto del país, es la más afectada, junto a algunas construcciones de la zona histórica, como el Palacio Subercaseaux y el Palacio Polanco; escuelas tradicionales como el colegio Juana Ross de Edwards y el Liceo Eduardo de la Barra también han sido dañados y deberán reconstruir sus estructuras, como la de hospitales como el Eduardo Pereira y el Carlos van Buren, donde se inundó la unidad de emergencias y se produjo un daño estructural en el puente que une dos edificios del complejo. La zona portuaria revela hundimiento de hasta 40 centímetros en uno de sus sectores; el legendario Muelle Prat quedó seriamente dañado. La Capilla de Lo Vicuña de Putaendo, monumento histórico, se derrumbó completamente. A minutos del sismo unos diez mil vehículos se lanzaron a las calles de Viña del Mar, en dirección a la ruta 68 para huir hacia la cordillera, mientras que las personas que se encontraban en el borde costero evacuaron las áreas de inundación demarcadas para caso de tsunami y corrieron hacia el sector oriente de la ciudad, concentrándose en el Sporting Club y el Palacio Vergara, en un traslado dificultado por los semáforos, postes de luz y trozos de concreto que cayeron a la calle, entre los automóviles haciendo sonar sus bocinas para evitar atropellos y aportando con la luz de sus focos en medio de la oscuridad que se hizo total. Varios palacios y museos declarados monumentos nacionales de Viña del Mar, han resultado afectados, siendo el más dañado su Museo de Bellas Artes que funciona en el Palacio Vergara, así como el Teatro Municipal, donde hay daño estructural y se quebraron todas las esculturas de mármol.
La honorable presidenta Michelle Bachelet, luego de una cargada agenda internacional, venía llegando desde Buenos Aires pasada la una de la mañana, descansó dos horas antes del sismo, concentró en su residencia en Las Condes a su familia, que entre sus miembros cuenta con su madre de 84 años, la legendaria luchadora Angela Jeria, y pocos minutos después de las cuatro de la mañana estaba en la Oficina Nacional de Emergencia, desde donde habló por radio y televisión, informando de lo ocurrido haciendo un llamado a la calma y dando consejos médicos post traumáticos inmediatos a la población, así como sugiriendo de inmediato que en algunos lugares, en las zonas costeras de réplicas fuertes, las personas se acerquen a las tierras altas. Y no ha dejado de trabajar, concentrada en sus dos labores principales: médico y Jefa de Estado en el Palacio de La Moneda, junto a su gabinete, donde llegó luego de sobrevolar en helicóptero, primero todo Santiago, y luego en avión las zonas afectadas, dirigiéndose por la noche al país informado de lo que ha visto y las medidas que se están tomando. El electo presidente Sebastián Piñera, que asume el gobierno chileno este día 11 de marzo, puso a disposición de La Moneda su gabinete, con quienes ha estado también sobrevolando las zonas afectadas y reunidos en la Onemi para preparar su trabajo inmediato. En momentos tan difíciles se ha recibido la solidaridad inmediata del resto del mundo. Entre los mandatarios que de inmediato se comunicaron con La Moneda lo hizo el presidente de Ecuador, Rafael Correa, y de España José Luis Rodríguez Zapatero, así como el Rey de España, Juan Carlos II, quienes hicieron llegar de inmediato una aeronave con 7,5 toneladas de ayuda humanitaria y un equipo de 63 personas, entre bomberos y personal de salud. Cuba envió una brigada de 27 médicos, además de hospitales de campaña, instrumental y medicamentos. Japón hizo llegar equipos de rescate especializados en escombros y perros adiestrados para este tipo de desastres. Así también, el presidente de México, Felipe Calderón, envió un avión con equipos de rescate, médicos y perros rastreadores. Sin oficialidad, llegó el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, quien estaba en Montevideo en el cambio de mando en Uruguay, quien en lugar de regresar a su país se vino a Chile a apoyar en lo que pudiera: llegó en un avión Hércules trayendo un hospital de campaña, además de otros elementos, para evaluar con sus ojos la situación y tomar las medidas de asistencia que Brasil pueda adoptar para la ayuda. El presidente de Estados Unidos Barack Obama manifestó: “Estamos listos para ayudar en los esfuerzos de rescate y recuperación, y tenemos los recursos posicionados para despliegues si el gobierno de Chile pide nuestra asistencia”, llegando su primera ministro Hillary Clinton trayendo su saludo y teléfonos satelitales; hospitales de campaña con equipos de operaciones y cirugía de primeros auxilios, sistemas autónomos de diálisis, equipos de generación de energía eléctrica, carpas y equipos de purificación de agua salada. El presidente de Perú, Alan García, expresó que su país se pone “al servicio de Chile” para lo que necesitemos, y vino por tres horas trayendo un equipo de 21 médicos acompañados de su ministro de salud, Oscar Ugarte, y un hospital de campaña; luego hizo llegar dos aviones de carga con carpas, toldos y un equipo de 34 efectivos del Cuerpo de Bomberos Voluntarios del Perú. De México, el presidente Felipe Calderón envió a hombres de su “Brigada De Rescate Topos Tlatelolco”, que nació durante los eventos del terremoto de 1985, entre quienes figuran rescatistas, técnicos especializados en materiales peligrosos, ingenieros estructurales, médicos y perros amaestrados en la búsqueda de personas; provistos de sus equipos y con capacidad de autonomía para ocho días de trabajo. También el presidente Alvaro Uribe envió desde Colombia personal de rescate. De Argentina la presidenta Cristina Fernández llamó a la presidenta Bachelet y ofreció “toda la ayuda necesaria”, enviando de inmediato seis aviones con un hospital militar reubicable con 55 médicos, tres plantas purificadoras de agua y cuatro plantas generadoras de energía, mostrando su disposición para elevar en hasta seis veces los envíos de gas natural hacia el ducto chileno, para descomprimir los requerimientos de diesel del sector eléctrico, lo que se comenzó a hacer efectivo de inmediato.
Asimismo lo hizo el Jefe de Estado de Bolivia Evo Morales, quien dijo: “Vamos a compartir lo poco que tenemos con el pueblo chileno”, enviando la mitad de su sueldo, así como el de algunos de sus ministros que se adhirieron, y haciendo llegar 40 toneladas de agua embotellada, y anunciando una campaña de donación de sangre para Chile. Canadá hizo un aporte de 150 albergues de campaña. China, como Japón y Australia, concretó un aporte de 1 millón de dólares, y envió un hospital móvil, una planta para purificar agua y carpas de campaña. Corea del Sur envió un avión con personal médico y alimentos. La Comisión de la Unión Europea también de inmediato se puso a disposición de lo que requiriéramos en Chile a través de su vocero José Manuel Durao Barroso, haciendo un aporte inmediato de 4 millones de dólares. Y en especial el presidente de Francia Nicolas Sarkozy (que ofreció de inmediato 70 rescatistas y 12 perros de rastreo), el primer ministro de Gran Bretaña Gordon Brown así como la reina Isabel II. El secretario de la Organización de Estados Americanos, José Miguel Insulza, expresó que Chile “cuenta con toda la cooperación” que esa organización pueda brindarle. De la misma forma, el gobierno de Israel puso de inmediato a disposición hospitales de campaña de avanzada, equipos purificadores de agua, puentes mecano e ingenieros civiles. Alemania envió especialistas en rescate, médicos y un experto en coordinar asistencia. El secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki Moon, arribó al país, expresando, primero que nada, profundas condolencias, y trayendo 10 millones de dólares, teléfonos satelitales, generadores eléctricos y otros objetos, expresando su afán de apoyo humanitario y técnico, junto a los organismos que tiene la ONU. De Rusia, enviaron dos aviones de transporte IL-76, con más de 50 toneladas de carga humanitaria, consistente en frazadas, tiendas de campaña para decenas de personas, generadores eléctricos, instrumentos de rescate, extractores y purificadores de agua. La ayuda internacional y la que se ha logrado de inmediato recabar en el mismo país con una teletón bajo el nombre de Chile ayuda a Chile organizada por Mario Kreutzberger (que juntó una parte de lo que se necesita), logrará en parte paliar las pérdidas de la catástrofe estimadas en principio en unos 30 mil millones de dólares.
Ya llegará el momento de hacer evaluaciones críticas, por ahora es necesario enfrentar la urgencia, pero es necesario anotar que los sistemas informáticos internos y la comunicación digital puso en jaque a servicios cruciales. Los teléfonos celulares fueron prácticamente nulos en las zonas de catástrofe: apenas luego de varias horas comenzaron a funcionar permitiendo comunicarse primero con las redes de telefonía fija; la explicación es simple: las radioestaciones y antenas repetidoras de celulares funcionan con energía eléctrica; al fallar la electricidad, el sistema contempla como mecanismo de respaldo el funcionamiento de bancos de batería, que en la realidad deben tener un tiempo determinado de duración, pero fue un tiempo mínimo o colapsaron casi de inmediato. Asimismo se pudo comprobar que la red de Internet inalámbrica se hizo fundamental en las primeras horas, cuando, junto a la infalible radiotelecomunicación, y la mensajería SMS que siguió activa, fueron la única forma de enterarnos de lo que estaba sucediendo más allá del impacto inmediato que sufríamos cada cual donde estábamos. La preeminencia de la red virtual ha hecho posible que el V Congreso de la Lengua Española a celebrarse en Chile en estos días, que marcaba el inicio del año cultural, pasa a ser históricamente el primer congreso realizado en forma virtual. Se encontraba en Chile el director de la Real Academia Española, Víctor García de la Concha, quien aceptando suspender las actividades presenciales del encuentro, programó junto a los organizadores en Chile, y Carmen Caffarel, directora del Instituto Cervantes, subir a la web todas las conferencias plenarias, además de las publicaciones: los diccionarios de americanismos proyectados presentar, las ediciones conmemorativas de Gabriela Mistral y Pablo Neruda... Se comienza a subir a la red todo el trabajo realizado, para que queden divulgadas las actas y con acceso público al cibernauta, a partir de ahora mismo. Algo claro que aprendimos con este magno terremoto de 2010 es a impulsar la solidaridad digital, liberando la Wi-Fi en momentos difíciles mientras no se haga de uso común a todos. Aquí en Chile se esparció de inmediato la iniciativa de liberar el acceso a los routers con clave, para compartir el internet inalámbrico con quienes están desconectados, sugiriendo recomendaciones para hacer un uso racional de la web en el momento crítico, porque las redes también están en una situación de vulnerabilidad significativa, y se trata de que los recursos estén lo más disponibles posibles, evitando el tráfico de archivos pesados, así como evitar en lo posible entrar a internet con los teléfonos celulares, para no congestionar la red, en especial donde la señal es aún débil y donde la aparente mejor forma de comunicarse, si no es posible por voz, es a través de mensajes de texto.
© Waldemar Verdugo Fuentes.