24 de octubre de 2009

FRAY CAMILO HENRIQUEZ, EL ADELANTADO

FRAY CAMILO HENRIQUEZ, EL ADELANTADO.

En "Ensayo sobre la vida y escritos de Camilo Henríquez" cuyo autor es Luis Montt, se relata que desde muy niño mostró fray Camilo inclinación al estudio, y un carácter meditabundo y melancólico, que sus padres tomaron por signo de vocación religiosa , es por ello que a los 9 años es internado para que estudie en el colegio Carolino de Santiago. En 1784 cuando tenía quince años, un tío materno religioso de la orden de San Camilo, llamada de la Buena Muerte, logró que fuera enviado a Lim
a: en el convento es instruido por fray Ignacio Pinuer, teólogo chileno, de quien aprende gramática latina, sicología y lógica. Completó sus estudios como religioso el 28 de enero de 1790. En un documento firmado por otro de sus maestros, fray Luis Martínez de Morentin, este afirma que Camilo Henríquez “tenía una distinguida capacidad y no cedía a persona alguna en su contracción al estudio. Hizo extraordinarios progresos y adquirió crédito y estimación por su saber, habiendo dado preferencia a las investigaciones políticas, al examen de autores modernos y al cultivo de las ideas liberales”. Visión que se ve reforzada con la reconstrucción histórica de Luis Montt, que señala: "La instrucción que entonces se daba en los conventos, como en la generalidad de los colegios, era escasa y deficiente para formar un hombre medianamente ilustrado... La geografía, las matemáticas, la historia, las bellas letras, eran completamente desconocidas en las aulas conventuales. Estudios tan incompletos no podían satisfacer a un espíritu aplicado e investigador como el de Camilo, y se dedicó con empeño a la medicina, a las ciencias naturales y a la filosofía social, o mejor dicho, a las ciencias políticas. Hacíalo este último estudio en los libros de Juan Jacobo Rousseau y otros autores franceses que, aunque prohibidos en los dominios españoles eran los que podían darle nociones más exactas y verdaderas”.
La etapa que comienza entre 1796 y 1809, está plasmada por diferencias históricas, las cuales se deben a la cantidad de procesamientos a las que se enfrentó Camilo Henríquez con el Tribunal de la Santa Inquisición, sin embrago todos coinciden que las razones de los procesamientos se debieron por tener libros prohibidos y consagrarse a sus lecturas. El destacado investigador chileno José Toribio Medina, plantea que el fraile fue procesado tres veces; la primera en 1796, la segunda en 1802, la cual documenta en el libro "Historia del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición en Chile", de donde se desprende que fray Camilo fue perseguido por una causa que finalizó en 1803, quedando en claro que el fraile leía el “Contrato Social” de Rousseau. Y la última en 1809, cuando se señaló que cierto día le pidió una persona, que acaso era espía de la Inquisición, una obra de Voltaire para leerla. Fray Camilo se la negó, diciendo que no era incompatible con sus conocimientos. Esta misma persona le delató al tribunal afirmando que seguía siendo lector de libros prohibidos. No demoró mucho el Santo Oficio en mandar a sus alguaciles a la celda del fraile, donde se encontraron en ella efectivamente algunos libros excomulgados. El relato continúa con: “Camilo fue sometido a prisión y como la presteza en el enjuiciamiento no era una de las virtudes de aquel piadoso tribunal, permaneció algún tiempo en los terribles calabozos de Lima. Al fin, accediendo a las repetidas instancias de los padres de la Buena Muerte, el inquisidor general hizo venir de La Paz a fray Bustamante, doctor de alguna fama, para que examinase a Camilo Henríquez. Informó el doctor Bustamante que fray Camilo era un católico cuya ortodoxia no podía ponerse en duda, y que el estudio que hacía de los libros heréticos que se le habían sorprendido era relativos a política”. De acuerdo al trabajo histórico del peruano, Manuel Palma Soriano llamado “Anales de la Inquisición" se señala: “Un inquisidor se constituyó en su celda... Se encontró que los colchones de la cama de Henríquez estaban rellenos de libros, y el ilustrado chileno fue conducido en el acto a las mazmorras del Santo Oficio... es probable que, en 1810, se le ordenó que pasase desterrado a Quito”.
En 1811 regresa a Chile, su reinserción política se ve iniciada el 6 de enero, cuando comienza a circular el manuscrito “Proclama de Quirino Lemáchez”, documento de su autoría, en el cual insta a votar por hombres capaces de luchar por las ideas independistas en las elecciones por la formación de un Congreso Nacional. La proclama fue re-publicada en El Español, de Londres, y en la Gaceta de Buenos Aires, Argentina. El primero de abril de ese mismo año, participa en la sofocación del llamado "Motín de Figueroa". Luego, el 4 de julio, se constituye el primer Congreso Nacional, donde participa como diputado suplente por Puchacay. A instancias de la inauguración del Congreso, fray Camilo pronuncia un sermón que escandalizó al público monárquico y devoto que asistía a un Te Deum en la Catedral de Santiago y que quedó en parte registrado en las actas de las secciones de los cuerpos legislativos. En noviembre en el Congreso, promueve un plan de estudios, cuyo fin era organizar la enseñanza pública, el cual es reconocido como la idea inicial de la creación del Instituto Nacional.
El 16 de enero de 1812 es nombrado por José Miguel Carrera Verdugo y la Primera Junta de Gobierno en Santiago, como redactor de La Aurora de Chile, primer periódico nacional, donde comienza a trabajar. Frente a la edición del primer prospecto, hay versiones divergentes, ya que la mayoría postula que se realizó el 12 de febrero, sin embargo, existen evidencias de distintos tipos de colofón de impresión, que hacen suponer que existieron al menos tres impresiones del prospecto. El primer ejemplar numerado circula el 13 de febrero y el cronista de la época fray Melchor Martínez relata: “No se puede encarecer con palabras el gozo que causó su establecimiento. Corrían los hombres por las calles con una Aurora en la mano; y deteniendo a cuantos encontraban, leían y volvían a leer su contenido, dándose los parabienes de tanta felicidad, y prometiéndose que la ilustración y la cultura transformarían a Chile en un reino de sabios”.
En La Aurora de Chile participaban como colaboradores Antonio José de Irisarri, Bernardo de Vera y Pintado y Manuel de Salas; además bajo los seudónimos de Cayo Horacio, Roque Harismenlic, Canuto Handin y Patricio Curinancu, escribía fray Camilo Henríquez. El éxito inmediato del periódico levanta interés por conocer a sus hacedores y refresca los problemas que había tenido fray Camilo con la Santa Inquisición en Lima y son desmenuzados sus escritos, y el 18 de agosto de 1812, la Junta de gobierno chileno nombra por medio de un decreto, a una comisión encargada de "formular un proyecto de reglamento de imprenta”, lo cual fray Camilo, interpreta como un acto de censura a sus ideas, a lo que responde con dos decisiones, la primera fue no publicar el decreto, pese a que por su naturaleza de "Ministerial y político" debía haberlo publicado; y la segunda medida, fue la publicación en el ejemplar del 3 de octubre de 1812, de un extracto del discurso -que el mismo tradujo- del poeta inglés Milton, acerca de la libertad de prensa. El periódico es censurado y el número siguiente de “La Aurora de Chile”, dos meses después, publica la censura oficial del gobierno y el discurso entero de Milton que en letra destacada se anuncia rescatando la frase: “Ya que estáis diciendo que volvamos a ser esclavos, a lo menos aprovechémonos del corto tiempo que nos resta para despedirnos de la libertad”.
Otra de las obras de importancia en la cual participó como redactor fue el "Reglamento Constitucional Provisorio" de 1812, primera constitución política, trabajo que le fue encargado por José Miguel Carrera, que siempre lo apoyó. En esta etapa da vida a su primera obra dramática, la cual titula "La procesión de los tontos". El jueves 1 de abril de 1813 se deja de imprimir La Aurora de Chile y nace el "Monitor Araucano". Frente al suceso Vicuña Cifuentes escribe: “Dejó de publicarse La Aurora sin aviso previo ni declaración póstuma con referencia a las causas que motivaban su ausencia definitiva; lo que hace hoy aventurada cualquier suposición sobre esta materia. El hecho de que cinco días después apareciera por la misma imprenta, bajo la misma redacción y como órgano oficial también, El Monitor Araucano, aleja toda sospecha de desavenencias entre Henríquez y la Junta y hace pensar que, deseoso tal vez el Gobierno de que el periódico que tuviese en lo sucesivo su representación no fuera el mismo que tantas resistencias había provocado, con sus audaces teorías, en la parte timorata de la población, decidió, de acuerdo con Henríquez, suspender la publicación de aquél y fundar inmediatamente otro de carácter oficial más definido, como en efecto lo tuvo El Monitor, el cual, por sus exiguas proporciones, se prestaba poco, además, para continuar en él la obra de propaganda revolucionaria en la forma amplia y verbosa en que la había planteado Henríquez en la Aurora”.
Mientras el "Monitor Araucano" circulaba, el 23 junio de 1813, se establece la libertad de imprenta en Chile. Al mes siguiente la idea de fray Camilo frente a la formación de un colegio, se plasma el 27 de julio cuando es creado el Instituto Nacional de Chile, el cual entra en funcionamiento el 10 de agosto. Ese mismo año escribe "Catecismo de los Patriotas" y ve concretarse otra de sus aspiraciones: la creación de la Biblioteca Nacional y redacta para José Miguel Carrera un decreto que instaura que los monasterios en territorio chileno tuvieran escuelas para hombres y mujeres. Durante 1812-1814, fray Camilo, también se desempeñó como secretario del Senado. Actividad que lo involucra e incentiva para proponer la supresión de la pena de muerte, proponiendo la reclusión perpetua. También propone implementar algún sistema de protección para los indígenas. Entonces, un gran cambio acontece tanto en la historia nacional, como en la vida personal de fray Camilo, ya que tras el desastre de Rancagua, José Miguel Carrera (así como muchos patriotas) deben emigrar y fray Camilo se auto exilia en Buenos Aires, Argentina. Este periodo que va desde 1814 hasta finales de 1821, según palabras de Amunátegui: "Camilo Henríquez no era en 1814 el mismo hombre que en 1810. El impetuoso fraile, que había hecho de su pluma una espada para derribar el retrato de Fernando VII, había decaído. El individuo a quien he denominado Pedro el Ermitaño de la independencia, conservaba la robustez de sus pulmones; pero había perdido la fe en el triunfo inmediato de su causa". Durante su estadía en Argentina, gracias a su amigo Diego Antonio Barros, pudo colaborar en la redacción de la Gazeta de Buenos Aires, donde publica en 1815 "Observaciones acerca de algunos asuntos útiles" que salió a circulación en 4 ejemplares durante mayo y septiembre. En 1817 el Cabildo de Buenos Aires lo nombra para redactar el periódico "El Censor", cargo en el cual permanece hasta febrero de 1819. En esta etapa traduce el "Bosquejo de la democracia" de Robert Bisset. También escribe su segunda obra dramática "Camila o la patriota de Sud América" donde retrata la violeta represión con la cual actuaron los sectores realistas de Quito en 1809, y que fue impresa por primera vez en 1817. La tercera obra del fraile fue "La inocencia en el asilo de las virtudes", que no alcanza a ver publicada. Para Henríquez el teatro debía ser una "escuela de la política", con esa aspiración es que forma en Argentina, la "Sociedad del buen gusto del teatro". Sus lazos con Chile nunca los cortó, y a través de Manuel de Salas, señala una larga lista de títulos de libros adecuados para la Biblioteca Nacional. Llegan noticias de que su existencia en Argentina se ha vuelto triste, se entera del fusilamiento de José Miguel Carrera, ha dejado el trabajo periodístico por motivos de salud y está solo. El 15 de noviembre de 1821, estando en el gobierno Bernardo O’Higgins como Director Supremo, le escribe una carta a través de la cual lo invita a regresar a su suelo nativo: “Aunque en este último periodo de la libertad de Chile ha guardado usted tanto silencio que ni de nuestro suelo ni de mi se ha acordado en sus apreciables producciones, que siempre se conocen por la inimitable dulzura y juicio que las distinguen, yo quiero ser el primero en renovar una amistad que me fue tan amable y que puede ser útil al país en que ambos nacimos. Muchas veces he deseado escribir a usted invitándole a su regreso; pero no quería ofrecer lo que no fuese equivalente, o mejor, de lo que usted disfrutase, y aún esperaba la terminación de la guerra para que ni esta retrajese a usted en venir. Ahora, pues, que la libertad del Perú ha asegurado la nuestra; ahora que nuestra República debe empezar a engrandecerse, es cuando escribo esta para proponerle el que venga al lado de su amigo, a ayudarle en las penosas tareas del gobierno. Los conocimientos y talentos de usted son necesarios a Chile y a mí; nada debe, pues, retardar su venida cuando la amistad la reclama.[...] Cualquiera que sea la comodidad con que en ésa le brinden, yo le protesto que las que le proporcionaré no le serán desagradables, y sobre todo usted no debe apetecer más gloria que la de contribuir con sus luces a la dirección de esta República que le vio nacer. No le arredren a usted ni la preocupación ni el fanatismo: usted me ha de ayudar a derrocarlo con tino y oportunidad.”
El 8 febrero de 1822 inicia su viaje de regreso a Chile, sin embargo ya en 1821 Bernardo O’Higgins, a través de un decreto señala: "Atendidos los méritos y servicios del clérigo regular ciudadano Camilo Henríquez, vengo en conferirle el empleo de capellán de ejército del Estado Mayor General, con el sueldo asignado por reglamento". A causa de lo anterior, surgió una polémica entre fray Camilo y otros religiosos, ya que por motivo del cargo que ocupó en el ejército, fray Camilo desde su llegada desde Buenos Aires abandonó el traje eclesiástico y comienza a vestir uno intermedio de castrense y de civil, lo que hacía que los otros religiosos y fieles lo miraran como apóstata. El explicaba el abandono de la vestidura talar, con su título de capellán del estado mayor general que se le había conferido
Otro de los votos de confianza que le entrego O’Higgins, antes de su regreso, fue que lo nombrara en la junta que tuvo a su cargo la aplicación del sistema de Lancaster a las escuelas chilenas. A través de un decreto dictado el 27 de abril de 1822, es nombrado bibliotecario de la Biblioteca Nacional. Asimismo se le encarga la redacción de la "Gaceta Ministerial" y la formación de un periódico sobre la estadística del país, que sería publicado cada ocho o quince días, a esta segunda publicación le dio un carácter de revista, donde incluyó estudios originales y traducidos y al cual llamó "Mercurio de Chile", el cual circuló desde mayo de 1822 hasta abril de 1823. Asimismo, en junio de 1822 es convocado para formar parte de una Junta de Sanidad, cuyo objetivo fue estudiar las medidas necesarias para mejorar la salud de la población y evitar el contagio de enfermedades, lo cual impulsó el desarrollo de los hospitales y el restablecimiento de los hospicios para indigentes. En este mismo período, es designado secretario para redactar el Reglamento constitucional, actividad que lo impulsa para fundar el periódico "Diario de la convención de Chile", en el cual se registran las actas de las sesiones e inserta documentos oficiales. Su actividad incluye labores como impulsor de la creación del Cementerio General; en el aspecto legal también gracias a sus iniciativas se suprime las penas corporales de azotes y baqueta en el ejército, visita las cárceles para velar por la correcta administración de la justicia y el cumplimiento de la ley de amnistía por causas políticas. Otra de las publicaciones periódicas que crea en el período es "El nuevo Corresponsal", también escribe el libro "Observaciones eclesiásticas y otros papeles", compuesto de dos secciones, una "el observador eclesiástico" y la otra llamada "Aviso que da al pueblo de Chile un filósofo rancio": compendio de las explicaciones que había dado Henríquez frente al terremoto del 19 de noviembre de 1822. Esta actividad telúrica generó que los habitantes de Santiago antiguo llevaran a cabo diversas manifestaciones de fe, muchas de ellas penitencias sangrientas, por lo cual se inició un prolongado debate a través de la prensa de la época entre fray Camilo, y otros religiosos como el cura dominico Tadeo Silva. Fray Camilo, citando bases científicas, reprobaba las actitudes penitenciarias de algunos creyentes, apelando al origen natural de fenómenos como los terremotos, “ante los cuales consideraba innecesario brindar tan repugnante espectáculo.” En 1823 es elegido diputado suplente por Chiloé y Copiapó, su estado de salud ya era delicado, no obstante, en noviembre de ese mismo año el gobierno le designó como oficial mayor del Departamento de Relaciones Exteriores, cargo que no alcanzó a ejercer debido al deterioro de su salud que se hace irreversible hasta su muerte ocurrida el 16 de marzo de 1825, quedando en la memoria colectiva chilena como una de sus mentes preclaras, y entre los anarquistas como un adelantado, tal cual hoy se le cita.
(Fragmento de “Perspectiva de la No-Violencia”)
(c)Waldemar Verdugo Fuentes, 2009

OTROS GRAFICOS PIONEROS EN CHILE.

OTROS GRAFICOS PIONEROS EN CHILE.

Emulando al adelantado alfabetizador fray Camilo Henríquez, la primera agrupación de carácter revolucionario anarquista en Chile fue la Unión Socialista, que se formó en 1897, pero donde se expresó mejor fue en los gremios especialmente gráficos, donde los grupos autónomos de trabajadores hasta ahora son bastiones de las prácticas libertarias; además de los obreros agremiados estucadores, pintores de brocha, zapateros, panaderos, estibadores, cuya influencia se expande a los principales centros industriales y productivos del país. Estos núcleos anarquistas recibieron un importante estímulo con la visita a Chile del notable anarquista italiano Pietro Gori el año 1900, quien ofreció charlas y conferencias. Desde entonces los anarquistas propician el método de la acción directa, vale decir, la lucha frontal llevada adelante por los mismos trabajadores contra la parte patronal y tienen por principal arma de lucha la huelga, las cuales frecuentemente asumen un carácter violento, dado el hostigamiento del Estado y su aparato represivo y de la patronal y sus poderes en contra de las demandas de los trabajadores. Por lo general, las protestas obreras encontraban por respuesta las balas policiales, militares o burguesas. Algunos ejemplos de esto, son las matanzas emblemáticas acaecidas durante la huelga del puerto de Valparaíso en 1903, en la que pierden la vida una cincuentena de obreros; la Semana Roja de Santiago, en 1905, donde el pueblo se movilizó en protesta por los precios de la carne, cayendo 250 vecinos, y la tristemente célebre masacre de la Escuela Santa María de Iquique, en 1907.
Por entonces, los anarquistas criollos no ven la necesidad de establecer una organización político-revolucionaria anarquista, y pretenden por el contrario, que las organizaciones sindicales asuman posiciones "partidarias" propias de la organización político-revolucionaria. Esta concepción anarco-sindicalista, que mezcla los roles de la organización de masas con los de la organización política (lo que no equivale a decir que a las organizaciones de masas no les corresponda asumir un rol revolucionario o posiciones tales), permanecerá hasta nuestros días, firmemente arraigada en el movimiento anarquista en Chile, donde otra de sus tareas características ha sido la lucha anti-militarista, de hecho una de las primeras actividades masivas convocadas por los anarquistas fue la protesta popular en contra del establecimiento del Servicio Militar Obligatorio el año 1900. Tuvieron un rol importante en la formación en 1905 de la Federación de Trabajadores de Chile, que enfrentó una fuerte resistencia del Estado y los poderes económicos, pero encontraron un decidido apoyo de los grupos cristianos, quienes desde entonces, y en ciertas épocas difíciles del país han actuado decididamente conjuntos apoyando al pueblo cuando ha quedado desvalido. En Chile, la propaganda anarquista pionera tiene como protagonistas a agitadores locales, como Magno Espinosa, Luis Olea, Víctor Soto Román, Esteban Cavieres, Carmen Herrera, entre los que dejaron escritos que hoy se estudian. Sin embargo, se debe citar algunos anarquistas extranjeros como el italiano Lombardozzi, que apoyó las organizaciones de trabajadores, y al enloquecido español Antonio Ramón que apuñaló (en 1914) al general Silva Renard, quien había ordenado la matanza de la escuela Santa María siete años antes, donde fue asesinado su medio hermano Mauricio Vaca, obrero baleado entre los 3600 al interior de la escuela en Iquique. Una de las puñaladas anarquistas, obligó al general a llevar un parche en el ojo hasta su muerte. Ya entrando en la década de 1910, se sostendrá un constante repunte de los anarquistas y de su actividad organizativa. Pero lo más notable, es que en esta época los anarquistas amplían su influencia más allá del sindicalismo revolucionario. En 1914 organizan la "Liga de los Arrendatarios", organización de carácter reivindicativo que llevará adelante las demandas de los arrendatarios de conventillos, respecto a cuestiones como los abusivos pagos de arriendo, las malas condiciones higiénicas, el hacinamiento... Incluso, se realizarán masivas negativas de pago de arriendos en protesta por las pésimas condiciones de vida. Por tanto, podemos considerar a los anarquistas como precursores no sólo de la organización sindical en nuestro país, sino que además, de las organizaciones "poblacionales". También aumentará la influencia de los anarquistas en las agrupaciones estudiantiles y hacia fines de esta década, la presencia anarquista se hará sentir muy fuerte en la FECh (Federación de Estudiantes de Chile, organización que agrupaba a los estudiantes universitarios y secundarios de la época, que posteriormente será sólo organización de los estudiantes de la Universidad de Chile), así como en la organización de una serie de grupos anarquistas estudiantiles, siendo quizás unos de los bastiones más importantes, la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, donde actuará el grupo Lux. A su vez, en esta época verán su aparición una serie de agrupaciones que plantearán de manera orgánica la emancipación de la mujer. Si bien este tema no era ajeno al anarquismo de principios de siglo, es en esta época que se forman una serie de "Uniones Femeninas" que agruparán a las mujeres en la lucha por igualar sus derechos con los hombres.
Cuando en 1909 se funda la Gran Federación, que luego será conocida como la FOCh (Federación Obrera de Chile) muchos gremios de influencia anarquista participan en ella, pero aquí se manifiestan las diferencias entre los trabajadores de influencia socialista de los libertarios. Este hecho, hace que muchos anarquistas tomen distancia de la FOCh y se alejen definitivamente cuando en 1912, con la formación del POS (Partido Obrero Socialista), la FOCh quede como la cara sindical de esta agrupación política. Las profundas diferencias entre las expresiones políticas de la clase trabajadora, repercutirán en sus organizaciones sindicales. Los anarquistas buscarán su camino propio para la unidad de las sociedades en resistencia. Ya en 1911 los trabajadores del área de Magallanes habían formado la FOM (Federación Obrera de Magallanes), donde coexistirán tendencias socialistas y anarquistas, pero en donde la influencia de éstos últimos será progresivamente mayor con el correr de la década, hasta llegar a ser una federación con características definidamente libertarias. En 1913 se forma la FORCh, para agrupar a las sociedades en resistencia de tendencia libertaria. Hacia fines de 1919, se llama a un gran Congreso Obrero en Santiago, donde asisten delegados de múltiples ciudades del país (Talca, Concepción, Valparaíso, Corral, Antofagasta, Iquique, etc....), aparte de los capitalinos, el que dará nacimiento a la sección chilena de los IWW (Trabajadores Industriales del Mundo- Industrial Workers of the World), con sólidos principios clasistas y que prenderá muy fuerte en todo el movimiento popular de la época. Su declaración de principios comenzaba diciendo "Entre la clase trabajadora y la clase patronal no hay nada en común", para terminar declarando que con la organización industrial de los trabajadores se formaba la estructura de la nueva sociedad dentro del cascarón de la vieja. Entre sus fines explícitos, estaba la lucha en contra del Estado, del Capitalismo, del régimen del trabajo asalariado y por combatir los prejuicios religiosos en las masas populares. Sus métodos de lucha eran la acción directa, el sabotaje y la huelga. Planteaban la necesidad de llevar la lucha frontalmente en contra del sistema capitalista. Entre sus órganos de difusión estarán "Acción Directa" (Santiago), "El Proletario" (Talca), "Mar y Tierra" (Valparaíso), entre otros menores o de gremios. Entre sus más destacados dirigentes estarán Armando Triviño, el "milico" , quien será su primer secretario general, Juan Onofre Chamorro, un destacado dirigente y activista portuario del gremio de los estibadores, Juan Demarchi, obrero carpintero de origen italiano que instruirá en la "cuestión social" al aún adolescente doctor Salvador Allende, Augusto Pinto, y los estudiantes Domingo Gómez Rojas y Juan Gandulfo. No se puede pensar en ningún caso, que la creación de este ente sindical, respondió a una copia mecánica a la experiencia de lucha de los obreros en otros lugares del mundo; no, la creación de los IWW en Chile era fruto de la maduración de la experiencia organizativa y de lucha propia de la clase trabajadora chilena desde fines del siglo pasado a través de las sociedades en resistencia. Venía a coronar el proceso de trabajo sindical comenzado por gente como Magno Espinoza y Luis Olea principiando el siglo. Además, esta organización en Chile, representaba la necesaria convergencia de los trabajadores en todo el mundo, sobre bases internacionalistas, para enfrentar a un sistema global, como es el capitalismo. Consecuente con el internacionalismo, esta organización participaba en 1925 en el segundo congreso, en Amsterdam, de la nueva Asociación Internacional de Trabajadores de corte anarco sindicalista, fundada en Berlín en 1922.
Si bien las disputas entre la FOCh y la IWW y los anarquistas, muchas veces con fundamentos y otras por puro sectarismo (con el que históricamente el socialismo atacó al comunismo anarquista), podían entorpecer el avance del movimiento, en realidad en la práctica y en muchas huelgas, las necesidades impuestas por la propia acción facilitaban la coordinación efectiva entre las dos agrupaciones obreras. Del mismo modo, existían espacios sociales en que anarquistas y la FOCh habían podido trabajar, como la Asamblea Obrera de la Alimentación (1918), instancia en donde se planteaban cuestiones urgentes del movimiento popular, como la carestía de la vida. Los anarquistas también pusieron fuertemente en práctica la unidad obrero-estudiantil. Es así como el secretario de notas del Congreso de 1919 que originará la IWW, será el estudiante Domingo Gómez Rojas, y como durante las huelgas estudiantiles por la Reforma Universitaria en 1922, la IWW se pliega al movimiento. Podemos ver también constantemente votos de "simpatía" en las asambleas de la FECh, hacia los IWW y la FOM. En 1926, se produce una escisión en el movimiento libertario con la fundación de la FORCh, por iniciativa de los obreros gráficos y de un pequeño grupo de gremios no representados en la IWW. Ello, por mayor afinidad con el modelo de federación por gremios (modelo seguido por la FORA argentina), así como producto de discusiones sectarias desde un mínimo grupo de anarquistas "principistas" que saturan la discusión y que se mantenían en posturas puras, las cuales con el paso del tiempo, producirán un alejamiento de los anarquistas de su base social de apoyo.
Las huelgas se sucedieron durante este período, sin que los patrones se mostraran mucho más blandos que a comienzos de siglo en su trato a los obreros "sublevados" pioneros: en 1913 se produce en el puerto de Valparaíso la "huelga del mono", en contra de la obligación a los trabajadores ferroviarios de fotografiarse, ya que con esto se perseguía reprimir a los activistas, en 1917 se declara huelga general de los portuarios; en 1919 comienzan una serie de movimientos huelguísticos por las ocho horas de trabajo; el mismo año en Puerto Natales durante la huelga de los trabajadores del frigorífico Bories, se abre fuego a los huelguistas ocasionando muertes ("la comuna de Puerto Natales"); en 1920 los IWW llaman a una Huelga General en Santiago por la jornada de ocho horas y en contra de la carestía de la vida; en 1921 mueren 130 trabajadores de la oficina salitrera "San Gregorio" víctimas de la represión a la huelga; en 1925 se produce la matanza de obreros huelguistas en La Coruña, al sur de Iquique. Pero como fruto de esta actividad huelguística, se consiguen importantes avances en las condiciones de vida de los trabajadores: se logra la jornada de ocho horas, se logra el descanso dominical, se logra la responsabilidad de los patrones por accidentes de trabajo, se reglamenta el trabajo nocturno, entre otros logros, pero por sobre todo se consigue fortalecer la conciencia de los trabajadores, se logra demostrar que la unidad, la organización y la lucha son las claves para el triunfo y se logra poner en cuestión al mismísimo sistema capitalista en el mundo obrero.
Los anarquistas de este período también realizan dos campañas internacionalistas de hondas repercusiones en el campo popular de ese período: la campaña de defensa a la Revolución Rusa, la cual es entusiastamente saludada por los anarquistas chilenos. Incluso, un titular de la "Verba Roja" llega a decir que la dictadura del proletariado está en camino del comunismo anárquico. Lamentablemente el posterior curso de los acontecimientos, no tardará en disipar dudas sobre el carácter burocrático que adoptaba la revolución, y en como el poder de los soviets, de genuina expresión de la clase obrera y del campesinado ruso, pasaba a convertirse en el poder dictatorial del partido bolchevique por sobre las masas populares. La otra campaña, es por la liberación de los anarquistas italianos en EEUU, Sacco y Vanzetti, los cuales, pese a las grandes protestas y a las campañas por su liberación en todo el mundo, mueren en la silla eléctrica en 1927.
A medida que crece la influencia anarquista, comienza también a crecer la represión hacia estos grupos revolucionarios que adquirían una creciente influencia en el mundo popular. Así vemos en 1918 redactada una ley de residencia que sirve como excusa para expulsar del país a múltiples agitadores anarquistas de origen extranjero, pero de larga residencia en el país, como Aquiles Lemire, Casimiro Barrios, etc. El mismo año se encarcela al redactor del periódico anarquista "La Verba Roja", Julio Rebosio, por negarse a hacer el Servicio Militar, el cual es sometido a terribles vejaciones y torturas propias de épocas de la Inquisición. Vemos también múltiples allanamientos a locales obreros y acusaciones infundadas de "dinamiteros" hacia los anarquistas criollos. En 1911 se realiza un montaje policial en que, a fin de excusar la represión a los anarquistas, los policías ponen dinamita en un convento. También entre 1923 y 1924 habrá una ola de "hallazgos" fraudulentos de dinamita en las sedes de los IWW de Iquique y Santiago, principalmente, lo que servirá como excusa para saquear esos locales y reprimir a un movimiento por razones puramente políticas. Del mismo modo, en 1920, se realiza la famosa "Guerra de don Ladislao": Ladislao Errázuriz, entonces Ministro de Guerra, ordena la movilización de tropas al norte y monta un espectáculo de peligro de guerra con Bolivia y con Perú. Así se logra crear un clima de fiebre patriotera que sirve para distraer a las masas de la crítica situación social del país, y se utiliza el montaje para justificar la represión a los anarquistas y a los IWW, acusados de estar financiados con el oro peruano. Se lleva entonces, adelante uno de los procesos más injustos y vergonzosos en la historia del país, en que se saquea y ataca el local de la FECh, de los IWW, se destruye la imprenta anarquista Númen, se encarcela y tortura por centenares a los más destacados anarquistas de la época (muchos tuvieron que pasar entonces a la clandestinidad). Como resultado de este proceso, muere víctima de las torturas el estudiante Domingo Gómez Rojas. También ese mismo año (1920) se produce el incendio del local de la FOM en Punta Arenas (como coletazo de las matanzas de obreros en la Patagonia Argentina) donde morirán 306 obreros. Esta ola represiva acabará con el establecimiento de la dictadura de Carlos Ibáñez del Campo en 1927, momento en que el anarquismo será duramente reprimido, desarticulado, muchos de sus activistas serán encarcelados, relegados, fusilados, torturados y exiliados.
Durante las tres primeras décadas del siglo XX el movimiento anarquista chileno alcanzó su máximo nivel de difusión e influencia sobre el movimiento obrero, convocando a grandes manifestaciones, huelgas generales y sectoriales, meetings y protestas violentas contra el capitalismo y el estado burgués. En 1926 nació la Federación Obrera Regional de Chile (FORCH), afiliada a la internacional anarquista, Industrial Workers of the World. La influencia del movimiento libertario se hizo presente en el sector estudiantil y entre los intelectuales y artistas, en particular en la llamada generación de 1920. En la década de 1930, el movimiento anarquista entró en abierto conflicto con otras corrientes ideológicas, como radicales, socialistas y comunistas, que propiciaban un sindicalismo legal dependiente de los partidos políticos. Los anarquistas, por el contrario, propugnaban un anarco-sindicalismo libre, independiente de las leyes y del Estado. El Código del Trabajo, dictado en 1931, terminó por integrar a los sindicatos al sistema legal al regular los conflictos laborales, y acabó minando la influencia del anarquismo sobre los sindicatos. Terminada la dictadura de Carlos Ibáñez del Campo, los anarquistas se reagruparon en la Confederación General de Trabajadores (CGT) pero, a pesar de los esfuerzos que hicieron por repudiar el nuevo sistema de asociación, no pudieron evitar la consolidación del sindicalismo legal. Aunque en 1953 participaron en la creación de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), pocos años después ya habían perdido su influencia sobre los movimientos laborales de alcance nacional. Con posterioridad a esta fecha, se mantiene en Chile una presencia atenuada y de baja organización pero real de todos modos. Una presencia que parece despertar entre 1970 y 1973, durante el gobierno de Salvador Allende, que es luego sofocada y se acrecienta en los tramos finales de la lucha contra la dictadura de Augusto Pinochet, que al acabarse, en la década de 1990 marcó la posibilidad de que el anarquismo surgiera como una fuerza que, en la izquierda chilena tradicional estaba totalmente olvidada. Hasta esa época ser “anarco” era como sinónimo de ser un tipo medio raro. Pero el anarquismo comenzó a verse de a poco como una corriente política, que, independiente de lo que uno pudiera pensar sobre ella, tiene todo el derecho de existir.
Entre los actuales núcleos anarco-sindicalistas podemos ubicar a Solidaridad Obrera de Concepción, vinculado a la AIT, y al Grupo Anarquista Germinal, de la localidad de Penco. Mayor desarrollo parecen tener los grupos “especificistas”: la Organización Comunista Libertaria, el Colectivo Agitación Libertaria de Arica, el Movimiento Libertario Joaquín Murieta de Temuco, el Frente de Estudiantes Libertarios y la revista Hombre y Sociedad. Pero encontraremos que la categoría más nutrida es la de aquellos grupos de acción contracultural: la distribuidora y sello Desobediencia, las Ediciones DSOBDC, el fanzine Akción Direkta, el Kolectivo Anarco Punk en Lucha de Valparaíso, la banda Malgobierno, los también punks de Terapia Radial, la Orgánica Anarquista La Idea, el Colectivo Libertario Maldita Cruz, Intoxicación, Ruido Libertario de Copiapó, Ñuñoa Rebelde y Libertaria, Anarquía y una rosa, Bomber, Colectivo Proyecto Urbano Anarquista de Antofagasta, el Nuevo Extremo y la web Subversión. Y al menos dos colectivos feministas: Mujeres Creativas y Amazonas al Choke. En el plano de actuación propio de aquellos núcleos cuyo principal centro de interés está constituido por las instituciones específicamente represivas del Estado mencionaremos a los grupos antimilitaristas GOKE y Ni Casco ni Uniforme así como al grupo de prisioneros políticos Kamina Libre. Por su parte, entre los grupos “autónomos”, como el Colectivo Esperanza Libertaria de la Comuna de Puente Alto, Bandera Negra de Santiago, Senda Libertaria de La Serena, Organización Libertaria ¡J@!, la Coordinadora de Jóvenes Libertarios, Kolectivo de Acción Antifascista, Red Anarquista del Sur y Corriente Revolución Anarquista, entre otros.
No debería llamar la atención la constatación inmediata de que el modelo de organización a construir y sus prácticas distintivas es uno de los principales puntos de desencuentro. En cierto modo, puede decirse que dicho desencuentro remite, en los años inmediatamente anteriores, a la experiencia del Congreso de Unificación Anarco Comunista ; un prematuro intento de convergencia de dicha corriente que cerró su ciclo en el año 2003 y del cual sólo sobreviven sus esquirlas. De ese mismo año 2003 data la separación entre la Organización Comunista Libertaria (OCL) y la Corriente Revolución Anarquista (CRA), agregándose en el año 2005 la escisión del Frente Anarquista Organizado (FAO) ; dicho esto de tal modo sólo para mencionar los fragmentos que mantuvieron una presencia colectiva.
Durante el Congreso de Hermenéutica Libertaria celebrado en la Universidad de Santiago de Chile (Usach) los días 6 y 7 de diciembre de 2007, se trató el anarquismo. En el Congreso no hubo hermenéutica en sentido estricto pero su sola realización en los sobrios espacios de la Escuela de Periodismo de la Usach es un elemento empírico más de confirmación de la acogida progresiva que la temática anarquista viene recibiendo en ámbitos académicos de distintos países latinoamericanos. Digamos, sin entrar en detalles de engorrosa enumeración, que las ponencias en sí abarcaron, con las diversidades y originalidades del caso, buena parte de la temática que los anarquistas suelen frecuentar en este tipo de eventos: la situación del movimiento en el mundo, la relectura de los clásicos, la investigación histórica chilena, la formulación de ciertos problemas teóricos, las características y los fundamentos de una economía autogestionaria, el rescate de los aportes femeninos, la reflexión sobre las modalidades comunicativas, la pedagogía libertaria, los enfoques anarquistas en literatura y artes visuales, etcétera. Los anarquistas mantienen un principio individualista de la libertad de asociación y de separación; afirmando que siendo el valor supremo para el hombre su libertad individual, cada hombre está facultado para no obedecer a ningún otro hombre, para actuar únicamente según su propio arbitrio. Lo que contradice su norma de que los contratos deben cumplirse, siendo que el hombre anarquista queda siempre libre de renunciar a cualquier contrato social... afirmaciones tan discrepantes que ha dado lugar hasta ahora para actuaciones diferentes de quienes se proclaman anarquistas, pudiendo afirmarse de ellos quien sea que busque una excusa para imponer a la fuerza y violentamente sus ideas. Es notable, por lo demás, destacar que en la práctica los anarquistas contemporáneos no aplican su tesis de rechazo a cualquier autoridad en su propia organización, férreamente formada con autoridades que exigen una estricta disciplina, lo que normalmente lleva a la formación de nuevos grupos que se separan del tronco común. Asimismo, cuando se ve como estos grupos emplean muchas veces una violencia irracional, matando inocentes que por casualidad se cruzan con un lugar castigado con una bomba, por ejemplo, uno perfectamente deduce que quien no respeta la vida ajena es porque no respeta la suya propia, es decir, está más que alejado de cualquier ideal de una sociedad justa, sólo posible de estar formada por personas que en principio respetan para ser respetados. No se puede esperar cosechar algo diferente de lo que se ha sembrado. El sucesor de Bakunin, Kropotkin, vio estas contradicciones anarquistas y agregó de su cosecha a la doctrina afirmaciones como de que la ley suprema de la evolución humana es llegar “desde un estado menos feliz al estado más feliz posible”, y otras tan imprecisas como las de su inspirador. Contrario a Bakunin, rechaza la propiedad privada en cualquier forma; admite sólo la propiedad social, y nombra a su sistema “comunismo anarquista”, en que la sociedad entera pone los productos comunes a disposición de todos, rescatando de Marx la norma suprema de la producción y de la distribución final de “a cada uno según su capacidad, a cada uno según su necesidad”.
Hay que reconocer en la doctrina anarquista una gran dosis de idealismo. Al igual que el comunismo parte de una rebelión contra la alienación del hombre siendo su ideal el desarrollo humano, sólo posible estando constituida nuestra sociedad por hombres libres, lo que ha llevado a políticos como Lenin a calificar al anarquismo como un “infantilismo revolucionario”. Refiriéndose a la negación sobre cualquier autoridad, Engels, dijo su frase famosa: “¿Cómo se imagina esta gente que podría funcionar un ferrocarril o un barco sin dirección? Esto no lo han explicado nunca”. En todo caso, la violencia empleada por la extrema izquierda como por la extrema derecha han servido sólo para instalar regímenes más opresores que los combatidos. Esto ha llevado a dictar leyes anti-anarquistas en los países europeos desde antes de 1870. En nuestro continente, el primero es del año 1902: durante la “II Conferencia Internacional Americana”, se firmó un Tratado de extradición y protección contra el anarquismo, firmado por 16 Estados, Norteamérica y los países latinoamericanos, excepto Brasil. Se puede afirmar que históricamente el anarquismo no tuvo y no tiene en ninguna parte resultado viable alguno. Justificar un atentado violento con un dudoso sentido de justicia es una irresponsabilidad. ¿Dónde está el título de legitimidad para cualquier juez que promulgue la violencia? No se puede representar a una clase explotada sin una base de respaldo legal, para eso son los contratos, que, por supuesto, deben ser alejados lo más posible del peligro de arbitrariedad, porque llegar a un contrato justo, es decir racional, es el medio principal para lograr los cambios revolucionarios que todos estamos decididos a realizar. Siendo básico entender que la solución a los problemas del mundo está en que cada uno haga bien su trabajo.
Se dice que las ponencias en la Universidad de Santiago en 2007 tuvieron más aroma a la izquierda revolucionaria latinoamericana de los años 60 y 70 que a otra cosa. Se repitieron cosas como el concebirse a sí mismos como un “partido” que ubica entre sus cometidos “la alfabetización política de las bases sociales en torno a la comprensión de la totalidad”, con la misión de “orientar, conducir y educar”, cuyo papel es “irremplazable en el actual orden de cosas” y que “debe apuntar en la etapa a elevar los niveles de desarrollo de conciencia para que la implementación del poder popular sea real”. Para mayores similitudes con la izquierda setentista, el “partido” también levanta “la bandera de la lucha soberana y popular de liberación, contra el imperialismo y sus aliados”.Afirmación esta última retocada algunos días después haciendo referencia en este caso a “la lucha soberana y popular de liberación contra nuestro enemigo común, el imperialismo y el Estado”; aunque nadie aclaró -en el plano específicamente teórico y previo establecimiento de una relación de igualdad- si el Estado chileno es percibido como un “aliado” del “imperialismo” o si también se lo considera una agencia de dominación con estatuto propio. Hubo preguntas sin responder o cuya respuesta no supimos interpretar. Como ¿La teoría o la acción? ¿la formación de ideas o la propaganda por los hechos? Por lo pronto parecería existir al respecto una diferencia latente pero todavía fraternal, por ejemplo entre quienes se muestran más inclinados a la reflexión y a la elaboración teóricas y aquellos que privilegian la agitación y el enfrentamiento inmediatos. Una expresión común la constituye el trabajo entre la librería-biblioteca Emma Goldman y quienes procuran revitalizar el Instituto de Estudios Anarquistas, que han producido trabajos de recreación histórica y una atención solidaria a la problemática del pueblo mapuche, las experiencias en el ámbito de la contra-información y las acciones en el campo contracultural, como aquellos que escriben un grafitti en las paredes del centro de Santiago donde dice: “Lee a Bakunin”. Ni en los escritos históricos ni en las manifestaciones orales o escritas existe una ideología anarquista definida en la forma que piensan dar al “poder” una vez conquistado, porque sus conceptos relativos a la sociedad ideal final son tan vagos que no soportan análisis posible. Desde Bakunin y Kropotkin se arrastran conceptos calificados por analistas políticos de “simplistas”: rechazan cualquier autoridad, por consiguiente predican la necesidad de la destrucción inmediata del Estado vigente, sea cual sea, incluso del posible Estado posterior a la revolución anarquista, hasta llegar a la sociedad sin clases, última fase sin ninguna etapa de transición. Creen que una vez derribada la clase dominante, los trabajadores serán capaces de dirigir ellos mismos sus empresas y toda la economía social, sin la dirección de una autoridad central, lo que fue una de las causas de la oposición radical que les expresaron Marx y Engels. Para Bakunin la ley suprema de la vida social es la del progreso evolutivo de la humanidad, ley tan vaga que como principio es aceptado por todos. Para lograr este “progreso evolutivo” Bakunin propone tanto rechazar al Estado como al Derecho positivo, porque el estado correspondería a una etapa inferior de la evolución humana (y sería, además, un producto de la religión). Así, afirma que el Estado debe desaparecer, para dar paso a una convivencia social, cuya única norma jurídica es la de que “los contratos deben cumplirse”, algo, asimismo, tan lógico que resulta cosa común; así como su filosofía social predicando que sólo en la sociedad (o la “convivencia social”) el hombre puede alcanzar la realización de su esencia humana, en que las normas aceptadas por “la voluntad general” deber ser aplicadas si es necesario por la fuerza (sin afirmar Bakunin ni ningún otro) cuál sería dicha fuerza, en ausencia del poder estatal o de cualquier autoridad. La sociedad anarquista se haría en base a asociaciones y federaciones cada vez más amplias, que van de los gremios a los municipios, las provincias, los países, las regiones hasta la sociedad humana planetaria, algo en lo que Bakunin, sin dudas, se muestra visionario si pensamos en la Red virtual de Internet, que estamos tejiendo todos, sin importar el lugar en que vivimos, que, incluso en el futuro, más allá desde las estrellas seguiremos tejiendo. Lo que puede hacer pensar que en el futuro el papel de la autoridad será menos importante, pero, considerando el mayor desarrollo se requiere una división del trabajo cada vez mayor, que no puede funcionar sin una cierta dirección central, pero pensar en la total autogestión sin autoridad alguna es una perfecta utopía. Es cierto que hoy día, con la tecnología actual y la comunicación instantánea por primera vez en la historia están dadas las condiciones para hacer llegar a todos los beneficios de la civilización y la cultura. Pero son necesarios cambios estructurales, económicos, sociales y políticos, que sólo comenzamos a vislumbrar, pero estoy convencido de que para dichos cambios que necesitamos hacer no es en absoluto necesario utilizar violencia de algún tipo, y cualquier doctrina que afirme lo contrario es un abuso y está obsoleta.
Una Cumbre Anarquista se desarrolló en Santiago entre el lunes 16 y el lunes 23 de noviembre de 2009, autorizada por las autoridades, desarrollándose todo en forma muy civilizada. Como parte de los actos, el miércoles 18, un grupo de no más de cuarenta personas, simbólicamente, acometió en la cárcel concesionada de Santiago con piedras y rayados, afirmando su principio de rechazo a las penitencias con cárcel que destruye la familia, y por la implementación de penas en educación y trabajo por la comunidad, aspirando a que, antes que nada, todas las familias tengan acceso al trabajo que provee cubrir las necesidades básicas de alimentación, habitación y vestuario. Exigiendo de inmediato la libertad de todos los jóvenes que permanecen internados en ese centro penitenciario, a cambio de educación obligatoria en escuelas como gesto político de las autoridades. Los gendarmes que custodian la otrora Penitenciaría apenas advirtieron disparando al aire un par de veces, mientras que un grupo de carabineros que llegó con sus escudos y un carro lanza aguas para dispersar a los manifestantes, no debió sufrir ningún ataque. Fue todo de lo más normal: los anarquistas realizaron su acto simbólico, tiraron piedras, rayaron un par de muros, y lanzaron sus panfletos al aire; los gendarmes viendo todo desde las ventanas y los altos en actitud alerta; los carabineros dispuestos para intervenir también lanzaron un par de chorros de agua al aire, pero en un instante, todo se dispersó y cada cuál cumplió lo que debía hacer, sin detenidos ni herido alguno. El viernes 20, una llamada anónima alertó al Metro subterráneo de una bomba en una estación concurrida, donde se formó un atoramiento, por lo que al final era una caja con dramáticos cables sobresalientes que conteníía un panfleto alusivo a la causa anarquista en letras recortadas donde se leía, más o menos: “Esto pudo ser una bomba verdadera”. El domingo 22, antes de la reunión final de cierre el lunes, básicamente centrada en estudios como toda la Cumbre Anarquista de Santiago en 2009, se realizó una marcha silenciosa por el centro de Santiago, sin presencia de fuerzas públicas. No se produjo incidente alguno y los manifestantes terminaron disueltos exponiendo sus puntos de vista entre los grupos conversadores a viva de la primera cuadra de Ahumada, y otros se unieron a los jugadores de ajedrez junto a la pérgola de cobre de la Plaza de Armas. Entre los estudios, al igual que fue punto de reflexión en el encuentro realizado en la Universidad de Santiago de Chile en 2007, se concluyó que era ultra prioritario buscar una solución al problema que implica que grupos delictuales, utilizando la violencia antigua, se atribuyan ser parte de ellos tirando al final de sus delitos falsos panfletos anarquistas.
En la Cumbre fue especialmente significativo comprobar que las organizaciones Mapuches radicadas en Santiago luchan con el mismo ímpetu que en el sur del país, pero con más ideas, educación y sin golpes. Manuel Calfiu (27), dirigente de la organización autónoma Meli Wixan Mapu, lucha a diario desde Santiago por las mismas razones que el resto de los mapuches: la restitución de las tierras que milenariamente, dicen, les han pertenecido, el respeto a los derechos humanos y colectivos, la autonomía y, como finalidad última, la auto determinación, vale decir, que ellos como pueblo indígena se encarguen de sus conflictos y problemas, sin que ello implique ser apartado del gobierno chileno, sólo que conservando esencialmente su propia raíz nacional que arranca de lo más profundo del país, y que, en vez de ser cortada, se debe preservar a toda costa exaltando su diferencia, que no es algo que les deba impedir migrar a la capital del país, si lo desean, sin que ellos les signifique perder sus tierras allá en el sur, y serles común al igual que gran parte de los chilenos, tomar el metro y conocer La Moneda y vender sus artesanías sin ser tratados como a los migrantes que llegan de Perú, Ecuador, Argentina, Bolivia y los otros países. “Al final que uno es chileno como el que más”, dice Manuel Calfiu, que debió migrar a Santiago no por elección propia: “Mis padres se vinieron del sur no por elección propia. Ellos llegaron producto del despojo del territorio durante la invasión militar en el proceso de pacificación, como le llamaron, excusándose de despojarnos al aducir que nosotros tomamos las armas, cuando no teníamos armas. Para un Mapuche salir de su tierra es como un exilio, ¿entiendes?”. Sin embargo, reconoce que en su caso, lo que para sus mayores ha sido un dolor largo, para él mismo ha sido una oportunidad de estudiar y luchar por su pueblo: “Santiago es una excelente plataforma, porque es un escenario que nos sirve para manifestar nuestras demandas en forma inteligente y organizada, utilizando las leyes chilenas confiando en que estas serán cumplidas si se trata de la verdad. Por supuesto que las organizaciones del Mapuche que llaman a las armas en el sur están hoy lejos de ser acatadas por todos nosotros, aunque sea más lo que nos une que lo que nos separa, hay quienes dejamos de tenerlos como referencia, lo que no nos hace indiferentes: lo que sucede es que ahora estamos luchando con las mismas armas legales que utiliza el chileno, cuando se enfrenta a la política de oídos sordos y gatillo fácil, que cada vez es más obsoleta, y debemos confiar y actuar pensando en que es así.” El grupo Meli Wixan Mapu tiene su propia forma de lucha. Haciendo ciclos de cine mapuche y cursos de mapudungún pretenden acercar su cultura a la gente, ya que creen que el principal motivo de la discriminación que existe contra ellos, es la ignorancia que los ciudadanos chilenos tienen respecto a sus costumbres. Tienen la certeza de que es ahí donde hay que trabajar. Además, convocan a medios de prensa y ciudadanos comunes y corrientes a sus actividades por medio de sus páginas web, tal como lo hicieron el pasado 12 de octubre en Plaza Italia, para manifestar el rechazo al “Día de la raza”, cita a la que llegaron cientos de personas. Afirma Manuel: “Decir que el movimiento mapuche es armado es un error, porque es un movimiento social y de masas, en el que debe estar comprometido todo el pueblo.”
Otro grupo de jóvenes mapuches reconocidos en la Cumbre Anarquista como ejemplo de civilización son el colectivo Wechekeche ñi trawün, quienes desde Santiago, y, por ejemplo, por medio de la música, con sus ritmos y letras contagiosas, buscan ampliar la conciencia de los chilenos para que entiendan la causa mapuche. Dice Gloria Pulkillanka (21), integrante de Wechekeche: “Buscamos informar con música, llamar a la juventud para que se reconozca como mapuche y que se dé cuenta de la realidad que vive nuestro pueblo unido por la digna sangre Mapuche. Antes éramos flojos, después alcohólicos y ahora nos llaman terroristas. Nos estigmatizan para justificar los robos a nuestras tierras y tradiciones”, dice aludiendo al trato que reciben de los medios de prensa nacionales. Por medio de tocatas y venta de Cds que ellos mismos producen, este grupo de música mapuche difunde su mensaje para que la gente conozca qué pasa en el sur de Chile con su pueblo y se entere de aquello que no aparece en ninguna parte publicado. Afirma: “No compartimos la idea de ocupar las armas para hacerse escuchar”, reconociendo que parte fundamental de su lucha está en despertar conciencia del auxilio legal y práctico que necesitan las familias y comunidades que viven en precarias condiciones especialmente en la IX Región, donde la situación es actualmente crítica. Siendo esta forma de llamar la atención en Santiago a través de la música, una forma válida de combatir, porque como dice una de sus canciones, “para un Mapuche la única derrota es no seguir luchando”. Son hombres y mujeres comprometidos con la lucha por un mundo mejor y más justo, que no se manifiestan por medio de enfrentamientos armados sino que por la cultura y su mejor herramienta: la educación.
En esta Cumbre Anarquista, como la realizada en la USACH el 2007, un elemento novedoso estuvo constituido por ponencias orientadas a dejar planteados algunos puntos de convergencia con el pensamiento anarquista desde las visiones humanista y cristiana, en que se afirmó que a pesar de que a lo largo de la Historia muchos cristianos y anarquistas se han combatido mutuamente, si se observa la teoría y práctica anarquista y la de los primeros cristianos se pueden encontrar evidentes vasos comunicantes. Las diferencias entre ambos movimientos a nivel político son claras. En primer lugar, el cristianismo parte de la prédica en la existencia de Dios y el anarquismo lo niega. En segundo lugar, especialmente durante el siglo XIX y XX, miembros de los dos bandos se combatieron furibundamente. Baste como ejemplo trágico el caso de la Guerra Civil Española. Sin embargo, cabe preguntarse si esos enfrentamientos no tienen que ver con posicionamientos institucionales estratégicos más que con diferencias ideológicas esenciales. Más concretamente con el proceso que lleva a las organizaciones religiosas a identificarse con el orden político social imperante de la época (que tiene como paradigma el sistema feudal medieval) y por lo tanto, a oponerse a todo movimiento humano emancipador como sin lugar a dudas lo es el anarquismo. Pero cada vez más la línea divisoria entre los seres humanos no está constituida por la proclamación explícita de la existencia de Dios o su negación sino por la adhesión o el rechazo a ciertos valores humanos fundamentales. O como lo expresaba el escritor inglés católico G.K. Chesterton con fina ironía: “el problema no está en los que no creen en nada sino en los que se lo creen todo.”
(Fragmento de “Perspectiva de la No-Violencia”)
(c)Waldemar Verdugo Fuentes, 2009

LA PAZ SE CONSTRUYE.

LA PAZ SE CONSTRUYE.

Enfrentando las ideas que utilizan la violencia como herramienta de cambio revolucionario, el pensamiento cristiano utiliza en la práctica el amor, es decir, la fuente origen de la no-violencia. La más pura tradición cristiana de los primeros cuatro siglos es un testimonio de esta actitud de no-violencia, en que el cambio revolucionario está en la misma vida y prédica de Jesucristo, lo que inspira en sus seguidores a fieles que no se conforman con el orden establecido, y opta siempre por los cambios necesarios para que la sociedad sea cada vez mejor, en búsqueda de la perfección en su expresión estricta. Por eso confiarse en la violencia es ajeno a un cristiano, que confía sólo en la fuerza creadora del amor, que también se identifica en el quehacer con la verdad. Dudosamente podría haber sobrevivido el pensamiento cristiano si es que sus discípulos de las primeras épocas hubiesen respondido con violencia a la violencia que sufrieron. El compromiso social de los cristianos en el desarrollo de la humanidad, es una consecuencia del amor. El Papa Juan XXIII, en la Encíclica Pacem in Terris sostiene: “El orden propio de las comunidades humanas es de esencia moral. En efecto, es un orden que tiene por base la verdad, que se realiza en la justicia, que puede ser unificado por el amor, que encuentra en la libertad un equilibrio sin cesar restablecido y siempre más humano”. Jesucristo se sitúa en el Sermón de la Montaña como el que viene a perfeccionar la ley por el amor. No llega a destruir la ley sino a completarla: “No piensen que he venido a destruir la Ley o los Profetas. No he venido a abrogarla sino a consumarla. No vine a destruir, sino a cumplir” (Mateo 5, 17). La ley del amor guía la conducta cristiana, para quien la respuesta a la violencia es llegar al diálogo verdadero, aunque para lograrlo la lucha implique actos de rudeza, simbolizado en Jesucristo expulsando a los mercaderes del Templo, pero a la vez símbolo de la verdad respetada en el uso de las cosas para lo que son creadas, sin usurpar ni pasar a llevar, imponiendo la verdad haciéndose aborrecible de los mercaderes, pero “Si el mundo os aborrece, sabed que me aborreció a mi primero que a vosotros” (Juan 15, 18). La violencia no puede justificarse mas que a título de medio proporcionado; requiere un juicio correcto sobre una situación determinada. Instando siempre a la resistencia pasiva, es decir, la no obediencia a las leyes injustas de un gobierno legítimo. Cuando el gobierno es legítimo y hace mal uso de su poder, por leyes represivas, la resistencia pasiva es aplicable. En todo caso, los cristianos no oponen resistencia a la persecución, convencidos de que también en esta entrega está su máxima fuerza: dar testimonio de la verdad. La fuerza legada por Jesucristo radica en la entrega con la que se vive la verdad. Siendo la no-violencia un sello que lleva al cristiano a plantearse siempre situaciones nuevas, lo que la hace una experiencia progresista en el más amplio sentido, y es lo que le permite responder siempre a las situaciones nuevas, porque la no-violencia como consecuencia del amor humano es una fuerza invencible que supera todas las dificultades. En la Encíclica Rerum Novarum escrita por el Papa León XIII y en los escritos del cuarto año de regencia del papa Pío XI, se encuentra toda la concepción social, una organización de la sociedad, una doctrina sobre el poder y la autoridad en que la base es la exclusión de la violencia como método del cambio social, un orden nuevo fundado en la consecución del bienestar común, en el que la persona del trabajador es lo más importante, por lo que rechazan tanto el capitalismo burgués de derecha como la lucha de clases de izquierda, en que la columna vertebral es el principio del “amarás a tu prójimo como a ti mismo”.
El Papa Pablo VI en su Encíclica Populorum Progressio también se refiere a la no-violencia, con una visión enfocada en el desarrollo humano, que considera urgente y un bien al que se debe dar prioridad; que debe ser realizado con la colaboración de todos, porque nadie pueder ser marginado ni debe marginarse del desarrollo, por ser condición esencial de la paz, citando a la palabra “desarrollo” como un nuevo nombre de la paz. Afirma que muchas veces la violencia se ubica en la lucha por lograr el desarrollo, que debe ser logrado en forma acelerada pero nunca improvisada, que podría acarrear consecuencias peores. Afirma Pablo VI: “Hay que darse prisa. Muchos hombres sufren y aumenta la distancia que separa el progreso de los unos del estancamiento y a un retroceso de los otros. Sin embargo, es necesario que la labor que hay que realizar progrese armoniosamente, so pena de ver roto el equilibrio que es indispensable. Una reforma agraria improvisada puede frustrar su finalidad. Una industrialización brusca, puede dislocar las estructuras, que todavía son necesarias, y engendrar miserias sociales, que serían un retroceso para la humanidad”. Afirma que los desniveles en el desarrollo son los que producen condiciones sociales de injusticia, creándose condiciones y situaciones sociales de violencia. Pero falta el compromiso con el trabajo de cada uno, falta responsabilidad, iniciativa y actitud. Para el cristiano hay armonía entre la fe y la acción que es guiada por el amor. El costo humano de la violencia es demasiado elevado, y para los cristianos no es lícito combatir un mal real al precio de un mal mayor, porque el bien siempre vence al mal.
Las instituciones ayudadas a través del tejido común en la Red deben adecuarse a los cambios sociales, antes de ser un factor de freno, deben ser fuentes de desarrollo y adelanto. Porque existen estructuras agrarias, formas de distribución de la propiedad y el trabajo, sistemas educacionales, usos y prácticas, que por haberse vuelto arcaicos, son verdaderas fuentes de violencia legalizada. Lo que no hace toda estructura necesariamente violenta; sociológicamente las instituciones siempre son necesarias para el desarrollo normal de la sociedad, cuando evolucionan con ella. Las transformaciones que estamos viviendo en aspectos tan importantes como el libre tránsito de bienes por el levantamiento de fronteras y los tratados de libre comercio, hacen urgente transformar economías caníbales a una más humana, justa y equilibrada que impulse el desarrollo de toda la raza comunicada por la Red virtual, una economía que no conseguiremos en forma improvisada y por la vía violenta, que sólo conduce a diferencias de desarrollo y crecimiento. La paz se construye. Y con ella un nuevo orden social más humano, centrado en el desarrollo pleno, donde los derechos humanos son legítimamente asegurados y respetados, donde el cambio social en beneficio común no sólo es aceptado, sino impulsado por todos en plena solidaridad amorosa. La paz es obra de la justicia, como resultado de un orden en que es respetada la dignidad humana, satisfechas las legítimas aspiraciones, en verdad libres, cuando el hombre no es objeto sino agente de su propia historia. Por esto siempre la reconstrucción social y política debe buscar servir al hombre común, no a los intereses privados. Cuyo desarrollo exige planes ordenados, pasos escalonados, actos claros y sistemáticos. Pidamos al cielo menos combatientes y más trabajadores responsables de su obra; deseosos de construir y no destruir. Para ellos, reformemos y reemplacemos lo que debe ser reemplazado, rescatemos lo que debe ser conservado y mejoremos lo digno de mejorar, que es todo, porque en la vida en general alienta un gran espíritu de audacia creadora, o no estaríamos aquí, ahora.
Lo que da origen a la acción no-violenta es cierta convicción profunda, que no se basa en el cálculo, a pesar de que el cálculo aconseja también evitar la violencia. Mientras menos violencia más humanidad. Lo que significa que la no-violencia no es una forma abstracta de “dar testimonio”, porque nació y está viva como una forma de lucha. Porque si bien tiene como base un aspecto trascendente que no pertenece al mundo físico, como es el amor, y que le da fuerza, como forma de lucha actúa en este mundo para solucionar los problemas concretos. No está situada solamente en una actitud ética de creencia, sino como una responsabilidad. No se trata de dejar las cosas en las buenas manos de Dios en los concerniente a los resultados de nuestra acción; se trata de ser responsables de las consecuencias de nuestros actos, no dando las espaldas a las realidades históricas escudados en principios mal entendidos. Porque la no-violencia nace como una dimensión social de compromiso con los otros, con los que sufren violencia. El Mahatma Gandhi la veía como una religión, que explicaba diciendo: “Una religión que no tiene para nada en cuenta las cosas de índole práctica y no ayuda a realizarlas, no es una religión... una religión que está en conflicto con las leyes fundamentales de la economía, es mala”. Siendo una acción de amor, la no-violencia tiene como contenido y objetivos inmediatos el compromiso social y, por lo tanto, político en el más completo sentido de eficacia. No busca sólo convertir, sino remover los obstáculos. Porque viene a oponerse no solamente a la violencia de la guerra o el terrorismo de las armas, sino también a la violencia política, económica y cultural organizada y mantenida por la institución y la ley cuando es indigna. Es decir, no enfrenta una forma de violencia -negarse al servicio militar para oponerse a la violencia militar, por ejemplo- y de combatirla sólo a ella, desviando la atención sobre las otras formas de violencia, que pueden constituir una forma más grave de peligro inmediato para la persona: antes de denunciar los actos, la no-violencia denuncia las situaciones que los provocan para atacar las raíces de la violencia. Porque es un fin, no un medio. Pues no persigue solo la puesta en acción de obras capaces de resolver los conflictos sin recurrir a la violencia, sino que busca instaurar un modo de vida, una manera de ser en la relación entre las personas fundada en la solidaridad y la participación, de compromiso del uno para el otro, cuyo fin es la paz de la justicia. Que no puede ser alcanzada más que por medios pacíficos, por ser la no-violencia una afirmación radical de paz apoyada en la “fuerza de la verdad” o “fuerza del amor”, como la definía Gandhi, a quien se le atribuye esta frase: “Soy un político que hace lo posible por ser santo”.
Varios pensadores rescatan analogías entre la no-violencia con la democracia, considerada, cuando no es desviada de sus principios, como la sociedad no-violenta del futuro, pero en la actualidad como medio ambiente adecuado para el desarrollo y prácticas no-violentas. Como solía decir J.L. Borges, actualmente “la democracia es una superstición”, pero los principios democráticos tradicionales de Igualdad, Libertad, Fraternidad, son principios no-violentos, inspirados en un pensamiento de respeto a todas las opiniones y creencias así como a las personas que detentan las diversas posiciones, como base. Considerando en común que los hombres, en tanto seres humanos o ciudadanos, tienen una parte de la verdad que aportar, y que nadie puede pretender imponer la verdad a los demás. Para los demócratas, quien así lo pretende es un totalitario, cuya acción destruye la vigencia social general, y el acuerdo implícito de mutuo respeto, en que quien detenta una posición determinada no sólo tiene derecho a defenderla y difundirla, sino que en cierto sentido vital tiene el deber de hacerlo, por cuanto se trata de estar comprometidos en una tarea común: el desarrollo armónico de toda la sociedad, donde cabe el mundo entero, cada uno de sus integrantes, porque los integrantes de una democracia orgánica, practicada sin fallas ni desviaciones, están comprometidos en una tarea común. Esta noción de búsqueda común de la verdad es evidente en la no-violencia. El biógrafo del Mahatma Gandhi, Nirmal Kumar Bose lo explica así: “Literalmente la palabra sánscrita “satyagraha” con la que Gandhi definía la no-violencia significa “persistencia en la verdad”; su premisa básica es que ningún hombre capta la verdad total, por lo que no tiene derecho moral a imponer su interpretación particular de la verdad a los demás. Sin embargo, tiene el derecho y el deber de vivir según sus propias ideas, y de oponerse a todo lo que le parezca incorrecto en las ideas ajenas”.
El pastor Martin Luther King afirma de su acción militante: “Este es el verdadero valor y sentido de la compasión y la no-violencia: ayudarnos a apreciar el punto de vista del enemigo, a oír sus preguntas, a conocer su apreciación de nosotros mismos. Porque desde su punto de vista nosotros podemos ver realmente las debilidades básicas de nuestra posición, y si somos maduros, podemos aprender a fortalecernos y sacar ventajas de la sabiduría de nuestros hermanos que llamamos oposición”. En otro escrito (“Por qué no podemos esperar”), Martin Luther King afirma: “La meta de nuestro programa de acción directa radica en crear una situación tan pletórica de crisis (no violentas) que desemboque inevitablemente en la salida negociadora”; y afirmaba que la no-violencia era posible en Estados Unidos porque el adversario no tenía un frente unido, pues eran muchos los norteamericanos blancos que respondían positivamente a la tradición igualitaria y libertaria de todos los seres humanos. Gandhi también reconoció que su lucha era posible también por la tradición legal de libertad de los propios opresores, los ingleses; sobre sus condiciones de lucha en India, Jacques Maritain (en “El hombre y el Estado”) afirma: “En efecto, los éxitos de Gandhi no fueron posibles más que dado el trasfondo de libertad relativa acordado a los hindúes por la administración británica, en virtud de una vieja tradición liberal aristocrática, y de la creencia cínicamente errónea en una utilización posible de Gandhi”.
El ideal de no-violencia, en su aspecto económico, es llegar a una sociedad básicamente igualitaria, en la que el control de los medios de producción debe ser claramente social, en un mundo tal que nadie sufra por faltas de alimentos, ropa, vivienda y cultura; un mundo con las condiciones suficientes para que todos estén en condiciones de tener un trabajo para cubrir sus necesidades, un mundo como una república de vecinos independientes y dignos atendiendo su trabajo bien servido para lograr su sustento, y practicar su libertad desarrollando su voluntad hasta que la explotación sea obsoleta por no conveniente. En este sentido, la relación entre no-violencia y democracia es que sólo la no-violencia desarrolla la democracia verdadera. También el pensamiento de la no-violencia es unánime en afirmar que sólo puede ser practicada en un régimen de respeto a los derechos humanos, lo que no hace imposible, por supuesto, practicarla allí donde no existen derechos humanos o donde el poder político es francamente violento. Sin embargo, idealmente la no-violencia es resultado de un cierto desarrollo de la civilización en relación a los conceptos filosóficos y morales de persona humana y libertad, y de conceptos políticos sociales como la democracia. Para los grandes precursores de la no-violencia en el siglo XX, este es un conocimiento de tipo experimental, en que la teoría y práctica se fecundan mutuamente. No es un conocimiento científico, sistemático o religioso ni metafísico, la no-violencia es un asunto de experiencia, en constante innovación que nace de la observación de los hechos y del juicio real que se va formando como consecuencia del desarrollo logrado por la práctica. Gandhi anota: “Mi propio conocimiento del satyagraha aumenta diariamente. No tengo textos para consultar en momentos de necesidad, ni siquiera el libro sagrado Gita, al que he llamado mi diccionario. Tal como yo lo concibo, la no-violencia es una ciencia en gestación”. Para él, la no-violencia está destinada a ser un día la norma común de actuación moral de la humanidad: “La no-violencia no está destinada a los santos; es para el común de los hombres. Es la ley de nuestra especie, como la violencia es la ley del bruto. El espíritu duerme en el bruto. La dignidad del hombre quiere una ley más elevada: la fuerza del espíritu”.
En el sentido más amplio la no-violencia es brutal, si se entiende por violencia “la intensidad de la voluntad que se moviliza enteramente para la conquista del objeto deseado”. De esta manera se entiende al evangelista Mateo (11, 12): “El reino de los cielos sufre violencia y son los violentos los que le dan la fuerza”. Así, la no-violencia es una práctica para los espíritus fuertes, comprometidos con la defensa de la verdad y el derecho objetivos, que no busca primero convencer de las propias ideas, sino en reconciliar al entorno en primer lugar consigo mismo y a todos entre sí. En palabras de Thomas Merton (en “La violencia de los pobres”): “Cuando los poderosos creen que sólo la fuerza es eficaz, el resistente no-violento está convencido de la superior eficacia del amor, de la apertura, de la negociación pacífica, y por encima de todo, de la verdad. Porque la fuerza puede garantizar el bien de algunos hombres, pero en ningún caso permitirá el desarrollo del bien del hombre. La violencia siempre protege el bien de unos cuantos a expensas de todos los demás. Sólo el amor puede alcanzar y proteger el bien de todos. La pretensión de construir la seguridad de todos a partir de la violencia es una impostura”.
Es evidente que la no-violencia en un sentido amplio debe tomar partido. Debe estar con los más desprotegidos e impotentes frente a los poderes económico o políticos. Al mismo tiempo no debe estar politizado en un sentido partidista ni ser dependiente de ideología alguna ni de orientación que no sea la verdad objetiva. El expresarse y organizarse debe brotar de situaciones concretas de opresión general sin utilizar la ambigüedad en la protesta; sin utilizar el fanatismo ni tomar riesgos inútiles o desproporcionados con el fin perseguido. La lucha no debe estar jamás desconectada del diálogo, ya que éste y el encuentro de la verdad objetiva es su finalidad. Por ello mismo, la posición no-violenta es humilde, es decir, está dispuesta a rectificar aquellas propias posiciones donde se descubre el error, reconociendo la parte de verdad que hay en el adversario: lo que no es un error táctico, es la confianza del hombre que sustenta el espíritu del diálogo, quien observa inteligentemente los hechos. En gran parte la eficacia de la no-violencia también se encuentra en la habilidad para hablar con coraje y firmeza a aquellos que tienen el poder de hacernos daño. El hombre no-violento nunca es temeroso, por eso también expresa su disconformidad llevando a cabo actos prohibidos por la ley o la costumbre (desobediencia social) o rehusándose a cumplir con un acto acostumbrado o requerido (no cooperación con el violento). Utilizando cuatro métodos para alcanzar fines sociales sin violencia: 1) Publicidad, incluyendo comunicaciones y educación dirigida a formar opinión pública; 2) negociación o comunicación con pequeños grupos de oposición, intentando concluir un acuerdo más formal y obligatorio, incluyendo diplomacia como negociación internacional; 3) acción política democrática, tal como elecciones, la aprobación de leyes y decisiones judiciales, procedimientos basados en el consentimiento y que no activan la violencia latente en el Estado, y 4) presión económica, tal como huelgas y otras expresiones de protesta económica, presentando demandas escogidas.
Toda acción no-violenta comienza con intentos de establecer una negociación, la que es definida como un intento de conseguir comprensión, de definir los problemas, y si esto no es posible, de realizar un acuerdo por medio del trabajo directo en las elecciones, en los cuerpos legislativos, o en las Cortes. Cuando no hay acuerdos dignos, una vez concluida la etapa de negociación, se inicia la acción no-violenta propiamente tal, teniendo en cuenta que en toda sociedad hay cuatro zonas de acción para todo grupo reformista. Primero, está la zona en que se sitúan las actividades alentadas e incluso toleradas por la sociedad; luego, las actividades no aprobadas, pero toleradas; en tercer lugar, aquellas actividades que merecen sanción, y, por último, las conductas que son percibidas como una amenaza grave para la sociedad. La regla general es evitar la violencia en la mayor extensión posible, lo que para la conciencia cristiana hace percibir la no-violencia como medio de cambio social o político que implica un progreso por sobre los medios violentos, y al ser un medio que se inspira en un credo de amor, no es fruto de una emoción sin trascendencia ni objetivos concretos: es voluntad del bien verdadero en la situación presente, por esto las religiones son afines a este ideal.
El doctor Jesús Ginés Ortega que ha sido académico del área de filosofía de las universidades Católica de Chile y Gabriela Mistral, y es director del Instituto Berit para la familia de la Universidad Santo Tomás, ha declarado la intrínseca relación entre la educación, la familia y la violencia escolar, tres factores que considera relevantes, “en esta época bastante violenta que vivimos”. Asegura que en la actualidad “la violencia está extendida en todo el mundo; en Chile llegamos a un momento en que nos encontramos con una juventud contestataria, desencantada y claro que no es toda, pero hay ciertos líderes que van en esa línea. El único modo de evitar la violencia es contener dentro de sí un desarrollo de la vinculación con los demás, y si lo quiere más sencillo: el amor. Amarse a sí mismo, al prójimo, a la familia, a los compañeros y a los amigos. Incluso, el amor al adversario y al enemigo. Por supuesto que no creo que el hombre actual sea más violento que el antiguo, soy más optimista. Lo que pasa es que ahora conocemos más todo lo que pasa. Aunque, en la selección que hoy nos entregan los medios de comunicación me da la impresión de que siempre se selecciona lo más malo de todo, igual todos los días uno es testigo de una violencia más exacerbada, de que en la calle ya no andas tranquilo, ya no puedes dormir sin pensar que tu casa puede ser asaltada. También está el tema de la responsabilidad penal para los menores. Pero sin lugar a dudas todo parte de la familia. Si la familia se destruye, el hombre se destruye. Y la educación aquí es importantísima, porque el hombre tiene que ser bien educado y esa tarea se hace con dolor. La virtud de la recompensa de todo esto se siente al final, porque al principio cuesta y duele. Si queremos construir al hombre, reconstruyamos la familia. Que los jóvenes y niños hagan lo que quieran, que se expresen como quieran tampoco es absoluto. La idea es que se eduque bien a los adolescentes, y esta no es una tarea fácil; ser generoso, humilde y auto controlarse cuesta. Sin embargo, hay algo que siempre se debe tener en cuenta, y que es que mientras el hombre sea hombre va a tener dificultades de convivencia. La violencia tiene que ver con las expectativas de las personas y de lo que ellos observan. Cuando una persona busca algo que no logra, se frustra y eso genera estrés, desgano, desesperanza. Y si es en la misma familia donde se producen actos de violencia, es porque sus miembros no están preparados ellos mismos para enseñar al joven, es porque los adultos de esa familia no manejan el autocontrol que da la educación; y es ahí donde se provoca el choque. Es por eso que yo creo que la educación es lo único que puede con la violencia. En Chile la expresión de violencia en los jóvenes no es diferente entre los estudiantes de los colegios públicos o privados, lo que indica que en los diversos estratos sociales del país hay un igual grado de vulnerabilidad frente a un problema como la violencia en los jóvenes, cuya solución está en la expresión política del amor expresado en la educación”.
Por ahora, la invitación a caminar juntos está hecha para todos quienes en el mundo creen en la paz y la justicia; a los oprimidos; a quienes padecen en los países pobres o viven como pobres en los países desarrollados; a los que ven en la injusticia la violencia principal; a los que hayan optado por la violencia sangrienta de las armas, sin resultados excepto más violencia, y empiezan a encontrar en la no-violencia la solución; a quienes han descubierto en su propia religión la fuerza necesaria para entregarse totalmente a la justicia como condición previa para la paz. Algún día será necesario reunir de todos los libros sagrados los cantos a la paz y la justicia, que resume todas las virtudes y acerca más que todo a la perfección accesible a todos. Porque sea cual sea el color de la piel, la forma de los ojos, los labios y la nariz, la estatura o el peso, nadie es un infra-hombre ni un super hombre, cada cual es una criatura humana. Tenemos una cabeza, un corazón, aspiraciones y sueños. Y cualquiera que sea nuestra lengua, poco conocida, o muy difundida, limitada o rica, seremos capaces de entendernos. El rostro, la sonrisa, los gestos de paz y cordialidad son un lenguaje universal, capaz de probarnos que estamos muchos más cercanos de lo que imaginamos. Basta el deseo del corazón, el lenguaje del amor que desea un mundo más justo. Lo importante es empezar, ahora mismo.
(Fragmento de “Perspectiva de la No-Violencia”)
(c)Waldemar Verdugo Fuentes, 2009