14 de abril de 2008

TIBET PARA LOS TIBETANOS.


No hay una sola China: aún el gran coloso amarillo comete el error de tener invadido a Tibet, y estos días hay motivos para estar especialmente tristes, cuando las protestas de los monjes budistas están siendo aplacadas violentamente por militares chinos. Los corresponsales extranjeros han sido obligados a abandonar las ciudades tibetanas y nadie sabe qué está ocurriendo, pero hay muertos, muchos muertos.
He conversado hace veinticinco años con S.S. el XIV Dalai Lama, en Dharamasala, India, donde debió refugiarse cuando en 1950 el Tibet fue invadido por China. Entonces le oí decir algo que más o menos repite hoy:
“A pesar de los atroces crímenes de que hemos sido víctimas, debo decir que los tibetanos no albergamos en nuestro corazón ningún sentimiento de odio hacia el grandioso pueblo chino. Pienso que uno de los peligros actuales es culpar a las naciones por las culpas de los individuos. Por eso no debemos buscar venganza, sino reflexionar. Nuestro único deseo es vivir en paz y en cordial amistad con todos nuestros vecinos, incluyendo a los chinos; es por eso que apelamos a las mujeres y hombres de todo el mundo conscientes del valor de la tolerancia y la bondad”.
Hoy ha denunciado como “genocidio cultural” lo que vive Tibet en estos días, cuando la Revolución de los Lamas nacida en el corazón de los lamasterios subyugados, se expresa con protestas públicas que el gobierno de China está respondiendo con asesinatos a plena luz del día, y también protegidos por la oscuridad de la noche oscura que hace medio siglo cayó sobre Tibet.
Es una vergüenza nacional para China mantener invadida por la fuerza bruta a Tibet: no puede ser que la tierra que vio nacer a Lao-Tze y Confucio hoy tenga sus ojos vendados por la violencia y la ambición desmedida, y ejerza el horror de las armas sobre hombres y mujeres de paz, que revolucionan solo cantando y orando sus letanías a viva voz en las calles de Lhasa y sus otras ciudades sagradas. Es necesario que acaben su violencia contra la población, la liberación de los presos políticos y la apertura de un diálogo con S.S. el Dalai Lama, quien también dijo cuando conversamos con él:
"Tarde o temprano tendrán que aceptar nuestras demandas; y estoy seguro de una cosa: los chinos se darán cuenta de que les será sumamente difícil mantener su control indefinidamente sobre Tibet. Actualmente se encuentran muy descontrolados e insultados al darse cuenta de la oposición que encuentran entre los jóvenes tibetanos, quienes han sido educados por ellos mismos, y que -sin embargo- no han logrado producir un solo líder notable. De cualquier forma, la verdad acerca de Tibet se está haciendo pública, aunque esto está sucediendo lentamente comparado con la urgencia de nuestra situación”.
Las palabras dichas en 1983 hoy se están haciendo realidad, cuando la Revolución de los Lamas es una realidad histórica en Tibet.
¡Salve Su Santidad Tenzin Gyatso XIV Dalai Lama!

Entrevista completa publicada en “El Mercurio” de Chile.
http://entrevistadalailama.blogspot.com