24 de octubre de 2009

OTROS GRAFICOS PIONEROS EN CHILE.

OTROS GRAFICOS PIONEROS EN CHILE.

Emulando al adelantado alfabetizador fray Camilo Henríquez, la primera agrupación de carácter revolucionario anarquista en Chile fue la Unión Socialista, que se formó en 1897, pero donde se expresó mejor fue en los gremios especialmente gráficos, donde los grupos autónomos de trabajadores hasta ahora son bastiones de las prácticas libertarias; además de los obreros agremiados estucadores, pintores de brocha, zapateros, panaderos, estibadores, cuya influencia se expande a los principales centros industriales y productivos del país. Estos núcleos anarquistas recibieron un importante estímulo con la visita a Chile del notable anarquista italiano Pietro Gori el año 1900, quien ofreció charlas y conferencias. Desde entonces los anarquistas propician el método de la acción directa, vale decir, la lucha frontal llevada adelante por los mismos trabajadores contra la parte patronal y tienen por principal arma de lucha la huelga, las cuales frecuentemente asumen un carácter violento, dado el hostigamiento del Estado y su aparato represivo y de la patronal y sus poderes en contra de las demandas de los trabajadores. Por lo general, las protestas obreras encontraban por respuesta las balas policiales, militares o burguesas. Algunos ejemplos de esto, son las matanzas emblemáticas acaecidas durante la huelga del puerto de Valparaíso en 1903, en la que pierden la vida una cincuentena de obreros; la Semana Roja de Santiago, en 1905, donde el pueblo se movilizó en protesta por los precios de la carne, cayendo 250 vecinos, y la tristemente célebre masacre de la Escuela Santa María de Iquique, en 1907.
Por entonces, los anarquistas criollos no ven la necesidad de establecer una organización político-revolucionaria anarquista, y pretenden por el contrario, que las organizaciones sindicales asuman posiciones "partidarias" propias de la organización político-revolucionaria. Esta concepción anarco-sindicalista, que mezcla los roles de la organización de masas con los de la organización política (lo que no equivale a decir que a las organizaciones de masas no les corresponda asumir un rol revolucionario o posiciones tales), permanecerá hasta nuestros días, firmemente arraigada en el movimiento anarquista en Chile, donde otra de sus tareas características ha sido la lucha anti-militarista, de hecho una de las primeras actividades masivas convocadas por los anarquistas fue la protesta popular en contra del establecimiento del Servicio Militar Obligatorio el año 1900. Tuvieron un rol importante en la formación en 1905 de la Federación de Trabajadores de Chile, que enfrentó una fuerte resistencia del Estado y los poderes económicos, pero encontraron un decidido apoyo de los grupos cristianos, quienes desde entonces, y en ciertas épocas difíciles del país han actuado decididamente conjuntos apoyando al pueblo cuando ha quedado desvalido. En Chile, la propaganda anarquista pionera tiene como protagonistas a agitadores locales, como Magno Espinosa, Luis Olea, Víctor Soto Román, Esteban Cavieres, Carmen Herrera, entre los que dejaron escritos que hoy se estudian. Sin embargo, se debe citar algunos anarquistas extranjeros como el italiano Lombardozzi, que apoyó las organizaciones de trabajadores, y al enloquecido español Antonio Ramón que apuñaló (en 1914) al general Silva Renard, quien había ordenado la matanza de la escuela Santa María siete años antes, donde fue asesinado su medio hermano Mauricio Vaca, obrero baleado entre los 3600 al interior de la escuela en Iquique. Una de las puñaladas anarquistas, obligó al general a llevar un parche en el ojo hasta su muerte. Ya entrando en la década de 1910, se sostendrá un constante repunte de los anarquistas y de su actividad organizativa. Pero lo más notable, es que en esta época los anarquistas amplían su influencia más allá del sindicalismo revolucionario. En 1914 organizan la "Liga de los Arrendatarios", organización de carácter reivindicativo que llevará adelante las demandas de los arrendatarios de conventillos, respecto a cuestiones como los abusivos pagos de arriendo, las malas condiciones higiénicas, el hacinamiento... Incluso, se realizarán masivas negativas de pago de arriendos en protesta por las pésimas condiciones de vida. Por tanto, podemos considerar a los anarquistas como precursores no sólo de la organización sindical en nuestro país, sino que además, de las organizaciones "poblacionales". También aumentará la influencia de los anarquistas en las agrupaciones estudiantiles y hacia fines de esta década, la presencia anarquista se hará sentir muy fuerte en la FECh (Federación de Estudiantes de Chile, organización que agrupaba a los estudiantes universitarios y secundarios de la época, que posteriormente será sólo organización de los estudiantes de la Universidad de Chile), así como en la organización de una serie de grupos anarquistas estudiantiles, siendo quizás unos de los bastiones más importantes, la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, donde actuará el grupo Lux. A su vez, en esta época verán su aparición una serie de agrupaciones que plantearán de manera orgánica la emancipación de la mujer. Si bien este tema no era ajeno al anarquismo de principios de siglo, es en esta época que se forman una serie de "Uniones Femeninas" que agruparán a las mujeres en la lucha por igualar sus derechos con los hombres.
Cuando en 1909 se funda la Gran Federación, que luego será conocida como la FOCh (Federación Obrera de Chile) muchos gremios de influencia anarquista participan en ella, pero aquí se manifiestan las diferencias entre los trabajadores de influencia socialista de los libertarios. Este hecho, hace que muchos anarquistas tomen distancia de la FOCh y se alejen definitivamente cuando en 1912, con la formación del POS (Partido Obrero Socialista), la FOCh quede como la cara sindical de esta agrupación política. Las profundas diferencias entre las expresiones políticas de la clase trabajadora, repercutirán en sus organizaciones sindicales. Los anarquistas buscarán su camino propio para la unidad de las sociedades en resistencia. Ya en 1911 los trabajadores del área de Magallanes habían formado la FOM (Federación Obrera de Magallanes), donde coexistirán tendencias socialistas y anarquistas, pero en donde la influencia de éstos últimos será progresivamente mayor con el correr de la década, hasta llegar a ser una federación con características definidamente libertarias. En 1913 se forma la FORCh, para agrupar a las sociedades en resistencia de tendencia libertaria. Hacia fines de 1919, se llama a un gran Congreso Obrero en Santiago, donde asisten delegados de múltiples ciudades del país (Talca, Concepción, Valparaíso, Corral, Antofagasta, Iquique, etc....), aparte de los capitalinos, el que dará nacimiento a la sección chilena de los IWW (Trabajadores Industriales del Mundo- Industrial Workers of the World), con sólidos principios clasistas y que prenderá muy fuerte en todo el movimiento popular de la época. Su declaración de principios comenzaba diciendo "Entre la clase trabajadora y la clase patronal no hay nada en común", para terminar declarando que con la organización industrial de los trabajadores se formaba la estructura de la nueva sociedad dentro del cascarón de la vieja. Entre sus fines explícitos, estaba la lucha en contra del Estado, del Capitalismo, del régimen del trabajo asalariado y por combatir los prejuicios religiosos en las masas populares. Sus métodos de lucha eran la acción directa, el sabotaje y la huelga. Planteaban la necesidad de llevar la lucha frontalmente en contra del sistema capitalista. Entre sus órganos de difusión estarán "Acción Directa" (Santiago), "El Proletario" (Talca), "Mar y Tierra" (Valparaíso), entre otros menores o de gremios. Entre sus más destacados dirigentes estarán Armando Triviño, el "milico" , quien será su primer secretario general, Juan Onofre Chamorro, un destacado dirigente y activista portuario del gremio de los estibadores, Juan Demarchi, obrero carpintero de origen italiano que instruirá en la "cuestión social" al aún adolescente doctor Salvador Allende, Augusto Pinto, y los estudiantes Domingo Gómez Rojas y Juan Gandulfo. No se puede pensar en ningún caso, que la creación de este ente sindical, respondió a una copia mecánica a la experiencia de lucha de los obreros en otros lugares del mundo; no, la creación de los IWW en Chile era fruto de la maduración de la experiencia organizativa y de lucha propia de la clase trabajadora chilena desde fines del siglo pasado a través de las sociedades en resistencia. Venía a coronar el proceso de trabajo sindical comenzado por gente como Magno Espinoza y Luis Olea principiando el siglo. Además, esta organización en Chile, representaba la necesaria convergencia de los trabajadores en todo el mundo, sobre bases internacionalistas, para enfrentar a un sistema global, como es el capitalismo. Consecuente con el internacionalismo, esta organización participaba en 1925 en el segundo congreso, en Amsterdam, de la nueva Asociación Internacional de Trabajadores de corte anarco sindicalista, fundada en Berlín en 1922.
Si bien las disputas entre la FOCh y la IWW y los anarquistas, muchas veces con fundamentos y otras por puro sectarismo (con el que históricamente el socialismo atacó al comunismo anarquista), podían entorpecer el avance del movimiento, en realidad en la práctica y en muchas huelgas, las necesidades impuestas por la propia acción facilitaban la coordinación efectiva entre las dos agrupaciones obreras. Del mismo modo, existían espacios sociales en que anarquistas y la FOCh habían podido trabajar, como la Asamblea Obrera de la Alimentación (1918), instancia en donde se planteaban cuestiones urgentes del movimiento popular, como la carestía de la vida. Los anarquistas también pusieron fuertemente en práctica la unidad obrero-estudiantil. Es así como el secretario de notas del Congreso de 1919 que originará la IWW, será el estudiante Domingo Gómez Rojas, y como durante las huelgas estudiantiles por la Reforma Universitaria en 1922, la IWW se pliega al movimiento. Podemos ver también constantemente votos de "simpatía" en las asambleas de la FECh, hacia los IWW y la FOM. En 1926, se produce una escisión en el movimiento libertario con la fundación de la FORCh, por iniciativa de los obreros gráficos y de un pequeño grupo de gremios no representados en la IWW. Ello, por mayor afinidad con el modelo de federación por gremios (modelo seguido por la FORA argentina), así como producto de discusiones sectarias desde un mínimo grupo de anarquistas "principistas" que saturan la discusión y que se mantenían en posturas puras, las cuales con el paso del tiempo, producirán un alejamiento de los anarquistas de su base social de apoyo.
Las huelgas se sucedieron durante este período, sin que los patrones se mostraran mucho más blandos que a comienzos de siglo en su trato a los obreros "sublevados" pioneros: en 1913 se produce en el puerto de Valparaíso la "huelga del mono", en contra de la obligación a los trabajadores ferroviarios de fotografiarse, ya que con esto se perseguía reprimir a los activistas, en 1917 se declara huelga general de los portuarios; en 1919 comienzan una serie de movimientos huelguísticos por las ocho horas de trabajo; el mismo año en Puerto Natales durante la huelga de los trabajadores del frigorífico Bories, se abre fuego a los huelguistas ocasionando muertes ("la comuna de Puerto Natales"); en 1920 los IWW llaman a una Huelga General en Santiago por la jornada de ocho horas y en contra de la carestía de la vida; en 1921 mueren 130 trabajadores de la oficina salitrera "San Gregorio" víctimas de la represión a la huelga; en 1925 se produce la matanza de obreros huelguistas en La Coruña, al sur de Iquique. Pero como fruto de esta actividad huelguística, se consiguen importantes avances en las condiciones de vida de los trabajadores: se logra la jornada de ocho horas, se logra el descanso dominical, se logra la responsabilidad de los patrones por accidentes de trabajo, se reglamenta el trabajo nocturno, entre otros logros, pero por sobre todo se consigue fortalecer la conciencia de los trabajadores, se logra demostrar que la unidad, la organización y la lucha son las claves para el triunfo y se logra poner en cuestión al mismísimo sistema capitalista en el mundo obrero.
Los anarquistas de este período también realizan dos campañas internacionalistas de hondas repercusiones en el campo popular de ese período: la campaña de defensa a la Revolución Rusa, la cual es entusiastamente saludada por los anarquistas chilenos. Incluso, un titular de la "Verba Roja" llega a decir que la dictadura del proletariado está en camino del comunismo anárquico. Lamentablemente el posterior curso de los acontecimientos, no tardará en disipar dudas sobre el carácter burocrático que adoptaba la revolución, y en como el poder de los soviets, de genuina expresión de la clase obrera y del campesinado ruso, pasaba a convertirse en el poder dictatorial del partido bolchevique por sobre las masas populares. La otra campaña, es por la liberación de los anarquistas italianos en EEUU, Sacco y Vanzetti, los cuales, pese a las grandes protestas y a las campañas por su liberación en todo el mundo, mueren en la silla eléctrica en 1927.
A medida que crece la influencia anarquista, comienza también a crecer la represión hacia estos grupos revolucionarios que adquirían una creciente influencia en el mundo popular. Así vemos en 1918 redactada una ley de residencia que sirve como excusa para expulsar del país a múltiples agitadores anarquistas de origen extranjero, pero de larga residencia en el país, como Aquiles Lemire, Casimiro Barrios, etc. El mismo año se encarcela al redactor del periódico anarquista "La Verba Roja", Julio Rebosio, por negarse a hacer el Servicio Militar, el cual es sometido a terribles vejaciones y torturas propias de épocas de la Inquisición. Vemos también múltiples allanamientos a locales obreros y acusaciones infundadas de "dinamiteros" hacia los anarquistas criollos. En 1911 se realiza un montaje policial en que, a fin de excusar la represión a los anarquistas, los policías ponen dinamita en un convento. También entre 1923 y 1924 habrá una ola de "hallazgos" fraudulentos de dinamita en las sedes de los IWW de Iquique y Santiago, principalmente, lo que servirá como excusa para saquear esos locales y reprimir a un movimiento por razones puramente políticas. Del mismo modo, en 1920, se realiza la famosa "Guerra de don Ladislao": Ladislao Errázuriz, entonces Ministro de Guerra, ordena la movilización de tropas al norte y monta un espectáculo de peligro de guerra con Bolivia y con Perú. Así se logra crear un clima de fiebre patriotera que sirve para distraer a las masas de la crítica situación social del país, y se utiliza el montaje para justificar la represión a los anarquistas y a los IWW, acusados de estar financiados con el oro peruano. Se lleva entonces, adelante uno de los procesos más injustos y vergonzosos en la historia del país, en que se saquea y ataca el local de la FECh, de los IWW, se destruye la imprenta anarquista Númen, se encarcela y tortura por centenares a los más destacados anarquistas de la época (muchos tuvieron que pasar entonces a la clandestinidad). Como resultado de este proceso, muere víctima de las torturas el estudiante Domingo Gómez Rojas. También ese mismo año (1920) se produce el incendio del local de la FOM en Punta Arenas (como coletazo de las matanzas de obreros en la Patagonia Argentina) donde morirán 306 obreros. Esta ola represiva acabará con el establecimiento de la dictadura de Carlos Ibáñez del Campo en 1927, momento en que el anarquismo será duramente reprimido, desarticulado, muchos de sus activistas serán encarcelados, relegados, fusilados, torturados y exiliados.
Durante las tres primeras décadas del siglo XX el movimiento anarquista chileno alcanzó su máximo nivel de difusión e influencia sobre el movimiento obrero, convocando a grandes manifestaciones, huelgas generales y sectoriales, meetings y protestas violentas contra el capitalismo y el estado burgués. En 1926 nació la Federación Obrera Regional de Chile (FORCH), afiliada a la internacional anarquista, Industrial Workers of the World. La influencia del movimiento libertario se hizo presente en el sector estudiantil y entre los intelectuales y artistas, en particular en la llamada generación de 1920. En la década de 1930, el movimiento anarquista entró en abierto conflicto con otras corrientes ideológicas, como radicales, socialistas y comunistas, que propiciaban un sindicalismo legal dependiente de los partidos políticos. Los anarquistas, por el contrario, propugnaban un anarco-sindicalismo libre, independiente de las leyes y del Estado. El Código del Trabajo, dictado en 1931, terminó por integrar a los sindicatos al sistema legal al regular los conflictos laborales, y acabó minando la influencia del anarquismo sobre los sindicatos. Terminada la dictadura de Carlos Ibáñez del Campo, los anarquistas se reagruparon en la Confederación General de Trabajadores (CGT) pero, a pesar de los esfuerzos que hicieron por repudiar el nuevo sistema de asociación, no pudieron evitar la consolidación del sindicalismo legal. Aunque en 1953 participaron en la creación de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), pocos años después ya habían perdido su influencia sobre los movimientos laborales de alcance nacional. Con posterioridad a esta fecha, se mantiene en Chile una presencia atenuada y de baja organización pero real de todos modos. Una presencia que parece despertar entre 1970 y 1973, durante el gobierno de Salvador Allende, que es luego sofocada y se acrecienta en los tramos finales de la lucha contra la dictadura de Augusto Pinochet, que al acabarse, en la década de 1990 marcó la posibilidad de que el anarquismo surgiera como una fuerza que, en la izquierda chilena tradicional estaba totalmente olvidada. Hasta esa época ser “anarco” era como sinónimo de ser un tipo medio raro. Pero el anarquismo comenzó a verse de a poco como una corriente política, que, independiente de lo que uno pudiera pensar sobre ella, tiene todo el derecho de existir.
Entre los actuales núcleos anarco-sindicalistas podemos ubicar a Solidaridad Obrera de Concepción, vinculado a la AIT, y al Grupo Anarquista Germinal, de la localidad de Penco. Mayor desarrollo parecen tener los grupos “especificistas”: la Organización Comunista Libertaria, el Colectivo Agitación Libertaria de Arica, el Movimiento Libertario Joaquín Murieta de Temuco, el Frente de Estudiantes Libertarios y la revista Hombre y Sociedad. Pero encontraremos que la categoría más nutrida es la de aquellos grupos de acción contracultural: la distribuidora y sello Desobediencia, las Ediciones DSOBDC, el fanzine Akción Direkta, el Kolectivo Anarco Punk en Lucha de Valparaíso, la banda Malgobierno, los también punks de Terapia Radial, la Orgánica Anarquista La Idea, el Colectivo Libertario Maldita Cruz, Intoxicación, Ruido Libertario de Copiapó, Ñuñoa Rebelde y Libertaria, Anarquía y una rosa, Bomber, Colectivo Proyecto Urbano Anarquista de Antofagasta, el Nuevo Extremo y la web Subversión. Y al menos dos colectivos feministas: Mujeres Creativas y Amazonas al Choke. En el plano de actuación propio de aquellos núcleos cuyo principal centro de interés está constituido por las instituciones específicamente represivas del Estado mencionaremos a los grupos antimilitaristas GOKE y Ni Casco ni Uniforme así como al grupo de prisioneros políticos Kamina Libre. Por su parte, entre los grupos “autónomos”, como el Colectivo Esperanza Libertaria de la Comuna de Puente Alto, Bandera Negra de Santiago, Senda Libertaria de La Serena, Organización Libertaria ¡J@!, la Coordinadora de Jóvenes Libertarios, Kolectivo de Acción Antifascista, Red Anarquista del Sur y Corriente Revolución Anarquista, entre otros.
No debería llamar la atención la constatación inmediata de que el modelo de organización a construir y sus prácticas distintivas es uno de los principales puntos de desencuentro. En cierto modo, puede decirse que dicho desencuentro remite, en los años inmediatamente anteriores, a la experiencia del Congreso de Unificación Anarco Comunista ; un prematuro intento de convergencia de dicha corriente que cerró su ciclo en el año 2003 y del cual sólo sobreviven sus esquirlas. De ese mismo año 2003 data la separación entre la Organización Comunista Libertaria (OCL) y la Corriente Revolución Anarquista (CRA), agregándose en el año 2005 la escisión del Frente Anarquista Organizado (FAO) ; dicho esto de tal modo sólo para mencionar los fragmentos que mantuvieron una presencia colectiva.
Durante el Congreso de Hermenéutica Libertaria celebrado en la Universidad de Santiago de Chile (Usach) los días 6 y 7 de diciembre de 2007, se trató el anarquismo. En el Congreso no hubo hermenéutica en sentido estricto pero su sola realización en los sobrios espacios de la Escuela de Periodismo de la Usach es un elemento empírico más de confirmación de la acogida progresiva que la temática anarquista viene recibiendo en ámbitos académicos de distintos países latinoamericanos. Digamos, sin entrar en detalles de engorrosa enumeración, que las ponencias en sí abarcaron, con las diversidades y originalidades del caso, buena parte de la temática que los anarquistas suelen frecuentar en este tipo de eventos: la situación del movimiento en el mundo, la relectura de los clásicos, la investigación histórica chilena, la formulación de ciertos problemas teóricos, las características y los fundamentos de una economía autogestionaria, el rescate de los aportes femeninos, la reflexión sobre las modalidades comunicativas, la pedagogía libertaria, los enfoques anarquistas en literatura y artes visuales, etcétera. Los anarquistas mantienen un principio individualista de la libertad de asociación y de separación; afirmando que siendo el valor supremo para el hombre su libertad individual, cada hombre está facultado para no obedecer a ningún otro hombre, para actuar únicamente según su propio arbitrio. Lo que contradice su norma de que los contratos deben cumplirse, siendo que el hombre anarquista queda siempre libre de renunciar a cualquier contrato social... afirmaciones tan discrepantes que ha dado lugar hasta ahora para actuaciones diferentes de quienes se proclaman anarquistas, pudiendo afirmarse de ellos quien sea que busque una excusa para imponer a la fuerza y violentamente sus ideas. Es notable, por lo demás, destacar que en la práctica los anarquistas contemporáneos no aplican su tesis de rechazo a cualquier autoridad en su propia organización, férreamente formada con autoridades que exigen una estricta disciplina, lo que normalmente lleva a la formación de nuevos grupos que se separan del tronco común. Asimismo, cuando se ve como estos grupos emplean muchas veces una violencia irracional, matando inocentes que por casualidad se cruzan con un lugar castigado con una bomba, por ejemplo, uno perfectamente deduce que quien no respeta la vida ajena es porque no respeta la suya propia, es decir, está más que alejado de cualquier ideal de una sociedad justa, sólo posible de estar formada por personas que en principio respetan para ser respetados. No se puede esperar cosechar algo diferente de lo que se ha sembrado. El sucesor de Bakunin, Kropotkin, vio estas contradicciones anarquistas y agregó de su cosecha a la doctrina afirmaciones como de que la ley suprema de la evolución humana es llegar “desde un estado menos feliz al estado más feliz posible”, y otras tan imprecisas como las de su inspirador. Contrario a Bakunin, rechaza la propiedad privada en cualquier forma; admite sólo la propiedad social, y nombra a su sistema “comunismo anarquista”, en que la sociedad entera pone los productos comunes a disposición de todos, rescatando de Marx la norma suprema de la producción y de la distribución final de “a cada uno según su capacidad, a cada uno según su necesidad”.
Hay que reconocer en la doctrina anarquista una gran dosis de idealismo. Al igual que el comunismo parte de una rebelión contra la alienación del hombre siendo su ideal el desarrollo humano, sólo posible estando constituida nuestra sociedad por hombres libres, lo que ha llevado a políticos como Lenin a calificar al anarquismo como un “infantilismo revolucionario”. Refiriéndose a la negación sobre cualquier autoridad, Engels, dijo su frase famosa: “¿Cómo se imagina esta gente que podría funcionar un ferrocarril o un barco sin dirección? Esto no lo han explicado nunca”. En todo caso, la violencia empleada por la extrema izquierda como por la extrema derecha han servido sólo para instalar regímenes más opresores que los combatidos. Esto ha llevado a dictar leyes anti-anarquistas en los países europeos desde antes de 1870. En nuestro continente, el primero es del año 1902: durante la “II Conferencia Internacional Americana”, se firmó un Tratado de extradición y protección contra el anarquismo, firmado por 16 Estados, Norteamérica y los países latinoamericanos, excepto Brasil. Se puede afirmar que históricamente el anarquismo no tuvo y no tiene en ninguna parte resultado viable alguno. Justificar un atentado violento con un dudoso sentido de justicia es una irresponsabilidad. ¿Dónde está el título de legitimidad para cualquier juez que promulgue la violencia? No se puede representar a una clase explotada sin una base de respaldo legal, para eso son los contratos, que, por supuesto, deben ser alejados lo más posible del peligro de arbitrariedad, porque llegar a un contrato justo, es decir racional, es el medio principal para lograr los cambios revolucionarios que todos estamos decididos a realizar. Siendo básico entender que la solución a los problemas del mundo está en que cada uno haga bien su trabajo.
Se dice que las ponencias en la Universidad de Santiago en 2007 tuvieron más aroma a la izquierda revolucionaria latinoamericana de los años 60 y 70 que a otra cosa. Se repitieron cosas como el concebirse a sí mismos como un “partido” que ubica entre sus cometidos “la alfabetización política de las bases sociales en torno a la comprensión de la totalidad”, con la misión de “orientar, conducir y educar”, cuyo papel es “irremplazable en el actual orden de cosas” y que “debe apuntar en la etapa a elevar los niveles de desarrollo de conciencia para que la implementación del poder popular sea real”. Para mayores similitudes con la izquierda setentista, el “partido” también levanta “la bandera de la lucha soberana y popular de liberación, contra el imperialismo y sus aliados”.Afirmación esta última retocada algunos días después haciendo referencia en este caso a “la lucha soberana y popular de liberación contra nuestro enemigo común, el imperialismo y el Estado”; aunque nadie aclaró -en el plano específicamente teórico y previo establecimiento de una relación de igualdad- si el Estado chileno es percibido como un “aliado” del “imperialismo” o si también se lo considera una agencia de dominación con estatuto propio. Hubo preguntas sin responder o cuya respuesta no supimos interpretar. Como ¿La teoría o la acción? ¿la formación de ideas o la propaganda por los hechos? Por lo pronto parecería existir al respecto una diferencia latente pero todavía fraternal, por ejemplo entre quienes se muestran más inclinados a la reflexión y a la elaboración teóricas y aquellos que privilegian la agitación y el enfrentamiento inmediatos. Una expresión común la constituye el trabajo entre la librería-biblioteca Emma Goldman y quienes procuran revitalizar el Instituto de Estudios Anarquistas, que han producido trabajos de recreación histórica y una atención solidaria a la problemática del pueblo mapuche, las experiencias en el ámbito de la contra-información y las acciones en el campo contracultural, como aquellos que escriben un grafitti en las paredes del centro de Santiago donde dice: “Lee a Bakunin”. Ni en los escritos históricos ni en las manifestaciones orales o escritas existe una ideología anarquista definida en la forma que piensan dar al “poder” una vez conquistado, porque sus conceptos relativos a la sociedad ideal final son tan vagos que no soportan análisis posible. Desde Bakunin y Kropotkin se arrastran conceptos calificados por analistas políticos de “simplistas”: rechazan cualquier autoridad, por consiguiente predican la necesidad de la destrucción inmediata del Estado vigente, sea cual sea, incluso del posible Estado posterior a la revolución anarquista, hasta llegar a la sociedad sin clases, última fase sin ninguna etapa de transición. Creen que una vez derribada la clase dominante, los trabajadores serán capaces de dirigir ellos mismos sus empresas y toda la economía social, sin la dirección de una autoridad central, lo que fue una de las causas de la oposición radical que les expresaron Marx y Engels. Para Bakunin la ley suprema de la vida social es la del progreso evolutivo de la humanidad, ley tan vaga que como principio es aceptado por todos. Para lograr este “progreso evolutivo” Bakunin propone tanto rechazar al Estado como al Derecho positivo, porque el estado correspondería a una etapa inferior de la evolución humana (y sería, además, un producto de la religión). Así, afirma que el Estado debe desaparecer, para dar paso a una convivencia social, cuya única norma jurídica es la de que “los contratos deben cumplirse”, algo, asimismo, tan lógico que resulta cosa común; así como su filosofía social predicando que sólo en la sociedad (o la “convivencia social”) el hombre puede alcanzar la realización de su esencia humana, en que las normas aceptadas por “la voluntad general” deber ser aplicadas si es necesario por la fuerza (sin afirmar Bakunin ni ningún otro) cuál sería dicha fuerza, en ausencia del poder estatal o de cualquier autoridad. La sociedad anarquista se haría en base a asociaciones y federaciones cada vez más amplias, que van de los gremios a los municipios, las provincias, los países, las regiones hasta la sociedad humana planetaria, algo en lo que Bakunin, sin dudas, se muestra visionario si pensamos en la Red virtual de Internet, que estamos tejiendo todos, sin importar el lugar en que vivimos, que, incluso en el futuro, más allá desde las estrellas seguiremos tejiendo. Lo que puede hacer pensar que en el futuro el papel de la autoridad será menos importante, pero, considerando el mayor desarrollo se requiere una división del trabajo cada vez mayor, que no puede funcionar sin una cierta dirección central, pero pensar en la total autogestión sin autoridad alguna es una perfecta utopía. Es cierto que hoy día, con la tecnología actual y la comunicación instantánea por primera vez en la historia están dadas las condiciones para hacer llegar a todos los beneficios de la civilización y la cultura. Pero son necesarios cambios estructurales, económicos, sociales y políticos, que sólo comenzamos a vislumbrar, pero estoy convencido de que para dichos cambios que necesitamos hacer no es en absoluto necesario utilizar violencia de algún tipo, y cualquier doctrina que afirme lo contrario es un abuso y está obsoleta.
Una Cumbre Anarquista se desarrolló en Santiago entre el lunes 16 y el lunes 23 de noviembre de 2009, autorizada por las autoridades, desarrollándose todo en forma muy civilizada. Como parte de los actos, el miércoles 18, un grupo de no más de cuarenta personas, simbólicamente, acometió en la cárcel concesionada de Santiago con piedras y rayados, afirmando su principio de rechazo a las penitencias con cárcel que destruye la familia, y por la implementación de penas en educación y trabajo por la comunidad, aspirando a que, antes que nada, todas las familias tengan acceso al trabajo que provee cubrir las necesidades básicas de alimentación, habitación y vestuario. Exigiendo de inmediato la libertad de todos los jóvenes que permanecen internados en ese centro penitenciario, a cambio de educación obligatoria en escuelas como gesto político de las autoridades. Los gendarmes que custodian la otrora Penitenciaría apenas advirtieron disparando al aire un par de veces, mientras que un grupo de carabineros que llegó con sus escudos y un carro lanza aguas para dispersar a los manifestantes, no debió sufrir ningún ataque. Fue todo de lo más normal: los anarquistas realizaron su acto simbólico, tiraron piedras, rayaron un par de muros, y lanzaron sus panfletos al aire; los gendarmes viendo todo desde las ventanas y los altos en actitud alerta; los carabineros dispuestos para intervenir también lanzaron un par de chorros de agua al aire, pero en un instante, todo se dispersó y cada cuál cumplió lo que debía hacer, sin detenidos ni herido alguno. El viernes 20, una llamada anónima alertó al Metro subterráneo de una bomba en una estación concurrida, donde se formó un atoramiento, por lo que al final era una caja con dramáticos cables sobresalientes que conteníía un panfleto alusivo a la causa anarquista en letras recortadas donde se leía, más o menos: “Esto pudo ser una bomba verdadera”. El domingo 22, antes de la reunión final de cierre el lunes, básicamente centrada en estudios como toda la Cumbre Anarquista de Santiago en 2009, se realizó una marcha silenciosa por el centro de Santiago, sin presencia de fuerzas públicas. No se produjo incidente alguno y los manifestantes terminaron disueltos exponiendo sus puntos de vista entre los grupos conversadores a viva de la primera cuadra de Ahumada, y otros se unieron a los jugadores de ajedrez junto a la pérgola de cobre de la Plaza de Armas. Entre los estudios, al igual que fue punto de reflexión en el encuentro realizado en la Universidad de Santiago de Chile en 2007, se concluyó que era ultra prioritario buscar una solución al problema que implica que grupos delictuales, utilizando la violencia antigua, se atribuyan ser parte de ellos tirando al final de sus delitos falsos panfletos anarquistas.
En la Cumbre fue especialmente significativo comprobar que las organizaciones Mapuches radicadas en Santiago luchan con el mismo ímpetu que en el sur del país, pero con más ideas, educación y sin golpes. Manuel Calfiu (27), dirigente de la organización autónoma Meli Wixan Mapu, lucha a diario desde Santiago por las mismas razones que el resto de los mapuches: la restitución de las tierras que milenariamente, dicen, les han pertenecido, el respeto a los derechos humanos y colectivos, la autonomía y, como finalidad última, la auto determinación, vale decir, que ellos como pueblo indígena se encarguen de sus conflictos y problemas, sin que ello implique ser apartado del gobierno chileno, sólo que conservando esencialmente su propia raíz nacional que arranca de lo más profundo del país, y que, en vez de ser cortada, se debe preservar a toda costa exaltando su diferencia, que no es algo que les deba impedir migrar a la capital del país, si lo desean, sin que ellos les signifique perder sus tierras allá en el sur, y serles común al igual que gran parte de los chilenos, tomar el metro y conocer La Moneda y vender sus artesanías sin ser tratados como a los migrantes que llegan de Perú, Ecuador, Argentina, Bolivia y los otros países. “Al final que uno es chileno como el que más”, dice Manuel Calfiu, que debió migrar a Santiago no por elección propia: “Mis padres se vinieron del sur no por elección propia. Ellos llegaron producto del despojo del territorio durante la invasión militar en el proceso de pacificación, como le llamaron, excusándose de despojarnos al aducir que nosotros tomamos las armas, cuando no teníamos armas. Para un Mapuche salir de su tierra es como un exilio, ¿entiendes?”. Sin embargo, reconoce que en su caso, lo que para sus mayores ha sido un dolor largo, para él mismo ha sido una oportunidad de estudiar y luchar por su pueblo: “Santiago es una excelente plataforma, porque es un escenario que nos sirve para manifestar nuestras demandas en forma inteligente y organizada, utilizando las leyes chilenas confiando en que estas serán cumplidas si se trata de la verdad. Por supuesto que las organizaciones del Mapuche que llaman a las armas en el sur están hoy lejos de ser acatadas por todos nosotros, aunque sea más lo que nos une que lo que nos separa, hay quienes dejamos de tenerlos como referencia, lo que no nos hace indiferentes: lo que sucede es que ahora estamos luchando con las mismas armas legales que utiliza el chileno, cuando se enfrenta a la política de oídos sordos y gatillo fácil, que cada vez es más obsoleta, y debemos confiar y actuar pensando en que es así.” El grupo Meli Wixan Mapu tiene su propia forma de lucha. Haciendo ciclos de cine mapuche y cursos de mapudungún pretenden acercar su cultura a la gente, ya que creen que el principal motivo de la discriminación que existe contra ellos, es la ignorancia que los ciudadanos chilenos tienen respecto a sus costumbres. Tienen la certeza de que es ahí donde hay que trabajar. Además, convocan a medios de prensa y ciudadanos comunes y corrientes a sus actividades por medio de sus páginas web, tal como lo hicieron el pasado 12 de octubre en Plaza Italia, para manifestar el rechazo al “Día de la raza”, cita a la que llegaron cientos de personas. Afirma Manuel: “Decir que el movimiento mapuche es armado es un error, porque es un movimiento social y de masas, en el que debe estar comprometido todo el pueblo.”
Otro grupo de jóvenes mapuches reconocidos en la Cumbre Anarquista como ejemplo de civilización son el colectivo Wechekeche ñi trawün, quienes desde Santiago, y, por ejemplo, por medio de la música, con sus ritmos y letras contagiosas, buscan ampliar la conciencia de los chilenos para que entiendan la causa mapuche. Dice Gloria Pulkillanka (21), integrante de Wechekeche: “Buscamos informar con música, llamar a la juventud para que se reconozca como mapuche y que se dé cuenta de la realidad que vive nuestro pueblo unido por la digna sangre Mapuche. Antes éramos flojos, después alcohólicos y ahora nos llaman terroristas. Nos estigmatizan para justificar los robos a nuestras tierras y tradiciones”, dice aludiendo al trato que reciben de los medios de prensa nacionales. Por medio de tocatas y venta de Cds que ellos mismos producen, este grupo de música mapuche difunde su mensaje para que la gente conozca qué pasa en el sur de Chile con su pueblo y se entere de aquello que no aparece en ninguna parte publicado. Afirma: “No compartimos la idea de ocupar las armas para hacerse escuchar”, reconociendo que parte fundamental de su lucha está en despertar conciencia del auxilio legal y práctico que necesitan las familias y comunidades que viven en precarias condiciones especialmente en la IX Región, donde la situación es actualmente crítica. Siendo esta forma de llamar la atención en Santiago a través de la música, una forma válida de combatir, porque como dice una de sus canciones, “para un Mapuche la única derrota es no seguir luchando”. Son hombres y mujeres comprometidos con la lucha por un mundo mejor y más justo, que no se manifiestan por medio de enfrentamientos armados sino que por la cultura y su mejor herramienta: la educación.
En esta Cumbre Anarquista, como la realizada en la USACH el 2007, un elemento novedoso estuvo constituido por ponencias orientadas a dejar planteados algunos puntos de convergencia con el pensamiento anarquista desde las visiones humanista y cristiana, en que se afirmó que a pesar de que a lo largo de la Historia muchos cristianos y anarquistas se han combatido mutuamente, si se observa la teoría y práctica anarquista y la de los primeros cristianos se pueden encontrar evidentes vasos comunicantes. Las diferencias entre ambos movimientos a nivel político son claras. En primer lugar, el cristianismo parte de la prédica en la existencia de Dios y el anarquismo lo niega. En segundo lugar, especialmente durante el siglo XIX y XX, miembros de los dos bandos se combatieron furibundamente. Baste como ejemplo trágico el caso de la Guerra Civil Española. Sin embargo, cabe preguntarse si esos enfrentamientos no tienen que ver con posicionamientos institucionales estratégicos más que con diferencias ideológicas esenciales. Más concretamente con el proceso que lleva a las organizaciones religiosas a identificarse con el orden político social imperante de la época (que tiene como paradigma el sistema feudal medieval) y por lo tanto, a oponerse a todo movimiento humano emancipador como sin lugar a dudas lo es el anarquismo. Pero cada vez más la línea divisoria entre los seres humanos no está constituida por la proclamación explícita de la existencia de Dios o su negación sino por la adhesión o el rechazo a ciertos valores humanos fundamentales. O como lo expresaba el escritor inglés católico G.K. Chesterton con fina ironía: “el problema no está en los que no creen en nada sino en los que se lo creen todo.”
(Fragmento de “Perspectiva de la No-Violencia”)
(c)Waldemar Verdugo Fuentes, 2009

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