5 de abril de 2013

APUNTES SOBRE ÁNGELES.




En un principio era el Vacío. No existía la tierra, ni el aire ni el sueño. Entonces, en este punto del centro sin límites del Vacío, una gota de agua vagabunda rozó polvo venido de una estrella o semilla del tiempo; haciéndose una explosión fenomenal que produjo una luz clara de la que nacieron todas las cosas; el día y la noche, lo mineral, lo vegetal, los animales, y el mar. Hasta la propia red que ahora nos aparta del Vacío. Hay quienes afirman que esta red protectora alrededor de nuestro planeta, en verdad, fue tejida por los ángeles.
   Las alas de los ángeles son como de fina pluma de águila. Sus pie son veloces como la memoria, y la brisa sopla siempre entre su pelo. A ellos les gusta el color amarillo, las plantas, la música y el teatro. Su símbolo son las alas como arreboles en el cielo. Pueden mirar en la luz y en la sombra: siempre nos verán cara a cara. Entre los ángeles prescinden de palabras; basta que uno piense en otro para tenerse juntos. Su mundo está regido por el amor, por eso las personas responsables deben creer en su existencia. Ahora se sabe que los ángeles son representantes del poder divino, y que abandonan a veces las estrellas para enseñar al hombre que no existe ni el tiempo ni la muerte, “que las cosas cambian según los estados de ánimo.
   Otros ángeles existen cuyo batir de alas produce truenos de cuyos ojos surgen los rayos. Uno de ellos quiso gobernar nuestro planeta (cuentan antiguos manuscritos), y enseñó otros secretos del Cielo la humanidad. Por eso fue despojado de sus alas y ahora reina en las profundidades de la Tierra. Desde entonces los ángeles solo testifican en el Bien y fueron nombrados guardianes eternos del destino de los hombres, que vivimos en realidad entre el Cielo y la Tierra.
   Un pescador narra que luego de ver a un ángel quedó al punto curado de su ceguera. Se pueden descubrir en un cuadro, en un grabado antiguo o en el borde de un baúl. En las grandes ciudades, suelen vivir donde se han dejado crecer los árboles azules: las jacarandas. En esta época los ángeles suelen fugarse desde su mundo hasta nosotros por los laberintos del sueño; algo que antes no se había visto.
   “Hay ángeles hombres y mujeres -afirma Immanuel Swedenborg-. Pero no hay procreación entre ellos”. Es común que las personas más sensibles y los que se dedican a oficios del arte los describan y les invoquen, incluso los poco asiduos a estas ideas (Jorge Luis Borges termina uno de sus poemas implorando: “Señor, que al cabo de mis días en la tierra, yo no deshonre al ángel”). Escritores como Milton, los Hermanos Grimm, Gabriela Mistral y Herman Hesse creían en ellos. Todos los seres angélicos de sus películas, Walt Disney aseguraba que él no los había inventado, que los había visto.
   En lo que se refiere a su apariencia, los ángeles tienen las mismas características humanas no-esenciales. Aunque su cuerpo esté deteriorado por enfermedad crónica, incluso enfermedades mentales como la ceguera, la melancolía o tristeza súbita. Lo más común es que su persona refleje armonía. Los ángeles comen y beben (aunque en ciertas épocas dejan de hacerlo); muchos contraen matrimonio que en general mantienen mientras viven; son luminosos y humildes ayudan a  quien se los pida; ellos están protegidos porque se comportan siempre como si estuvieran en presencia de Dios.
   La veracidad, el cumplimiento de lo confiado y transmitir lo que les ha sido ordenado transmitir a la creación de la época en que viven, son cosas esenciales a los ángeles, que son mensajeros del Bien. La mentira es contraria a ellos. Los ángeles no hacen mal ni intencional ni inadvertidamente. La prueba de que existen es que Dios los afirma con milagros, y El no ratifica a un mentiroso. Cuando el enfermo se lo pide, o por el simple amor, puede curar con sus manos. Caminan sobre el agua y pueden estar en dos lugares al mismo tiempo. Se refieren a ellos mismos como “amigos” o iguales entre sí porque se identifican con ciertas dotes naturales, costumbres, aptitudes y maneras de pensar .Su formación se basa en la experiencia (el que comprueba-sabe) y no en argumentos filosóficos. Creen que el conocimiento se alcanza por amor
   Los ángeles en su conjunto constituyen el cielo. Ellos dicen que el bien edifica y el mal destruye, según afirma Swedenborg. Que todo el bien viene de Dios y el mal de su fuerza contraria, aun cuando la única llamada a expandirse sea la fuerza emanada del bien. Los ángeles rehúsan cualquier agradecimiento por sus obras benéficas, incluso se molestan y retiran si se les atribuye la acción a ellos, que son la suma modestia.
   Se sabe que el cielo y la tierra se corresponden totalmente y son dos partes de una misma unidad real. Que el mundo espiritual influye en el mundo natural y viceversa: y los ángeles son los mediadores por excelencia. En Suecia, el notable Swedenborg afirmó que los ángeles llegaban desde el Este, siempre envueltos en una nube de brillante blancura: “a medida que desciende, la nube se vuelve más luminosa hasta que refleja una forma humana perfecta. Las vestiduras de los ángeles son el reflejo del ser interior”. La vestidura interior que traspasa el cuerpo y envuelve la ropa que cubre, ya sea sayal o coraza. Tradicionalmente, el saludo de un ángel es: “Que la paz sea contigo”. Daniel, el profeta bíblico, al arcángel Gabriel lo describe así: “Un hombre vestido de lino, ceñidos los hombros de oro puro: su cuerpo era como de crisolito; su rostro, como el aspecto del relámpago; sus ojos como antorchas de fuego; sus brazos y sus piernas como el fulgor del bronce bruñido, y sus palabras como el rumor de una multitud”.
    Cuando se comunican con las personas comunes y corrientes, ya sea a través del sueño o en cualquiera esquina, los ángeles emplean el idioma de cada cual. La conversación con un ángel suena igual que la de un hombre con otro hombre, Sin embargo, sólo escucha el destinatario y no los que están junto a él. Es una voz que va directamente a los pensamientos y de ahí, por dentro, al oído. Se dice que la sutil vibración de sus palabras puede curar al instante a un enfermo, y que algunos que los han escuchado les imitan, porque la lengua del hombre puede repetir todos los sonidos del Universo. Aunque en general los ángeles son de pocas palabras, siendo su mejor forma de expresarse el afecto: así transmiten en segundos lo que las palabras transmiten en media hora. En ocasiones recurren también al lenguaje escrito, y a algunos de ellos se atribuyen ciertos libros sagrados. Utilizan la escritura para transmitir el bien en un lenguaje cifrado, como en los cuentos de hadas y la poesía. También utilizan la escritura numérica, usualmente atribuida a la tradición mágica de la literatura, cuando no existían las palabras, solo los números, y, por lo mismo, se escribían las ideas con números. Es así que los primeros escritores de temas filosóficos debían ser, en principio, grandes matemáticos. De ellos deriva la escuela de la Qabbalah.
   Muchos ángeles permanecen dormidos ante lo que se hace de día, la lucha cotidiana por la existencia, y vigilan mientras los otros duermen. Ellos mantienen despierta la atención espiritual dormida en los demás.
   Todos los ángeles son iguales por definición y responsables solo ante si mismos de sus logros. Sus conocimientos les llegan por vía del elemento humano, es decir por maestros. Para ellos existen dos maneras de saber: una que deriva de la discusión y otra de la experiencia. La discusión origina conclusiones que nos sentimos impulsados a admitir, pero no causa certidumbre ni despeja dudas para que la mente descanse en la verdad, cosa que solo la experiencia otorga.
   A los ángeles se les conoce por sí mismos, y por ciertas particulares cualidades como esa de que son en general sanadores. Porque la curación de enfermedades, sobre todo las sicosomáticas, se practica normalmente entre ellos como deber natural. Un ángel es un guía que recorre el Camino, por eso se les ha dotado de resplandores mágicos. En el Sendero despejan el velo que cubre los grandes secretos, porque la suya es la más antigua Sabiduría. Los que entienden y penetran el velo son ángeles.
   Ellos permanecen escondidos, en lugar más recóndito aun que los estudiantes de la escuela de los Adivinos. Su secreto sólo es penetrado con la práctica del espíritu de la obra, que no se puede conocer sin poseer la clave. Según historias de la Edad Media, todos los descubrimientos en materia filosófica y científica, y en las artes, son atribuidos a hombres con poderes especiales. Los ángeles de nuestro tiempo pueden leer el pensamiento y saben trasladarse de un lugar a otro en un instante.
   El alma de los ángeles estaba ya embebida en el vino antes de que en la Tierra brotaran las uvas. Por eso aprenden al mismo tiempo varias cosas distintas, y en sus propios niveles de percepción y potencialidad. Los ángeles que hoy viven representan a todos los ángeles que vivieron y a los que vivirán, porque su concepto del tiempo es una interrelación, una continuidad.
   Los ángeles tienen algo en su interior que no puede sufrir menoscabo, aunque acepte la compañía de todos. Dicen que el cuerpo no es diferente del alma porque ambos son parte del Todo. Para ellos la plegaria, el rezo o la oración, tienen una forma, un sonido y una realidad física. Todo lo que posee una palabra, tiene un equivalente físico, y todos los pensamientos tienen una acción. Su verdad la pueden expresar de varias maneras al mismo tiempo. No son hombres de palabras sino de percepción interior. Conocer un ángel es algo que ocurre a una persona y no algo que se premedite.
   La cuestión de la Clave de su conocimiento divino es tan profundo que en le realidad sólo la conocen aquellos que la poseen.
   Para ellos el trabajo es más importante que su mismo objetivo. También les importa pararse, detenerse en un lugar; como igual todos los acontecimientos cambian...
   Dondequiera que estén, los ángeles tratan siempre de ser un amante, por ser para ellos mucho más importante el efecto que la causa, porque el efecto es variado, mientras que la causa es a fin de cuentas solamente una. Dentro del cosmos, su función es ser ellos mismos, y a través del correcto funcionamiento de su ser proyectar su significado. Por eso no existe división entre la personalidad pública y privada de un ángel. Ni en su concepto de que el bien y el mal se entremezclan cuando nos es claro que el bien es lo que agrada y el mal lo que perjudica; aunque esta idea cambie con la situación, la raza y el tiempo. Ellos no temen al infierno ni desean el cielo.
   Cuando son jóvenes se enfrentan a un grave problema: reconocer a su maestro, porque aun no están lo bastante refinados para saber quién puede ser. Antiguas historias hablan de ángeles que vagaron una vida buscando un guía, que es absolutamente esencial por ser quien transmite la magia para alcanzar la comprensión y lograr que se cumpla el deseo del corazón. Cuando van juntos dos de ellos, se ve los dos y a veinte mil mas, porque son luz sobre luz.
   Para los ángeles el mejor medio para transmitir los secretos del Camino es hacerlo de corazón a corazón, por ser la exterior solo la forma más inferior de percibir la realidad. Ellos trabajan en todas partes y en todo tiempo y no confunden lo decorativo con lo específico ni lo literal con lo simbólico. Su ciencia no es del mundo, es del Universo. No están limitados pero pueden verse obligados a mostrarse de esta manera.
   Se puede llegar a un ángel a través de complejas instrucciones aunque también el camino se puede conocer a través de una gota de agua. Los ángeles son quienes hoy hacen lo que otros hacen tres días después. El amor humano puede elevar a cualquier hombre a la calidad de ángel. Para ellos la creación es una actividad. Si tú recibes la visita de uno, recuerda  que el pan duro es suficiente para ellos. Cuanto se admira  en las realizaciones da los mensajeros es como una gota ante el océano comparada con los verdaderos logros, que están ocultos mientras se vea solo la faz externa de lo que nos rodea en este instante.
   Los ángeles no pronuncian a solas palabras que no puedan repetir ante mil personas, y rompen con los que siendo como ríos pequeños hacen ruido. Nunca se dirigen a los que olvidan que el río caudaloso no hace ruido. Ellos son como el sándalo que perfume la mano que lo hiere. Muren en un día fijado. Es cierto.

Fragmento de "Formas de ángeles"
Por Waldemar Verdugo Fuentes
(Publicado en papel vegetal en revista Vogue y diario UnoMásUno, México)